El Ame­na­zan­te Fuego

AFI­RE / LE CIEL ROU­GE. Ale­ma­nia, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Chris­tian Petzold. 102 minutos

Habien­do obte­ni­do Afi­re el Gran Pre­mio del Jura­do en el fes­ti­val de Ber­lín de este año, el nota­ble rea­li­za­dor ger­mano Chris­tian Petzold se impo­ne nue­va­men­te como uno de los más crea­ti­vos de la cine­ma­to­gra­fía inter­na­cio­nal. Des­pués de haber brin­da­do títu­los de exce­len­cia como lo fue­ron entre otros Bar­ba­ra (2012), Phoe­nix (2014), Transit (2018) y Undi­ne (2020), aquí se apar­ta de su com­pro­mi­so habi­tual con un cine social y/o polí­ti­co para aden­trar­se en una come­dia cos­tum­bris­ta que desem­bo­ca en dra­ma. Lo intere­san­te es que sin haber sido su inten­ción, indi­rec­ta­men­te denun­cia lo que está acon­te­cien­do con el cam­bio cli­má­ti­co que afec­ta mun­dial­men­te pro­vo­can­do incen­dios fores­ta­les y que curio­sa­men­te en estos momen­tos están azo­tan­do a gran par­te del mun­do inclu­yen­do Cana­dá y Esta­dos Unidos.

Tho­mas Schubert

Pero reto­man­do el tema, el guión del cineas­ta comien­za con un via­je en auto­mó­vil pro­ce­den­te de Ber­lín que rea­li­za el escri­tor Leon (Tho­mas Schu­bert) con su ami­go Felix (Langs­ton Uibel) para pasar sus vaca­cio­nes en una casa vera­nie­ga cuya pro­pie­ta­ria es la madre de Felix y que está ubi­ca­da en una zona bos­co­sa pró­xi­ma al Mar Bál­ti­co. Como el vehícu­lo que los con­du­ce se des­com­po­ne a pocos kiló­me­tros del lugar, uti­li­zan­do un ata­jo del camino ellos lle­gan pron­ta­men­te a des­tino; allí reci­ben la sor­pre­sa de que en la casa está alo­ja­da una chi­ca cono­ci­da por la due­ña quien olvi­dó hacér­se­lo saber a Felix; eso moti­va a que los recién lle­ga­dos ten­gan que com­par­tir la úni­ca habi­ta­ción libre.

Para comen­zar es nece­sa­rio resal­tar el con­tras­te de per­so­na­li­dad entre Leon, resis­ten­te a tole­rar la impre­de­ci­ble situa­ción, y Felix tra­tan­do de adap­tar­se a los hechos tal como se pre­sen­tan. Al pro­pio tiem­po que­da cla­ro que este via­je de vaca­cio­nes es tam­bién uno de tra­ba­jo para Leon quien habien­do publi­ca­do su pri­mer libro tra­ta aho­ra de con­cluir su segun­da nove­la; por su par­te Felix está embar­ca­do en com­ple­tar su por­ta­fo­lio de foto­gra­fías a fin de que pue­da ser­vir de buen ante­ce­den­te para su soli­ci­tud en una escue­la de arte.

Al prin­ci­pio la con­vi­ven­cia resul­ta for­za­da para Leon en la medi­da que no pue­de dor­mir tran­qui­la­men­te al oír los gemi­dos de pla­cer resul­tan­tes de la inti­mi­dad que man­tie­ne la joven con su aman­te en la habi­ta­ción con­ti­gua lo que lo obli­ga a per­noc­tar en la pér­go­la que se halla en el exte­rior de la casa. A los dos días se sabrá que la mucha­cha se lla­ma Nad­ja (Pau­la Beer) y que su pare­ja es Devid (Enno Trebs), el sal­va­guar­da de la playa.

En una pri­me­ra reu­nión de almuer­zo de estos cua­tro per­so­na­jes la ten­sión se hace sen­tir debi­do al com­por­ta­mien­to hura­ño de Leon quien se irri­ta oyen­do la narra­ción de un rela­to efec­tua­do por Devid. A todo ello el neu­ró­ti­co escri­tor evi­ta com­par­tir las acti­vi­da­des del gru­po, afe­rrán­do­se a con­cluir el borra­dor de su nove­la. Como esce­na­rio de fon­do se oye pro­pa­lar la voz de la auto­ri­dad ofi­cial anun­cian­do los incen­dios fores­ta­les que se avecinan.

Leon, que secre­ta­men­te se sien­te atraí­do por Nad­ja, le ofre­ce leer el borra­dor de su nove­la ya com­ple­ta­da y es gran­de su des­ilu­sión cuan­do la chi­ca des­aprue­ba su con­te­ni­do, lo que gene­ra un duro enfren­ta­mien­to entre ambos. Para peor, la situa­ción se com­pli­ca cuan­do Hel­mut (Matthias Brandt), el edi­tor de Leon, lle­ga al lugar y afa­ble­men­te le hace saber que él es un buen escri­tor pero que su recien­te tra­ba­jo dis­ta de satis­fa­cer­le, ins­tán­do­le a que renue­ve sus esfuer­zos y ener­gía para sus futu­ros pro­yec­tos de novelista.

Lo que en prin­ci­pio apa­ren­ta­ba ser un rela­to sobre un hom­bre de per­so­na­li­dad anti­so­cial con el gru­po que le rodea, la his­to­ria cobra un tono trá­gi­co cuan­do el cie­lo se enro­je­ce y la ame­na­za de los arra­sa­do­res incen­dios adquie­re cru­da reali­dad. La últi­ma par­te de Afi­re está magis­tral­men­te cons­trui­da brin­dan­do una esce­na alta­men­te con­mo­ve­do­ra que es pre­fe­ri­ble no comen­tar­la para que logre sor­pren­der al espec­ta­dor como lo ha sido para quien efec­túa el pre­sen­te comentario.

Como en toda la fil­mo­gra­fía de Petzhold, su elen­co siem­pre es impe­ca­ble e inte­gra­do en esta opor­tu­ni­dad por per­so­na­jes que aun­que no del todo que­ri­bles logran crear una empa­tía con la audien­cia por la bue­na com­po­si­ción de sus intér­pre­tes. En pri­mer lugar por la impor­tan­cia del rol pro­ta­gó­ni­co se des­ta­ca Schu­bert quien trans­mi­te en Leon la debi­li­dad y vul­ne­ra­bi­li­dad que lo envuel­ve sin tener ple­na con­cien­cia de lo que ocu­rre en su entorno. Igual­men­te adquie­re relie­ve la actua­ción de Beer, ya con­sa­gra­da en Undi­ne al haber logra­do el pre­mio a la mejor actriz en el fes­ti­val de Ber­lín de 2020, quien se luce como la ave­za­da y cul­ta lite­ra­ria capaz de brin­dar­le una bue­na lec­ción a Leon; el res­to del bre­ve repar­to se desem­pe­ña inobjetablemente.

En esen­cia, he aquí otro film cau­ti­van­te de Petzold capaz de seguir sedu­cien­do al ciné­fi­lo selec­ti­vo. Jor­ge Gutman