Las Apa­rien­cias Engañan

El BUEN PATRON. Espa­ña, 2021. Un film escri­to y diri­gi­do por Fer­nan­do León de Ara­noa. 120 minutos

Con el buen ante­ce­den­te de haber rea­li­za­do algu­nos memo­ra­bles fil­mes como lo han sido entre otros Los Lunes al Sol (2001) y Prin­ce­sas (2005), en El Buen Patrón Fer­nan­do León de Ara­noa retor­na éxi­to­sa­men­te entre­gan­do una des­car­na­da come­dia dra­má­ti­ca. Con­si­de­ran­do un tema de gran enver­ga­du­ra social en la rela­ción que se esta­ble­ce entre un empre­sa­rio y su per­so­nal, el film tras­cien­de por su impe­ca­ble rea­li­za­ción, mag­ní­fi­co guión y por un elen­co enca­be­za­do magis­tral­men­te por Javier Bardem.

Javier Bar­dem

El rela­to que se desa­rro­lla en una ciu­dad de pro­vin­cia comien­za con un pró­lo­go en don­de una pan­di­lla de jóve­nes en horas noc­tur­nas arre­me­te en un ata­que racis­ta con­tra un gru­po de inmi­gran­tes ára­bes en un par­que local; este epi­so­dio reper­cu­ti­rá pos­te­rior­men­te en el desa­rro­llo de la historia.

Des­pués del bre­ve pró­lo­go, se obser­va a Julio Blan­co (Bar­dem), el caris­má­ti­co due­ño de la impor­tan­te empre­sa Bás­cu­las Blan­co espe­cia­li­za­da en la manu­fac­tu­ra en gran esca­la de balan­zas indus­tria­les, diri­gir­se a su per­so­nal; ahí les hace saber en un tono pater­na­lis­ta que su fábri­ca reci­bi­rá en pocos días más la visi­ta de una comi­sión pro­vin­cial cuya eva­lua­ción depen­de­rá para obte­ner el Pre­mio de la Exce­len­cia Empre­sa­rial que ser­vi­rá de impor­tan­te ante­ce­den­te para futu­ras sub­ven­cio­nes del gobierno. Emplean­do un len­gua­je mesu­ra­do Blan­co enfa­ti­za su devo­to empe­ño para que siem­pre exis­ta un víncu­lo de armo­nía con su equi­po de tra­ba­jo a tra­vés del logo de la empre­sa “esfuer­zo-equi­li­brio-fide­li­dad”.

El exce­len­te guión se cen­tra en ocho jor­na­das don­de el empre­sa­rio tra­ta­rá de que todo fun­cio­ne a la per­fec­ción para que no exis­ta deta­lle alguno que pue­da ser obje­ta­do cuan­do los ins­pec­to­res del gobierno visi­ten la com­pa­ñía. Para que eso se logre duran­te esa exten­di­da sema­na Blan­co debe­rá supe­rar varios obstáculos.

Uno de los esco­llos es el des­pia­da­do des­pi­do que ha sufri­do el emplea­do José (Oscar de la Fuen­te), reci­bien­do una míse­ra indem­ni­za­ción y que como padre de dos peque­ños hijos atra­vie­sa una pre­ca­ria situa­ción eco­nó­mi­ca; otro pro­ble­ma es el sus­ci­ta­do por el geren­te de pro­duc­ción Mira­lles (Mano­lo Solo) que es a la vez ami­go de la infan­cia de Blan­co, cuya cri­sis matri­mo­nial hace que su labor que­de resen­ti­da. Asi­mis­mo, no obs­tan­te la ima­gen que brin­da de buen mari­do jun­to a su espo­sa (Sonia Ala­mar­cha), eso no inhi­be a Blan­co de enga­ñar­la con Lilia­na (Almu­de­na Amor), una joven beca­ria de la com­pa­ñía e hija de ami­gos de su fami­lia; para evi­tar cual­quier ges­to que empa­ñe la repu­tación de la empre­sa, se ve for­za­do a ofre­cer­le el car­go de jefa de marketing.

Ara­noa con­si­gue que su rela­to adquie­ra impac­tan­te reso­nan­cia al haber des­crip­to de mane­ra impe­ca­ble la per­so­na­li­dad de este “buen patrón”. Bar­dem, que en cada pelí­cu­la se supera a sí mis­mo, carac­te­ri­za mara­vi­llo­sa­men­te a este ser amo­ral que con su ama­bi­li­dad y buen com­por­ta­mien­to escon­de un cinis­mo a toda prue­ba. Es así que las apa­rien­cias enga­ñan al com­pro­bar la ver­da­de­ra cata­du­ra de un mani­pu­la­dor capaz de enga­tu­sar e inclu­so recu­rrir a manio­bras mafio­sas; de este modo, con su face­ta sobria y afa­ble es capaz de con­quis­tar a quie­nes le rodean inclu­yen­do al espec­ta­dor a sabien­das de que está obser­van­do a un des­pre­cia­ble crápula.

Si bien Bar­dem es el indis­cu­ti­ble alma de esta áci­da his­to­ria, el res­to del cali­fi­ca­do elen­co que le acom­pa­ña no des­me­re­ce en abso­lu­to en don­de por la tras­cen­den­cia de los roles que les han sido asig­na­dos se des­ta­can de la Fuen­te, Solo y Amor.

Sin que la aten­ción decai­ga en momen­to alguno gra­cias al rit­mo flui­do impre­so por Ara­noa y al buen mon­ta­je de Vanes­sa Marim­bert, el rea­li­za­dor ha logra­do un apa­sio­nan­te retra­to de las rela­cio­nes labo­ra­les con una visión crí­ti­ca del mun­do empre­sa­rial en el con­tex­to de la socie­dad contemporánea.

Por sus remar­ca­bles valo­res no resul­ta sor­pren­den­te que este film haya obte­ni­do seis Pre­mios Goya atri­bui­dos a la mejor pelí­cu­la espa­ño­la de 2021, direc­ción, guión ori­gi­nal, inter­pre­ta­ción, mon­ta­je y músi­ca (Zel­tia Mon­tes). Jor­ge Gutman