Una Adúl­te­ra Zapatera

LA COR­DON­NIÈ­RE. Cana­dá, 2023. Un film de Fra­nçois Bou­vier. 104 minutos

Con el buen ante­ce­den­te de su penúl­ti­ma pelí­cu­la La Bol­duc (2017), el rea­li­za­dor Fra­nçois Bou­vier retor­na con un rela­to melo­dra­má­ti­co enfo­ca­do en la per­so­na­li­dad de Vic­toi­re Du Sault, una mujer de Que­bec que cobró noto­rie­dad por haber fun­da­do en 1891 jun­to con su mari­do y otro aso­cia­do la fábri­ca Dufres­ne & Loc­ke dedi­ca­da a la manu­fac­tu­ra de calzado.

Valién­do­se del guión pre­pa­ra­do por Sil­vain Guy, quien se basó en una serie de nove­las de Pau­li­ne Gill sobre esta mujer, el film en vez de con­cen­trar­se fun­da­men­tal­men­te en su pro­fe­sión de zapa­te­ra, se enfo­ca más en su vida sen­ti­men­tal que pue­de o no ajus­tar­se a la estric­ta realidad.

Todo comien­za en Mon­treal cuan­do a prin­ci­pios del siglo pasa­do la ancia­na Vic­toi­re (Éli­se Guil­bault) que se encuen­tra enfer­ma gra­ve­men­te de cán­cer, sabien­do que le res­ta poco tiem­po de vida soli­ci­ta a Oscar (Fré­de­ric Millai­re-Zou­vi), el mayor de sus hijos, que la tras­la­de a su lugar natal de Poin­te-du-Lac don­de trans­cu­rrió su infan­cia y juventud.

Rose-Marie Perreault

Es así que a tra­vés de flash­backs, se ve a Vic­toi­re (Rose-Marie Perreault) de 17 años que ha resuel­to aban­do­nar sus estu­dios en un con­ven­to para dedi­car­se de lleno a su voca­ción de zapa­te­ra. No obs­tan­te que para la épo­ca su voca­ción no encua­dra pre­ci­sa­men­te con una acti­vi­dad más bien apro­pia­da para el hom­bre, esta joven empe­ña­da con­tra vien­to y marea lle­ga­rá al poco tiem­po en ser una de las pri­me­ras pio­ne­ras en la con­cep­ción de calzado.

Pron­ta­men­te el rela­to ilus­tra la atrac­ción que esta mucha­cha sien­te hacia Geor­ges-Noël Dufres­ne (Pie­rre-Yves Car­di­nal), un vecino de la zona con­si­de­ra­ble­men­te mayor que ella y que es casa­do. Ella lo inci­ta a ini­ciar un amor prohi­bi­do que obvia­men­te debe man­te­ner­se en la mayor dis­cre­ción; es así que para sal­var las apa­rien­cias y evi­tar el posi­ble des­ho­nor, Vic­toi­re con­trae enla­ce con Tho­mas (Nico­las Fon­tai­ne), el joven hijo de Georges-Noël.

Si aca­so lo que ante­ce­de sue­na inve­ro­sí­mil, más lo es cuan­do Vic­toi­re, ya casa­da y madre de fami­lia, a escon­di­das pro­si­gue man­te­nien­do una irre­fre­na­ble pasión con Geor­ges-Noël. A pesar de que Tho­mas está al corrien­te de la doble vida de su mujer, a él poco le impor­ta por el amor que sien­te por ella.

Tal como está pre­sen­ta­do resul­ta difí­cil admi­tir que la ancia­na cuen­te a su hijo Oscar antes de morir, la doble vida aca­rrea­da y que para peor le reve­le un secre­to de fami­lia que sin duda daña su repu­tación. Aun­que de correc­ta rea­li­za­ción y con un irre­pro­cha­ble elen­co, resul­ta pro­ble­má­ti­co invo­lu­crar­se en una his­to­ria pasio­nal deci­di­da­men­te impro­ba­ble y que por tal moti­vo no gene­ra la emo­ción que cabría aguar­dar. En suma, La Cor­don­niè­re es un dra­ma de dis­cu­ti­ble inte­rés. Jor­ge Gutman