Un Escla­re­ce­dor Documental

THEA­TRE OF VIO­LEN­CE. Dina­mar­ca-Ale­ma­nia, 2023. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por Lukasz Kono­pa, Emil Lang­ba­lle. 104 minutos

Un éti­co caso legal es lo que se apre­cia en Thea­tre of Vio­len­ce, un escla­re­ce­dor docu­men­tal de Lukasz Kono­pa y Emil Lang­ba­lle rea­li­za­do duran­te un perío­do de 6 años y que fue dado a cono­cer en el Fes­ti­val Hot Docs.

Al prin­ci­pio de la pelí­cu­la se acla­ra que no obs­tan­te haber obte­ni­do Ugan­da su inde­pen­den­cia de Gran Bre­ta­ña en 1962, las riva­li­da­des cul­tu­ra­les y étni­cas de la región pre­va­le­ci­len­tes en el perío­do colo­nial siguie­ron sub­sis­tien­do. Así cuan­do en 1986 Yowe­ri Muse­ve­ni tomó el poder como pre­si­den­te de Ugan­da lan­zó una des­pia­da­da cam­pa­ña con­tra la etnia Acho­li; como res­pues­ta a esa agre­sión, Joseph Kony fun­dó el Lord Resis­tan­ce Army (LRA), una agru­pa­ción gue­rri­lle­ra que ate­rro­ri­zó al nor­te del país secues­tran­do a niños para con­ver­tir­los en sol­da­dos que pre­via­men­te fue­ron some­ti­dos a un inten­so lava­do cerebral.

Domi­nic Ongwen

Uno de esos chi­cos ha sido Domi­nic Ong­wen que cuan­do a los 9 años fue rap­ta­do gra­dual­men­te se desem­pe­ñó como un muy efi­cien­te sol­da­do con­vir­tién­do­se a tra­vés de los años en uno de los coman­dan­tes con más poder del LRA; así no tuvo repa­ros en secues­trar, vio­lar y escla­vi­zar sexual­men­te a niñas, for­zar casa­mien­tos así como tam­bién impul­sar emba­ra­zos; es así que de víc­ti­ma infan­til Ong­wen se trans­for­ma en un des­al­ma­do y sinies­tro verdugo.

Al haber sido arres­ta­do en diciem­bre de 2015 la Cor­te Penal Inter­na­cio­nal de La Haya lo acu­só por 61 car­gos de crí­me­nes de gue­rra así como de crí­me­nes con­tra la huma­ni­dad al haber vic­ti­mi­za­do a la pobla­ción civil.

En la audien­cia judi­cial tie­ne rele­van­te inter­ven­ción el bri­llan­te abo­ga­do defen­sor Kris­pus Aye­na cuyo argu­men­to prin­ci­pal está basa­do en el trau­má­ti­co pro­ce­so vivi­do por su defen­di­do sien­do niño; asi­mis­mo plan­tea cier­tos tópi­cos vin­cu­la­dos con el colo­nia­lis­mo sufri­do por Ugan­da y la cues­tio­na­ble for­ma en que la ley inter­na­cio­nal es apli­ca­da. De algu­na mane­ra, la pre­gun­ta a res­pon­der es si exis­te la posi­bi­li­dad de lograr jus­ti­cia cuan­do el vic­ti­ma­rio ha sido una víc­ti­ma de lo ocu­rri­do en el país africano.

Aun­que los rea­li­za­do­res minu­cio­sa­men­te se limi­tan a expo­ner la situa­ción sin abrir jui­cio sobre Ong­wen, a la vis­ta del espec­ta­dor que­da bien cla­ro que con el correr de los años este per­pe­tra­dor ha teni­do la sufi­cien­te con­cien­cia de la res­pon­sa­bi­li­dad que le cupo por las atro­ci­da­des rea­li­za­das a per­so­nas ino­cen­tes sin que el efec­to trau­má­ti­co de su infan­cia pue­da jus­ti­fi­car­lo. Es así que des­pués del jui­cio some­ti­do, en 2021 el incul­pa­do es con­de­na­do a 25 años de pri­sión en tan­to que en diciem­bre de 2022 la Cor­te de Ape­la­ción man­tie­ne la apli­ca­ción de la sentencia.

Es mate­ria deba­ti­ble lo que el docu­men­tal plan­tea en el sen­ti­do de que la Cor­te Penal de Jus­ti­cia no impu­ta de mane­ra simi­lar a inte­gran­tes del gobierno de Muse­ve­ni quie­nes son igual­men­te res­pon­sa­bles de los crí­me­nes come­ti­dos a la gen­te de Uganda.

Con­tra­po­nien­do los car­gos de ino­cen­te vs. cul­pa­ble así como el con­cep­to de jus­ti­cia opues­to al de injus­ti­cia, este docu­men­tal muy bien rea­li­za­do y edi­ta­do per­mi­te la con­cen­tra­ción per­ma­nen­te del espec­ta­dor. Jor­ge Gutman