RUIDO. México-Argentina, 2022. Un film de Natalia Beristáin. 104 minutos. Disponible en Netflix
El escalofriante tema de los desaparecidos que estremeció a Argentina y Chile durante la dictadura militar en las década de los años 70 y 80, adquiere relevancia actual cuando esa tragedia persiste hoy día en México con la increíble paradoja de tratarse de un país democrático, aunque eso no excluye que eso acontezca en otras regiones de América Latina.
Esa candente realidad es abordada por la directora mexicana Natalia Beristáin quien dejó una muy buena impresión en sus dos anteriores largometrajes, No quiero dormir sola (2012) y Los Adioses (2017). Aunque no se trate de un documental sino un relato de ficción, Ruido reúne todas las características de serlo dado el nivel de autenticidad en que ha sido filmado y valorizado por su nivel narrativo.
El guión de la realizadora elaborado con Diego Enrique Ozorno y Alo Valenzuela ubica la acción en el estado de San Luis Potosí introduciendo a Julia (Julieta Egarrola); ella es, una madre de mediana edad que ha pasado 9 meses desesperada tratando de esclarecer el destino de su psicóloga hija Ger (Nicolasa Ortiz Monasterio). Dejando su profesión de artista plástica a un lado, el objetivo preciso de Julia es saber dónde está su hija, que en principio podría suponerse que fue secuestrada; lo concreto es que se encuentra con el obstáculo de lidiar con la pared en la medida que las autoridades burocráticas están lejos de satisfacer su pedido; a ello se añade el nivel de corrupción existente de la fuerza policial. No obstante que el nuevo fiscal de turno (Adrián Vázquez) parecería empatizar con Julia, el resultado es prácticamente nulo al no obtener una respuesta concreta sobre el paradero de Ger.
Si bien Julia asiste a una terapia de grupo con otras mujeres relatando situaciones similares, en donde se puede apreciar el grado de solidaridad existente, eso no es suficiente para calmar su angustia; con todo allí ella conoce a Abril (Teresa Ruiz) una joven periodista que se encuentra presente investigando ese tema y se muestra dispuesta a ayudarla. De ahí en más, Abril acompañará a la desconsolada madre en su búsqueda y en ese derrotero habrán de atravesar por numerosas dificultades.
En todo este berenjenal de secuestros, asesinatos, trata de humanos y la cruel presencia del narcotráfico, la situación imperante es escalofriante donde principalmente son las mujeres las víctimas. En todo caso el feminicidio despierta la fuerte respuesta de los integrantes de la Asociación Voz y Dignidad Por los Nuestros y del Colectivo Buscándote con Amor Estado de México quienes actúan firmemente para encontrar a los seres queridos desaparecidos. A pesar del enfrentamiento con la violenta embestida policial, estas organizaciones realizan marchas de protesta por las calles haciendo ruido para que la sociedad adquiera conciencia de este lacerante cáncer que la afecta.
Esta tragedia encuentra en la interpretación de Egarrola a una excepcional actriz quien expresa con gran intensidad emocional el sufrimiento, desgarro y pesadumbre de una madre abatida por ignorar qué es lo que ha sido de su primogénita. No menos importante es el valor testimonial y la denuncia que efectúa Beristáin en este tétrico drama permitiendo que el espectador se vea completamente involucrado a través de lo que observa en la pantalla.
En los créditos finales se lee que desde que se desató la guerra contra el narcotráfico, en México se registraron más de 90 mil desaparecidos; no se trata de meras cifras, sino de seres humanos. Asimismo, la realizadora expresa su agradecimiento a todas las personas que hicieron conocer su historia, vida y su esperanza para que este valiente film se pudiera concretar. Jorge Gutman