GREAT FREEDOM. Austria, 2021. Un film de Sebastian Meise. 117 minutos
Basado en hechos reales, el realizador austríaco Sebastian Meise rememora un drama acaecido en Alemania en un pasado no muy lejano con la persecución realizada a la comunidad homosexual.
Muchos prisioneros que por homosexuales fueron enviados a los campos de concentración durante la Segunda Guerra, después de haber concluido el conflicto bélico el drama prosiguió para ellos al ser trasladados a sórdidas cárceles de Alemania Occidental. Eso se ha debido al infame Parágrafo 175 de la legislación germana que fue introducido en 1872 con el propósito de penalizar la actividad homosexual.
Si bien este tema fue objeto del muy buen documental Parágrafo 175 realizado en 2000 por Rob Epstein y Jeffrey Friedman, el film de ficción de Meise basado en su guión escrito con Thomas Reider aborda con envergadura dramática el mismo tópico a través de un estudio caracterológico enfocando al judío homosexual Hans Hoffman (Franz Rogowski).
El relato que transcurre en 1945, 1957 y 1968 muestra a Hans entrando al centro penitenciario después de haber sido arrestado por mantener relaciones sexuales en un baño público; durante 23 años saldrá por poco tiempo de la cárcel para reingresar a la misma por similares razones.
Filmado con gran meticulosidad, el director describe el vía crucis de su protagonista sujeto a un continuado maltrato por parte de los guardianes de la prisión y que debido a sus continuas rebeldías contra el sistema penitenciario, es frecuentemente aislado en una celda oscura privándole de su ropa con excepción del calzoncillo cubriendo sus genitales.
Durante su estancia Hans conoce a Viktor (Georg Friedrich), un convicto que ha sido condenado por haber matado a su esposa y a su amante con quien lo había engañado. Este individuo profundamente machista y virulento homófobo se resiste a compartir su celda con un gay; con todo, el transcurso del tiempo permitirá que la tensa repulsión inicial entre estos dos seres ceda paso a un vínculo de comprensión y afecto desembocando en un lazo de gran amistad donde ambos se vuelven estrechamente confidentes.
La interpretación de Rogowski es estupenda no solamente cuando transmite en palabras su ira, frustración y el cúmulo emocional de haber quedado bajo rejas por su orientación sexual, sino también a través del lenguaje corporal en el que sus gestos y miradas denotan sus albergados sentimientos. A su lado Friedrich expresa la desazón de un individuo que a pesar suyo encuentra en las drogas una vía de escape; en tal sentido, no deja de emocionar los esfuerzos que Hans realiza para ayudarlo a emerger en sus estados de trance.
Con la eliminación del Parágrafo 175 de la legislación germana no hay motivo para que Hans siga encarcelado. Eso conduce a una secuencia culminante, donde magníficamente el realizador ilustra cómo la libertad adquirida por el protagonista de esta historia puede resultar menos atractiva que su acostumbrada vida en prisión.
Utilizando el caso de Hans Hoffmann el film ejemplifica el triste destino de muchos seres humanos que en similares condiciones vieron sus vidas destruidas; lo más lamentable es que sus historias hayan desaparecido en los legajos de la burocracia.
Este sólido drama ha sido merecidamente distinguido con el Premio del Jurado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2021. Jorge Gutman