MURINA. Croacia-Brasil-Estados Unidos-Eslovenia, 2021. Un film de Antoneta Alama Kusijanović. 96 minutos
Con los buenos antecedentes de haber obtenido la Cámara de Oro al mejor primer film exhibido en el festival de Cannes de 2021 y con Martin Scorcese como productor ejecutivo Murina es un muy buen drama de la novel directora Antoneta Alama Kusijanović. En un guión que le pertenece con la colaboración de Frank Graziano, la historia relatada permite crear en su inicio una sutil tensión que se va intensificando a lo largo de su desarrollo.
La acción transcurre en una idílica isla croata donde su visión se asemeja a una fotografía turística que invita a visitar sus hermosas playas frente al intenso mar azul. Allí habita la joven Julija (Gracija Filipović) con su padre Ante (Leon Lučev) y su madre Nela (Danica Curcic). La especial atracción que el mar Adriático ejerce en Julija la motiva a zambullirse con frecuencia, compensando en parte el descontento que experimenta. Desde el comienzo se hace evidente cómo ella sufre interiormente el brutal trato que le dispensa su autoritario progenitor a la vez que contempla cómo su madre lo tolera sometiéndose a su voluntad sin protestar.
El relato adquiere impulso cuando Javier (Cliff Curtis) arriba al lugar; él es un empresario millonario y amigo de juventud de Ante quien lo ha invitado para proponerle su asociación en un ambicioso proyecto que consiste en transformar la isla en un paraíso turístico que habrá de redituarles un gran beneficio. A partir de allí se va creando un clima enrarecido cuando Nela comienza a flirtear con Javier y al propio tiempo Julija ve en el huésped la forma de poder liberarse de su castrador y tiránico padre. Es aquí que se produce el enfrentamiento de las dos mujeres tratando de seducir a Javier como así también la violenta reacción de Ante al descubrir las intenciones de su hija. De este modo el film va adquiriendo el carácter de un thriller en donde todo está preparado para que la tóxica relación de la muchacha con su progenitor llegue a estallar.
El elenco se desempeña remarcablemente destacando en especial la notable caracterización de Filipović como la joven ansiosa de lograr su independencia así como la de Lučev animando al despreciable machista quien es consciente de que su familia lo detesta. Por su parte la fotografía de Hélène Louvart capta magníficamente la belleza de la isla realzada por el colorido del ardiente mar que se convierte en un personaje adicional de esta historia.
Este drama exponiendo el dominante patriarcado en la región de los Balcanes demuestra la inusual madurez de Kusijanović como realizadora, constituyendo una muy buena carta de presentación para sus futuros proyectos. Jorge Gutman