Un Clá­si­co para Disfrutar

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

KOO­ZA

Des­pués de estar ausen­te por espa­cio de tres años debi­do a la peno­sa pan­de­mia, el Cir­que du Soleil reanu­da sus acti­vi­da­des con Koo­za. Esta pro­duc­ción que fue obje­to de un gran suce­so por par­te de la audien­cia y de la crí­ti­ca en oca­sión de su estreno en 2007 aho­ra retor­na a Mon­treal en la tra­di­cio­nal Gran Car­pa del Vie­jo Puer­to don­de habrá de per­ma­ne­cer has­ta el 14 de agos­to de 2022.

Mane­jo de aros (Foto: Cir­que du Soleil)

Como en la mayor par­te de los espec­tácu­los pre­sen­ta­dos por el excep­cio­nal con­jun­to artís­ti­co, la his­to­ria es una mera excu­sa para la pre­sen­ta­ción de diver­sos núme­ros que apa­sio­nan al públi­co que los con­tem­pla. En tal sen­ti­do, según infor­ma el mate­rial de pren­sa, el argu­men­to de Koo­za rela­ta los por­me­no­res de un inge­nuo paya­so que tra­ta de encon­trar su sitio en el mun­do, entre su fuer­za y fra­gi­li­dad, tumul­to y armo­nía, al pro­pio tiem­po que se topa con risue­ños personajes.

La doble cuer­da flo­ja (Foto: Cir­que du Soleil)

Con un elen­co de 50 artis­tas, inclu­yen­do acró­ba­tas, atle­tas, músi­cos y can­tan­tes pro­ve­nien­tes de Aus­tra­lia, Bie­lo­rru­sia, Bra­sil, Cana­dá, Colom­bia, Espa­ña, Esta­dos Uni­dos, Fran­cia, Ita­lia, Mol­da­va Mon­go­lia, Rusia y Tri­ni­dad Toba­go; todos ellos con­tri­bu­yen para que el espec­tácu­lo cobre nota­ble dimen­sión a tra­vés de esce­nas sor­pren­den­tes no exen­tas de ten­sión como al pro­pio tiem­po sazo­na­das con buen humor.

El bai­le de los esque­le­tos (Foto: Cir­que du Soleil)

Den­tro de sus varia­dos núme­ros, hay algu­nos de los mis­mos que se des­ta­can por su remar­ca­ble auda­cia; así “la rue­da de la muer­te” pro­du­ce una indes­crip­ti­ble emo­ción vien­do a dos super atle­tas des­pla­zán­do­se a tra­vés de dos rue­das rotan­do a gran velo­ci­dad. No menos impre­sio­nan­te es el núme­ro “dúo de mono­ci­clo” en el que dos ave­za­dos acró­ba­tas rea­li­zan asom­bro­sas pirue­tas mien­tras van peda­lean­do una mono­ci­cle­ta. Asi­mis­mo, estu­pe­fac­ción pro­vo­ca la secuen­cia “doble cuer­da flo­ja” en don­de varios arries­ga­dos artis­tas man­te­nien­do un increí­ble equi­li­brio van tran­si­ta­do por una doble cuer­da flo­ja. Para con­cluir con esta enu­me­ra­ción de nin­gún modo exhaus­ti­va, cabe citar “equi­li­brio sobre sillas” con la impre­sio­nan­te para­da de mano rea­li­za­da por un equi­li­bris­ta a tra­vés de una torre de sillas que nun­ca desbordan.

La rue­da de la muer­te (Foto: Cir­que du Soleil)

Artí­fi­ce de este aplau­di­do show es David Shi­ner, el direc­tor escé­ni­co, quien siem­pre anhe­ló con­cre­tar una obra que refle­ja­ra el uni­ver­so inte­rior de un clown y que final­men­te lo ha logra­do aquí con la cola­bo­ra­ción de Ser­ge Roy como direc­tor de la crea­ción. En los fac­to­res téc­ni­cos de pro­duc­ción cabe dis­tin­guir la esce­no­gra­fía de Stépha­ne Roy cuya atmós­fe­ra ambien­tal es la de una pla­za públi­ca que reavi­va las memo­rias del cir­co de anta­ño; igual­men­te des­ta­ca­ble es la mara­vi­llo­sa y colo­ri­da ilu­mi­na­ción de Mar­tin Labrec­que que en todo momen­to se aso­cia con cada una de las esce­nas lúdi­cas y fan­tás­ti­cas del show. Ren­glón apar­te mere­ce el dise­ño del des­lum­bran­te ves­tua­rio de Marie-Chan­ta­le Vai­llan­court inte­gra­do por más de 175 atuen­dos y cer­ca de 160 som­bre­ros, ade­más de zapa­tos, acce­so­rios y pelu­cas. Tenien­do en con­si­de­ra­ción el fun­da­men­tal papel que jue­ga la acro­ba­cia, André Simard es el gran crea­dor de su con­te­ni­do; bas­ta solo pen­sar la inge­nio­si­dad apli­ca­da para que el esque­le­to acro­bá­ti­co haya sido ple­na­men­te alcan­za­do, tal como se apre­cia en los movi­mien­tos aéreos, en la cuer­da flo­ja y en los gigan­tes­cos sal­tos rea­li­za­dos a 10 metros del nivel del sue­lo. Nota­ble es la simé­tri­ca coreo­gra­fía de Cla­ren­ce Ford ins­pi­ra­da en gran par­te en las cul­tu­ras pop y urba­na como así tam­bién en vode­vi­les y come­dias musi­ca­les acuá­ti­cas de las déca­das del 40 y 50. A los nom­bres men­cio­na­dos cabe agre­gar los de Flo­ren­ce Cor­net en la con­cep­ción del maqui­lla­je, Rogé Fran­co­eur en los acce­so­rios, Jean-Fra­nçois Côte en la músi­ca y Jonathan Deans con Leon Rothen­berg en el dise­ño de sonido.

En esen­cia, Koo­za es un espec­tácu­lo que por su excep­cio­nal cali­dad pro­vo­ca un gran entu­sias­mo en la audien­cia y que rati­fi­ca una vez más el pres­ti­gio mun­dial del Cir­que du Soleil.

Home­na­jean­do a la Rei­na Isa­bel II

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

ELI­ZA­BETH: A POR­TRAIT IN PARTS. Gran Bre­ta­ña, 2021. Un film de Roger Michell. 89 minutos

El rea­li­za­dor Roger Michell, falle­ci­do en sep­tiem­bre de 2021 poco tiem­po des­pués de haber con­clui­do el roda­je de Eli­za­beth ofre­ce en su tra­ba­jo pós­tu­mo un home­na­je a la Rei­na Eli­za­beth II. A tra­vés de su per­so­nal enfo­que estruc­tu­ra­do como un colla­ge efec­túa un retra­to en frag­men­tos tra­tan­do de huma­ni­zar a la legen­da­ria monar­ca que aca­ba de cum­plir 96 años y es la sobe­ra­na con mayor anti­güe­dad en el trono. Este docu­men­tal basa­do exclu­si­va­men­te en mate­rial de archi­vos resul­ta opor­tuno tenien­do en cuen­ta que en los pri­me­ros días de junio de este año Gran Bre­ta­ña fes­te­ja­rá el Jubi­leo de Pla­tino con­me­mo­ran­do los 70 años de su ascen­sión al trono.

Con la edi­ción de Joan­na Crick­may, el docu­men­tal no sigue un orden cro­no­ló­gi­co sino que a mane­ra de esbo­zos o par­tes suel­tas que van y vie­nen a tra­vés del tiem­po va refle­jan­do face­tas de la monar­ca a lo lar­go de su existencia.

Así en el pri­me­ro de los seg­men­tos titu­la­do “El dis­cur­so de la Rei­na” se la con­tem­pla en uno de sus pri­me­ros men­sa­jes navi­de­ños trans­mi­ti­dos por la radio. En el siguien­te deno­mi­na­do “Ma’am” se des­ta­ca que la per­so­na que es intro­du­ci­da a un encuen­tro con la rei­na en el pri­mer salu­do debe diri­gir­se a ella dicien­do “Su Majes­tad” para pos­te­rior­men­te hacer­lo con “ma’am” (apó­co­pe de mada­me); pre­ci­sa­men­te esas son las indi­ca­cio­nes sumi­nis­tra­das a Lee Kuan Yew, pri­mer minis­tro de Sin­ga­pur des­de 1959 has­ta 1990, en su visi­ta a la sobe­ra­na. En el capí­tu­lo “In the Sadd­le” se asis­te al pla­cer que ella expe­ri­men­ta en el depor­te de la equi­ta­ción como asi­mis­mo su afi­ción de asis­tir a las carre­ras de caballo.

De mane­ra sal­pi­ca­da se pasa revis­ta a epi­so­dios de su infan­cia, su boda con el prín­ci­pe Phi­lip, el fune­ral de su padre el rey Geor­ge VI en febre­ro de 1952, así como su coro­na­ción del 2 de junio de 1953 por­tan­do la pesa­da coro­na de dia­man­tes sobre su cabe­za. Obvia­men­te no fal­tan los nume­ro­sos via­jes empren­di­dos al exte­rior como los rea­li­za­dos a Ale­ma­nia a mane­ra de recon­ci­lia­ción por lo acon­te­ci­do duran­te la Segun­da Gue­rra, como así tam­bién su visi­ta a Corea del Sur en 1985; asi­mis­mo se des­ta­ca sus reunio­nes con varios de los pri­me­ros minis­tros que gober­na­ron a lo lar­go de sus 7 déca­das de rei­na­do y sus encuen­tros con jefes de gobierno.

Refle­jan­do algu­nos aspec­tos dra­má­ti­cos, el capí­tu­lo “Horri­bi­lis” alu­de al funes­to incen­dio que en 1992 des­tru­yó par­te del Cas­ti­llo de Wind­sor, ame­na­zan­do el valio­so teso­ro pic­tó­ri­co cobi­ja­do en su inte­rior y cómo ese des­afor­tu­na­do inci­den­te la entris­te­ció considerablemente.

En el aspec­to fami­liar, el docu­men­tal ilus­tra el amor hacia sus hijos, nie­tos y la román­ti­ca his­to­ria amo­ro­sa con su mari­do. Asi­mis­mo tam­bién des­ta­ca la pre­sen­cia de la prin­ce­sa Dia­na; en tal sen­ti­do, cuan­do se pro­du­jo su muer­te, la Rei­na se pro­nun­ció elo­gio­sa­men­te sobre su per­so­na días des­pués de su falle­ci­mien­to tras las crí­ti­cas que emer­gie­ron por no haber­se pro­nun­cia­do inme­dia­ta­men­te des­pués del deceso.

Mit­chell des­ta­ca a Eli­za­beth como una cele­bri­dad que es ado­ra­da por mul­ti­tu­des y a quien ella les salu­da con una afa­ble son­ri­sa.. Entre sus admi­ra­do­res se halla el ex Beatle Paul McCart­ney quien en un clip cómo admi­ra­ba a la rei­na en su eta­pa ado­les­cen­te. Intere­san­te es ver cómo ella se con­ver­tía en la prin­ci­pal atrac­ción cuan­do asis­tía a pre­mie­res de fil­mes, superan­do en popu­la­ri­dad a super divas del sép­ti­mo arte como lo fue­ron Marilyn Mon­roe y Sofía Loren, entre otras. Y a pro­pó­si­to de estre­llas del cine, el direc­tor efec­túa com­pa­ra­cio­nes entre la sobe­ra­na y Audrey Hep­burn y Eli­za­beth Tay­lor inclu­yen­do rápi­dos extrac­tos de Roman Holi­day (1953) y Cleo­pa­tra (1963).

Sin que exis­ta una pre­ci­sa narra­ti­va, el docu­men­tal no agre­ga mucho más de lo que ya se ha vis­to en opor­tu­ni­da­des ante­rio­res a tra­vés del cine, tea­tro y tele­vi­sión inclu­yen­do entre otros ejem­plos el exce­len­te film The Queen (2006) de Stephen Frears con la remar­ca­ble actua­ción de Helen Miren así como la extra­or­di­na­ria serie The Crown don­de en su cuar­ta tem­po­ra­da Oli­via Col­man ani­ma mag­ní­fi­ca­men­te a la Eli­za­beth de edad madu­ra. Con todo, este docu­men­tal ade­más de aña­dir esce­nas humo­rís­ti­cas de pro­gra­mas tele­vi­si­vos y la intro­duc­ción de dibu­jos ani­ma­dos repre­sen­tan­do a su majes­tad, el direc­tor deseó refle­jar a un ser humano que con resi­lien­cia y estoi­cis­mo dedi­có su vida ente­ra actuan­do como el sím­bo­lo más impor­tan­te del Rei­no Uni­do a fin de man­te­ner la uni­dad y esta­bi­li­dad del mismo.

Como nota adi­cio­nal, varios de los clips exhi­bi­dos van acom­pa­ña­dos de agra­da­bi­lí­si­mos moti­vos musi­ca­les inclu­yen­do entre otros, Let me enter­tain you, Mona Lisa, Cheek to Cheek, Our Hou­se y La Vie en Rose.  

Como un even­to espe­cial este docu­men­tal será pre­sen­ta­do el 20, 24, 25 y 28 de Mayo en varias salas de Cine­plex.

Un Trá­gi­co Drama

LUCIA DI LAM­MER­MOOR 

Como penúl­ti­ma pro­duc­ción de la actual tem­po­ra­da del MET que se trans­mi­te en direc­to a los cines del mun­do se podrá asis­tir a la repre­sen­ta­ción de la ópe­ra Lucia di Lam­mer­moor, una de las más impor­tan­tes crea­cio­nes líri­cos de Gae­tano Doni­zet­ti cuyo libre­to en ita­liano de Sal­va­to­re Cam­ma­rano está basa­do en la nove­la The Bri­de of Lam­mer­moor de Sir Wal­ter Scott. La ópe­ra fue estre­na­da en el Tea­tro de San Car­los de Nápo­les en sep­tiem­bre de 1835.

Javier Cama­re­na y Nadi­ne Sie­rra (Foto: Marty Sohl)

La his­to­ria que ori­gi­nal­men­te trans­cu­rre en las coli­nas de Lam­me­moor de la Esco­cia del siglo XVI ha sido tras­la­da­da por el direc­tor escé­ni­co Simon Sto­ne a la épo­ca actual. El rela­to se cen­tra en Lucia Ash­ton, una joven men­tal­men­te frá­gil que vive un apa­sio­na­do roman­ce con Edgar­do de Ravens­wood, jurán­do­se amor eterno; sin embar­go la ene­mis­tad entre la fami­lia de Lucia y la de los Ravens­wood moti­va­rá que la joven sea la prin­ci­pal víc­ti­ma de ese fuer­te víncu­lo amo­ro­so. Así su mali­cio­so her­mano Enri­co Ash­ton a tra­vés de fal­sas prue­bas con­ven­ce a Lucia que su ena­mo­ra­do la trai­cio­na y ade­mas la fuer­za a casar­se con Artu­ro Buc­klaw, el hom­bre por él ele­gi­do. Con­ven­ci­da de la des­leal­tad de su aman­te, ella acep­ta a Artu­ro en tan­to que el ino­cen­te Edgar­do, igno­ran­do lo suce­di­do, acu­sa a Lucia de haber fal­ta­do a su pro­me­sa. El cli­max de esta his­to­ria se pro­du­ce en la noche de bodas cuan­do Lucía sal­va­je­men­te acu­chi­lla a su espo­so; ese hecho con­du­ci­rá a su locu­ra desem­bo­can­do en un des­en­la­ce trágico.

Nadi­ne Sie­rra y Arthur Rucinsky ( Foto: Marty Sohol)

En esta ópe­ra Doni­zet­ti logra una exce­len­te cons­truc­ción dra­má­ti­ca que se armo­ni­za per­fec­ta­men­te con la sun­tuo­sa rique­za meló­di­ca. Duran­te déca­das, esta obra se con­si­de­ró como una pie­za de luci­mien­to para sopra­nos de colo­ra­tu­ra y no era muy cono­ci­da en el reper­to­rio ope­rís­ti­co. Por la gran inten­si­dad vocal y tea­tral reque­ri­da para el per­so­na­je prin­ci­pal, ha sido des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial, cuan­do un núme­ro de exce­len­tes sopra­nos la hicie­ron tras­cen­der. En tal sen­ti­do cabe men­cio­nar la impre­sio­nan­te actua­ción de María Callas tan­to en La Sca­la (1952) como en Ber­lín (1954 – 55), pos­te­rior­men­te Joan Suther­land en la Royal Ope­ra Hou­se del Covent Gar­den (1959,1960) y ya más recien­te­men­te Nata­lie Des­say en el MET (2007, 2011) y la extra­or­di­na­ria carac­te­ri­za­ción rea­li­za­da por Anna Netreb­ko igual­men­te en el MET (2009).

Nadi­ne Sie­rra (Foto: Marty Sohl)

Para esta pro­duc­ción de Sto­ne es la soprano ame­ri­ca­na Nadi­ne Sie­rra quien inter­pre­ta el rol titu­lar; la artis­ta que ya ha demos­tra­do poseer una remar­ca­ble fuer­za vocal y tea­tral asu­me el desa­fío impues­to por el aria más difi­cul­to­so de esta ópe­ra como lo es “Oh, gius­to cielo!…Il dol­ce suono”  que Lucia can­ta en el ter­cer acto. A su lado actúa el pres­ti­gio­so tenor mexi­cano Javier Cama­re­na en el rol de su aman­te Edgar­do. Igual­men­te par­ti­ci­pan el barí­tono pola­co Artur Rucinsky como Enri­co y el bajo bri­tá­ni­co Matthew Rose can­tan­do el rol del Pas­tor Raimondo.

En roles de apo­yo com­ple­tan el elen­co el tenor Alok Kumar como Nor­manno, la mez­zo soprano Debo­rah Nans­teel como Ali­sa y el tenor Eric Ferring como Arturo.

El maes­tro ita­liano Ric­car­do Friz­za diri­ge la orques­ta del MET y Sara Erde está a car­go de la coreó­gra­fa. Ali­ce Babid­ge y Blan­ca Añón son las dise­ña­do­ras del ves­tua­rio en tan­to que James Farn­com­be es res­pon­sa­ble del dise­ño de iluminación.

Esta ópe­ra estruc­tu­ra­da en 3 actos será can­ta­da en el idio­ma ori­gi­nal ita­liano con sub­tí­tu­los en inglés y en Cana­dá será trans­mi­ti­da en direc­to en las salas de Cine­plex el 21 de mayo de 2022 y nue­va­men­te difun­di­da el 9 y 11 de julio de 2022.

Peque­ña Mamita

PETI­TE MAMAN. Fran­cia, 2021. Un film escri­to y diri­gi­do por Céli­ne Sciam­ma. 72 minutos.

Céli­ne Sciam­ma, la rea­li­za­do­ra de Por­trait de la jeu­ne fille en feu que en 2019 fue calu­ro­sa­men­te aco­gi­da en el Fes­ti­val de Can­nes 2019 retor­na con Peti­te Maman, una bella his­to­ria que explo­ra el encan­ta­dor mun­do de la infan­cia. Si como el refrán lo seña­la que “lo bre­ve si bueno, dos veces bueno” eso bien pue­de apli­car­se aquí don­de en esca­sos 72 minu­tos la direc­to­ra que es asi­mis­mo auto­ra del guión nos entre­ga una exce­len­te película.

Joséphi­ne Sanz y Gabrie­lle Sanz

Todo comien­za en un geriá­tri­co don­de resi­día la que­ri­da abue­la de Nelly (Joséphi­ne Sanz) de 8 años de edad que aca­ba de morir y que lamen­ta­ble­men­te la niña no tuvo la oca­sión haber podi­do des­pe­dir­se de ella como era su deseo. De allí acom­pa­ña a su madre Marion (Nina Meu­ris­se) a la casa de la difun­ta ubi­ca­da en una zona bos­co­sa a fin de vaciar los mue­bles y estan­tes don­de su padre (Stépha­ne Varu­pen­ne) las está aguar­dan­do. Angus­tia­da por el dolor, Marion aban­do­na el lugar en tan­to que su mari­do se ocu­pa de con­cluir la tarea de emba­la­je acom­pa­ña­do de su hiji­ta. En ese lap­so Nelly cono­ce a Marion (Gabrie­lle Sanz), una niña de su mis­ma edad que está a pun­to de ser ope­ra­da. Entre ambas se for­ja una gran amis­tad don­de una pare­ce ser el espe­jo de la otra como si fue­ran her­ma­nas geme­las, hecho que no es extra­ño por­que lo son en la vida real.

En el trans­cur­so del par de días que se fre­cuen­tan, a tra­vés de sus ima­gi­na­cio­nes las niñi­tas con­vi­ven en un mun­do mági­co; así van arman­do una caba­ña en el bos­que, simu­lan inter­pre­tar una obra de tea­tro que ellas crea­ron don­de una de ellas es la peque­ña mami­ta de la otra y asi­mis­mo demues­tran sus habi­li­da­des culi­na­rias coci­nan­do panqueques.

La des­crip­ción que efec­túa Sciam­ma es real­men­te enco­mia­ble. Su rea­lis­ta narra­ción cobra abso­lu­ta auten­ti­ci­dad gra­cias a las excep­cio­na­les inter­pre­ta­cio­nes logra­das de las her­ma­ni­tas Joséphi­ne y Gabrie­lle; lle­van­do sobre sus hom­bros todo el peso de la pelí­cu­la ellas trans­mi­ten con inmen­sa ter­nu­ra el uni­ver­so infan­til. Este genui­na­men­te con­mo­ve­dor y nos­tál­gi­co cuen­to de hadas tie­ne el méri­to de lle­gar a todo tipo de audien­cia y por su alto nivel de cali­dad es deci­di­da­men­te reco­men­da­ble. Jor­ge Gutman

Soñan­do con el Vue­lo Espacial

GAGA­RI­NE. Fran­cia, 2020. Un film de Fanny Lia­tard y Jérémy Trouilh. 97 minutos

En su pri­mer lar­go­me­tra­je los direc­to­res Fanny Lia­tard y Jérémy Trouilh ofre­cen una sin­gu­lar his­to­ria real entre­mez­cla­da con la fan­ta­sía gene­ra­da por su prin­ci­pal per­so­na­je. De allí que el espec­ta­dor debe­rá dejar en par­te su racio­ci­nio a fin de dis­fru­tar ple­na­men­te del film.

La acción se desa­rro­lla en Gaga­ri­ne, uno de los subur­bios de París en el que a tra­vés de mate­rial de archi­vo se pue­de ver a Yuri Gaga­ri­ne, el pri­mer astro­nau­ta del espa­cio, visi­tan­do en 1963 esa zona con­for­ma­da por inmen­sos blo­ques de 10 edi­fi­cios con 370 uni­da­des habi­ta­cio­na­les cons­trui­das en Ivry-sur-Sei­ne. A la hora de la ver­dad ese sitio que tan­tas espe­ran­zas había alber­ga­do para su revi­ta­li­za­ción se con­vir­tió con el paso de los años en un lugar mar­gi­nal e insa­lu­bre, lo que con­du­jo a que los ser­vi­cios muni­ci­pa­les dis­pu­sie­ran su demo­li­ción que final­men­te se con­cre­tó en agos­to de 2019. En con­se­cuen­cia, el rela­to basa­do en el guión de los rea­li­za­do­res y Ben­ja­min Char­bit se cen­tra en enfo­car la vida de sus habi­tan­tes en los últi­mos días antes de ser eva­cua­dos y realo­ja­dos en otros sitios.

Alsé­ni Bathily

Entre sus resi­den­tes se encuen­tra You­ri (Alsé­ni Bathily), un inte­li­gen­te ado­les­cen­te de 16 años deseo­so de ser astro­nau­ta que per­te­ne­ce a una humil­de fami­lia de inmi­gran­tes. Habien­do trans­cu­rri­do toda su vida en uno de los edi­fi­cios, al impo­ner­se que pron­to serán derrum­ba­dos se embar­ca en una misión de res­ca­te con sus ami­gos Hous­sam (Jamil McCra­ven) y Dia­na (Lyna Khou­dri), una chi­ca gitana.

Cuan­do el equi­po que tie­ne a su car­go el derri­ba­mien­to está pre­pa­ra­do para ini­ciar­lo, You­ri que­da solo en uno de los depar­ta­men­tos eva­cua­dos y es ahí que el rela­to adquie­re un carác­ter surrea­lis­ta a par­tir del momen­to en que él, obse­sio­na­do con los vue­los espa­cia­les, da rien­da suel­ta a su ima­gi­na­ción recrean­do el lugar en una mini nave espa­cial con un inver­na­de­ro en su inte­rior. De este modo con acer­ta­do cri­te­rio los direc­to­res logran que la segun­da mitad del rela­to adquie­ra un tono de rea­lis­mo mági­co, real­za­do visual­men­te por la logra­da foto­gra­fía de Vic­tor Seguin y el efi­caz dise­ño de pro­duc­ción de Marion Burger.

Den­tro del mar­co cen­tral del rela­to, los nove­les rea­li­za­do­res refle­jan la reali­dad social de inmi­gran­tes que no han podi­do esca­par del nivel de pobre­za, la soli­da­ri­dad pre­va­le­cien­te en la comu­ni­dad veci­nal como asi­mis­mo exal­tan­do el valor de la amis­tad. Con un satis­fac­to­rio elen­co, des­ta­cán­do­se Bathily en su pro­mi­so­rio debut, Lia­tard y Trouilh ofre­cen una gra­tí­si­ma pelí­cu­la nutri­da de humano con­te­ni­do. Jor­ge Gutman