NO BEARS. Irán, 2022. Un film escrito y dirigido por Jafar Panahi. 107 minutos
A pesar de que el excelente director iraní Jafar Panahi en 2011 enfrenta la prohibición por parte del gobierno de filmar durante 20 años y sin poder salir del país, se las ha ingeniado para realizar cuatro creativos filmes de los cuales Taxi Teherán fue premiado con el Oso de Oro en el festival de Berlín de 2015. Es ahora que entrega otro remarcable trabajo con No Bears que fue distinguido con el Premio Especial de Jurado en el Festival de Venecia del año pasado. Cabe aclarar que el film fue efectuado antes de haber sido encarcelado en julio de 2022 por su oposición al régimen autocrático de su país.
Dentro de la estructura de un film dentro de otro, al comenzar este documental de ficción se ve a Zara (Mina Kavani) acompañada de su marido Bakhtiar (Bakhtiar Panjei) en Turquía, quienes procuran huir del país; es así que él le entrega a su mujer un pasaporte francés que ha sido robado, pidiéndole que parta de inmediato a Francia haciéndola saber que él se unirá a ella posteriormente; después de una disputa entre ambos en el que Zara no quiere viajar sola, la acción se interrumpe cuando Reza (Reza Heydari), el asistente de dirección, menciona “Corte” por estar disconforme con la escena filmada. De inmediato se observa a Panahi, representándose a sí mismo, quien se halla en un pequeño pueblo de Irán ubicado cerca de la frontera con Turquía y es el responsable de ese semi documental que dirige remotamente desde el monitor de su laptop.
Debido a la falta de una adecuada conexión wifi Panahi recibe la ayuda de Ghanbar (Vahid Mobaseri), un afable individuo que le arrienda el alojamiento del lugar donde se hospeda, quien trata de reconectarlo para poder continuar la filmación. A partir de allí el relato asume un giro diferente cuando Panahi caracteriza a un personaje de ficción que se encuentra en serios problemas al enfrentar a algunos habitantes del villorrio que desconfían de él, sobre todo por un triángulo amoroso que tiene lugar en la aldea. Resulta que Gozbal (Darya Alei), una joven aldeana que ha sido presionada para casarse con un hombre a quien no quiere, está secretamente enamorada de su cortejante Soldooz (Amid Davari) con quien desea contraer enlace; es así que Panahi es acusado por el jefe de la aldea (Naser Hashemi) de haber tomado una foto indiscreta en la que los dos ilícitos novios están juntos, a pesar de que él deniega haberlo hecho.
Mediante la coexistencia de dos historias amorosas, una cercana y la otra lejana, Panahi contrasta la sociedad moderna de Teherán con la cultura existente en ese pueblo nutrido de supersticiones y tradiciones ancestrales; así precavidos por el miedo, la población cree que hay osos salvajes dispuestos a atacar a aquéllos que intenten escapar del lugar. Al propio tiempo una lectura más acabada del film permite concluir que lo que el realizador aquí destaca es el deseo de una parte de la población que anhela dejar Irán y poder aspirar a la libertad que le es negada.
Entre el documental y la ficción y en un estilo decididamente improvisado, Panahi brinda un complejo y conmovedor relato que impacta por su contenido realísticamente pesimista demostrando que puede seguir recurriendo al cine como un arma de legítima denuncia social. Jorge Gutman