ARGENTINA, 1985. Argentina-Estados Unidos, 2022. Un film de Santiago Mitre. 140 minutos. Disponible en Amazon Prime Video
Pocas veces una película de Argentina ha logrado la repercusión alcanzada por Argentina, 1985. Después de haber sido aclamado en el Festival de Venecia, donde obtuvo el premio de la Fipresci, así como el del público en el Festival San Sebastián, el film tuvo su exhibición en selectas salas tanto en Argentina como en algunas de Norteamérica obteniendo un éxito similar y es ahora que a través de la plataforma de Amazon Prime Video puede ser apreciado mundialmente.
¿A qué se debe ese suceso de crítica y público? Eso es debido a la remarcable realización de Santiago Mitre, bien conocido por El Estudiante (2011) y La Patota (2015) entre otros títulos, por la antológica actuación de Ricardo Darín y por revivir la memoria colectiva de la tragedia histórica vivida por el país durante la sangrienta dictadura que la afectó desde 1976 hasta 1983.
El realizador junto con Mariano Llinás elaboraron un excelente guión en donde reconstruyen el juicio civil a cargo del juez Julio César Strassera (Darín) entablado a los miembros de las despóticas juntas que gobernaron el país durante ese período. Es interesante la trayectoria de este héroe quien comenzando en 1976 como un desapercibido funcionario de justicia llega a desempeñarse como fiscal después de la dictadura liderando por primera vez un juicio civil a nueve generales responsables directos de las atrocidades cometidas. Así durante el lapso de 17 semanas entre 1984 y 1985 Strassera junto con su eficiente adjunto Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) y varios jóvenes integrados por estudiantes de abogacía y primerizos funcionarios de la justicia debieron reunir en tiempo récord las pruebas que deberían ser presentadas durante el proceso judicial.
Paralelamente al drama judicial, el film ilustra a Strassera, como un respetable hombre de familia junto a su abnegada mujer (Alejandra Flechner), su hija adolescente (Gina Mastronicola) y su hijo menor (Santiago Armas Estevarena); asimismo en el desafío que enfrenta, no oculta su preocupación por las amenazas de muerte dirigidas a él y los suyos. Por su parte el fiscal adjunto debe afrontar la crítica de su familia estrechamente vinculada a los militares pero que de ningún modo lo habrá de cejar en su propósito de actuar con Strassera al tener plena convicción de la culpabilidad de quienes deben ser juzgados.
A través de los cruentos testimonios de varios testigos sobrevivientes y familiares de las víctimas que la fiscalía va aportando durante el juicio, hay uno que causa un vibrante impacto. Eso se produce con el desgarrador relato de Adriana Calvo de Laborde (Laura Paredes) quien presa de incontenible emoción va exponiendo cómo en febrero de 1977 fue secuestrada y vilmente torturada; estando embarazada de seis meses y medio, al llegar a dar a luz con su rostro vendado y su cuerpo esposado en la parte trasera de un coche, el bebé cae al suelo al estar unido por el cordón umbilical. A esa escena extremadamente conmovedora se agrega otra cuando en el alegato final realizado por Strassera después de haber aportado al tribunal 709 casos de los más de 30.000 desaparecidos termina su alocución con el “Nunca Más” logrando la aclamación del público asistente.
Desde cualquier aspecto que se analice al film no es exagerado afirmar que es uno de los más importantes juzgados en el transcurso de este año. Tanto la sobria dirección de Mitre evitando cualquier tipo de excesos y la de su excelente elenco encabezado por un impagable Darin y estupendo Lanzani, dan como resultado un valiente drama político que duele profundamente al revivir la historia monstruosa cometida por despóticos genocidas.
Jorge Gutman