Fan­ta­sia 2022 (Segun­da Parte)

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí la eva­lua­ción de cua­tro títu­los adi­cio­na­les de la mues­tra que hoy con­clu­ye en Montreal.

My Small Land (Japón-Fran­cia).

Con el ante­ce­den­te de la bue­na recep­ción obte­ni­da en el Fes­ti­val de Ber­lín de este año, este humano dra­ma de la debu­tan­te rea­li­za­do­ra Emma Kawa­wa­da, igual­men­te res­pon­sa­ble del guión, adquie­re rele­van­cia con­si­de­ran­do un tema de pal­pi­tan­te vigencia.

My Small Land

La his­to­ria gira en torno de los inte­gran­tes de una fami­lia kur­da que habien­do deja­do Tur­quía se des­pla­za­ron a Japón en cali­dad de refu­gia­dos. El rela­to cen­tra su aten­ción en Sar­ya (Lina Arashi) de 17 años quien ha pasa­do casi toda su vida en el país nipón al igual que su her­mano y her­ma­na menor. Sin que se sepa que pasó con la madre ausen­te, ellos con­vi­ven con su padre que ha soli­ci­ta­do la visa que le per­mi­ta per­ma­ne­cer legalmente.

Sar­ya está com­ple­ta­men­te embe­bi­da de la cul­tu­ra japo­ne­sa que de algún modo con­flic­túa con la volun­tad de su padre que qui­sie­ra que se iden­ti­fi­ca­ra con su pro­pia cul­tu­ra. En la escue­la secun­da­ria a la que asis­te, se des­ta­ca como bri­llan­te alum­na y su aspi­ra­ción es el de con­ti­nuar sus estu­dios uni­ver­si­ta­rios y lle­gar a ser una efi­cien­te maes­tra de edu­ca­ción pri­ma­ria. En otros aspec­tos, man­tie­ne bue­nas rela­cio­nes con sus com­pa­ñe­ros y en el peque­ño alma­cén en que tra­ba­ja está atraí­da sen­ti­men­tal­men­te por Sota (Dai­ken Oku­dai­ra), el sobrino del dueño.

La vida de esta ado­les­cen­te expe­ri­men­ta un vuel­co dra­má­ti­co cuan­do la auto­ri­dad per­ti­nen­te de Japón le denie­ga a su padre el esta­tus de refu­gia­do; en la medi­da que ya no está en con­di­cio­nes de tra­ba­jar legal­men­te él per­sis­te en hacer­lo y es por eso que pron­ta­men­te es envia­do a un cen­tro de deten­ción. Para col­mo de males a Sar­ya tam­bién le es recha­za­da la soli­ci­tud de visa, con lo que sus pro­yec­tos futu­ros ya no podrán con­cre­tar­se. Fren­te a esta situa­ción y en ausen­cia de una madre ella asu­me la adul­ta res­pon­sa­bi­li­dad de ocu­par­se de sus hermanos.

Kawa­wa­da efec­túa un pro­mi­so­rio debut narran­do con con­vic­ción el pro­ce­so de madu­rez que atra­vie­sa la pro­ta­go­nis­ta fren­te a los impre­vis­tos acon­te­ci­mien­tos que debe enfren­tar. Al pro­pio tiem­po, ade­más de expo­ner aspec­tos con­cer­nien­tes con la iden­ti­dad cul­tu­ral de los inmi­gran­tes, la direc­to­ra con­si­de­ra el serio pro­ble­ma que atra­vie­san quie­nes por diver­sas razo­nes están obli­ga­dos a emi­grar y encuen­tran que Japón no es pre­ci­sa­men­te el país que se pres­te fácil­men­te a dar­les la bien­ve­ni­da; según se cons­ta­ta en el film en 2019 de más de 10 mil soli­ci­tu­des efec­tua­das por refu­gia­dos, tan solo 44 fue­ron aceptadas.

En todo caso lo que aquí más intere­sa es la dure­za por la que atra­vie­san los inte­gran­tes de la sufri­da pobla­ción kur­da tra­tan­do de encon­trar un lugar en el mun­do para poder vivir y no ser depor­ta­dos al país de ori­gen don­de son per­se­gui­dos y tor­tu­ra­dos. En ese queha­cer, Kawa­wa­da demues­tra con su ópe­ra pri­ma un nota­ble dis­cer­ni­mien­to expo­nien­do con fina sen­si­bi­li­dad la situa­ción que plan­tea este emo­ti­vo drama.

Hue­se­ra (Méxi­co-Perú)

Habien­do deja­do en Fan­ta­sia una muy bue­na impre­sión con su cor­to The Ori­gi­nal (2018), la rea­li­za­do­ra mexi­ca­na Miche­lle Gar­za Cer­ve­ra retor­na al Fes­ti­val con Hue­se­ra, su pri­mer lar­go­me­tra­je en don­de abor­da el tema de la mater­ni­dad. La cali­dad del film por pri­me­ra vez exhi­bi­do en el Fes­ti­val de Tri­be­ca de este año le valió el galar­dón a la mejor narra­ti­va de una novel cineas­ta como asi­mis­mo el pre­mio al mejor guión que fue com­par­ti­do con Abia Castillo.

Hue­se­ra

Sue­le acon­te­cer que duran­te el perío­do de ges­ta­ción de una cria­tu­ra, la futu­ra madre pue­da atra­ve­sar por cier­tos pro­ble­mas emo­cio­na­les que pre­ci­sa­men­te es lo que suce­de con la pro­ta­go­nis­ta del rela­to. Vale­ria (Nata­lia Solián) casa­da con su cari­ño­so Raúl (Alfon­so Dosal), duran­te lar­go tiem­po había anhe­la­do ser madre sin haber­lo logra­do; de allí que en la pri­me­ra esce­na se la obser­va visi­tan­do un monu­men­to de la Vir­gen María pidién­do­le que la ayu­de a concebir.

Cuan­do final­men­te que­da emba­ra­za­da la ale­gría que envuel­ve al matri­mo­nio comien­za a diluir­se fren­te a las visio­nes que Vale­ria comien­za a per­ci­bir al sen­tir­se ace­cha­da por una tur­bia enti­dad super­na­tu­ral que la está mal­di­cien­do. A esa horri­ble sen­sa­ción se agre­ga el hecho de que su entorno fami­liar no cree que ella posea un ver­da­de­ro ins­tin­to mater­nal; eso es debi­do a que comien­za a recor­dar una ver­da­de­ra pesa­di­lla vivi­da en el pasa­do cuan­do al haber esta­do a car­go como guar­dia­na de la niña de su her­ma­na Vero (Sonia Couoh) la deja caer en las esca­le­ras pro­vo­can­do su muer­te. Por si fue­ra poco, a medi­da que la ges­ta­ción pro­gre­sa Vale­ria se vuel­ve más ten­sa y ansio­sa a la vez que expe­ri­men­ta sen­ti­mien­tos no resuel­tos con Octa­via (May­ra Bata­lla), su anti­gua amante.

https://www.youtube.com/watch?v=9QuP9Gp-xXc

En este rela­to alta­men­te per­tur­ba­dor en don­de la reli­gión se entre­mez­cla con el sexo y con una leyen­da super­na­tu­ral del fol­clor mexi­cano, la direc­to­ra sin recu­rrir al empleo de efec­tos sen­sa­cio­na­lis­tas crea una autén­ti­ca y con­ta­gio­sa atmós­fe­ra de terror. A la estu­pen­da rea­li­za­ción de Gar­za Cer­ve­ra se une la excep­cio­nal inter­pre­ta­ción de Solián quien en su debut para el cine trans­mi­te con gran expre­si­vi­dad la angus­tia y desin­te­gra­ción emo­cio­nal de Vale­ria; su bri­llan­te actua­ción per­mi­te reme­mo­rar al per­so­na­je que Mia Farrow ani­mó en Rosemary’s Baby (1968) sobre una temá­ti­ca parecida.

Glo­bal­men­te con­si­de­ra­do se asis­te a un com­ple­jo e impac­tan­te thri­ller psi­co­ló­gi­co que a tra­vés de su impe­ca­ble narra­ción per­mi­te evi­den­ciar el talen­to de la novel directora.

Dark Glas­ses (Ita­lia-Fran­cia)

Des­pués de una déca­da de ausen­cia como rea­li­za­dor, Dario Argen­to se ubi­ca nue­va­men­te detrás de la cáma­ra. Con­si­de­ra­do como el maes­tro en el géne­ro del gia­llo – sus­pen­so y terror a la ita­lia­na-. en esta opor­tu­ni­dad, sin lle­gar a alcan­zar el nivel de los mejo­res tra­ba­jos de su fil­mo­gra­fía, con este thri­ller Argen­to brin­da un liviano entretenimiento.

Dark Glas­ses

El pró­lo­go del rela­to es pro­mi­so­rio en don­de la joven Dia­na (Ile­nia Pas­to­re­lli), el per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co, obser­va un eclip­se que tor­na en penum­bra a la ciudad.

En su comien­zo se asis­te al cri­men que de mane­ra san­grien­ta aco­me­te un depra­va­do psi­có­pa­ta (Andrea Gher­pe­lli) a una pros­ti­tu­ta. De inme­dia­to se con­tem­pla a Dia­na, que es una tra­ba­ja­do­ra sexual, ter­mi­nan­do de satis­fa­cer a uno de sus clien­tes en la pie­za de un hotel. Cuan­do pos­te­rior­men­te mane­ja su coche repa­ra que una fur­go­ne­ta blan­ca la está per­si­guien­do; en la deses­pe­ra­da carre­ra que empren­de cho­ca vio­len­ta­men­te en don­de ella que­da cie­ga ade­más de haber deja­do huér­fano a Chin (Xin­yu Zhang), un niño asiá­ti­co que per­dió a sus padres en el fatal acci­den­te. De allí en más y con la ayu­da de una edu­ca­do­ra (Asia Argen­to, la hija del rea­li­za­dor) asig­na­da para que pue­da valer­se con la guía de un perro, comien­za una dolo­ro­sa eta­pa para Dia­na quien debe uti­li­zar oscu­ras gafas. A todo ello Chin que ha hui­do del orfa­na­to cató­li­co don­de había sido colo­ca­do por la asis­ten­cia social, ubi­ca a la mere­triz y le pide que lo tome a su car­go a cam­bio de ayu­dar­la a mane­jar­se en su con­di­ción de no vidente.

El con­flic­to dra­má­ti­co sur­ge cuan­do Dia­na y Chin, apo­yán­do­se mutua­men­te, obser­van que el ase­sino serial siem­pre con­du­cien­do su vehícu­lo blan­co con­ti­núa aco­sán­do­la. El guión del rea­li­za­dor y de Fran­co Ferri­ni no pone énfa­sis en reve­lar la iden­ti­dad del psi­có­pa­ta, que des­de un prin­ci­pio se sabe quién es, sino que expo­ne la mane­ra en que suce­si­va­men­te Dia­na y Chin recu­rren a dife­ren­tes manio­bras para esca­par del criminal.

Como en muchos de sus tra­ba­jos pre­vios Argen­to nutre a este rela­to con con­ti­nua­dos ase­si­na­tos, inclu­yen­do a un par de ins­pec­to­res poli­cia­les (Maria Rosa­ria Rus­so y Gen­na­ro Iac­ca­rino), en don­de la san­gre corre a raudales.

Con un sus­pen­so acep­ta­ble y una ter­ce­ra par­te en don­de el hilo narra­ti­vo se des­in­fla, los alti­ba­jos de la pelí­cu­la no alcan­zan a des­me­re­cer­la, sobre todo por la muy bue­na pres­ta­ción de Pas­to­re­lli y Zhang en sus res­pec­ti­vos roles. Con­si­de­ra­ción espe­cial mere­ce la ban­da sono­ra de Arnaud Rebo­ti­ni en la que la músi­ca elec­tró­ni­ca adquie­re relie­ve en los momen­tos de máyor tensión..

Next Sohee. (Corea del Sur)

Este film de July Jang es el que clau­su­ra la mues­tra y sin duda algu­na cons­ti­tu­ye un bro­che de oro dado su indis­cu­ti­ble nivel de calidad.

Next Sohee

La rea­li­za­do­ra se ins­pi­ró en un caso real que en 2016 lle­gó a su cono­ci­mien­to y que le impre­sio­nó con­si­de­ra­ble­men­te acer­ca de una joven estu­dian­te que había sido envia­da por su escue­la para tra­ba­jar en una com­pa­ñía de tele­co­mu­ni­ca­cio­nes con lamen­ta­bles con­se­cuen­cias. Es así que en su guión intro­du­ce a Sohee, (Kim Si-eun) una exce­len­te alum­na de escue­la secun­da­ria que es ele­gi­da para rea­li­zar una pasan­tía en un cen­tro de lla­ma­das de una empre­sa que sumi­nis­tra ser­vi­cios de internet.

Ella es adies­tra­da para per­sua­dir a los clien­tes que quie­ren aban­do­nar al pro­vee­dor median­te con­ce­sio­nes que apa­ren­te­men­te podrían bene­fi­ciar­los. Lo cier­to es que Sohee lucha deses­pe­ra­da­men­te para cum­plir de la mejor mane­ra con su tra­ba­jo, emplean­do todas las arti­ma­ñas que le han sido trans­mi­ti­das para con­ven­cer a los recep­to­res del ser­vi­cio a que sigan uti­li­zán­do­lo; sin embar­go resul­ta difi­cul­to­so lidiar con muchos de ellos quie­nes muy insa­tis­fe­chos de la aten­ción reci­bi­da quie­ren defi­ni­ti­va­men­te des­li­gar­se de la compañía.

La explo­ta­ción a la que Sohee es some­ti­da por la fir­ma a tra­vés de una cons­tan­te pre­sión moti­va a que ella inten­te poner fin a su vida sin lograr­lo. Cuan­do en un momen­to dado, su super­vi­sor se sui­ci­da dejan­do por escri­to las dis­cu­ti­bles manio­bras de la empre­sa y el lamen­ta­ble tra­to apli­ca­do a los emplea­dos, eso reper­cu­te hon­da­men­te en Sohee inten­si­fi­can­do su males­tar psi­co­ló­gi­co. La situa­ción lle­ga a un pun­to cul­mi­nan­te cuan­do su sala­rio esta suje­to a un cam­bio y los incen­ti­vos pro­me­ti­dos por las horas extras rea­li­za­das son pos­ter­ga­dos inde­fi­ni­da­men­te; eso la impul­sa a repro­char seve­ra­men­te a la nue­va super­vi­so­ra por el incum­pli­mien­to de la fir­ma, razón por la cual es sus­pen­di­da. Al ser recri­mi­na­da por su escue­la por haber­la des­pres­ti­gia­do al no haber­se adap­ta­do al tra­ba­jo, su caí­da en des­gra­cia la con­du­ce a suicidarse.

En una segun­da par­te muy bien cohe­sio­na­da con la pre­ce­den­te la cineas­ta cen­tra su aten­ción en la inter­ven­ción de la poli­cía a tra­vés de la detec­ti­ve Yoo-jin (Doo­na Bae) quien está deter­mi­na­da a escla­re­cer los moti­vos que indu­je­ron a Sohee a poner fin a su vida. A pesar de que quie­nes la rodean deci­den pron­ta­men­te cerrar el caso, ella no ceja en su come­ti­do por­que a medi­da que su inves­ti­ga­ción pro­gre­sa va des­cu­brien­do sig­ni­fi­ca­ti­vos deta­lles que incul­pan a los ver­da­de­ros res­pon­sa­bles de la muer­te de la des­afor­tu­na­da adolescente.

En una mag­ní­fi­ca pues­ta escé­ni­ca y sin gran­di­lo­cuen­cia algu­na, la rea­li­za­do­ra ha logra­do un vigo­ro­so dra­ma en el que mesu­ra­da­men­te expo­ne la vul­ne­ra­bi­li­dad de jóve­nes que devie­nen víc­ti­mas de un inde­sea­ble sis­te­ma de tra­ba­jo. Asi­mis­mo Jung reu­nió a dos inigua­la­bles intér­pre­tes. Kim Si-eun movi­li­za a la audien­cia per­mi­tien­do que su Sohee des­pier­te pro­fun­da com­pa­sión en su des­cen­so infer­nal has­ta lle­gar a sucum­bir por los abu­sos sufri­dos en la des­pó­ti­ca com­pa­ñía. Igual­men­te es admi­ra­ble la com­po­si­ción que logra Doo­na Bae como la imper­té­rri­ta inves­ti­ga­do­ra que len­ta­men­te va des­en­te­rran­do la enre­da­da made­ja demos­tran­do los obs­ce­nos intere­ses crea­dos que entran en jue­go a tra­vés de los víncu­los de la escue­la con la empre­sa en cuestión.

Esta exce­len­te pelí­cu­la reúne todos los atri­bu­tos nece­sa­rios para con­mo­ver a la audien­cia sobre un tema rara­men­te explo­ra­do. Por sus indis­cu­ti­bles méri­tos, el Fes­ti­val ha dis­tin­gui­do a Jung con el pre­mio a la mejor dirección.