Un Ícono Cultural

BAR­BIE. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film de Gre­ta Ger­wig. 114 minutos

En 1959 nadie esta­ba en con­di­ción de ima­gi­nar que la muñe­ca Bar­bie crea­da por Ruth Hand­ler y comer­cia­li­za­da por la empre­sa ame­ri­ca­na de jugue­tes Mat­tel, cau­sa­ría una sen­sa­ción mun­dial. Es así que 64 años des­pués, la famo­sí­si­ma ado­les­cen­te de cabe­lle­ra rubia adquie­re vida en la pan­ta­lla, gene­ran­do otro rotun­do éxi­to mun­dial des­de su estreno acon­te­ci­do la sema­na pasada.

En Bar­bie la rea­li­za­do­ra Gre­ta Ger­wig, cono­ci­da por Lady Bird (2017) y Little Women (2019), sigue con su impron­ta de no clau­di­car y defen­der a raja­ta­blas los dere­chos de la mujer. Aho­ra bien, para abor­dar la icó­ni­ca muñe­ca se basó en un guión pre­pa­ra­do con­jun­ta­men­te con Noah Baum­bach que adop­ta el carác­ter de come­dia de fan­ta­sía inte­gra­da de núme­ros musicales.

Ryan Gos­ling y Mar­got Robbie

En el pró­lo­go de esta his­to­ria una narra­do­ra (Helen Mirren) expli­ca cómo las niñi­tas que solían jugar con sus muñe­qui­tas que­da­ron des­lum­bra­das con la apa­ri­ción de Bar­bie. De inme­dia­ta la acción se tras­la­da al utó­pi­co mun­do de Bar­bie­land don­de la juve­nil muñe­ca Bar­bie (Mar­got Rob­bie) no ocul­ta su feli­ci­dad en el medio en que se halla; allí está rodea­da de las otras Bar­bies que inclu­yen a la pre­si­den­ta (Issa Rae), la físi­ca (Emma Mac­key), la doc­to­ra (Hari Nef), la abo­ga­da (Sha­ron Roo­ney), la sire­na (Dua Lipa) como asi­mis­mo la que es miem­bro de la Cor­te Supre­ma (Ana Cruz Kay­ne). En ese edén feme­nino son las muje­res que toman las deci­sio­nes en tan­to que los hom­bres ocu­pan un rol secun­da­rio: entre ellos se encuen­tra Ken (Ryan Gos­ling) quien está fuer­te­men­te atraí­do por Bar­bie, su com­pin­che Allan (Michael Cera) y varios otros Ken (Scott Evans, Simu Liu, John Cena, Ben Adir).

Todo mar­cha sobre rie­les para la escul­tu­ral y her­mo­sa Bar­bie cuan­do un buen día al des­per­tar le ace­cha la idea de la muer­te, ade­más com­prue­ba que tie­ne sus pies pla­nos y que su cuer­po mani­fies­ta pro­ble­mas de celu­li­tis. Es por ello que sus com­pa­ñe­ras le reco­mien­dan recu­rrir a la rara con­se­je­ra Bar­bie (Kate McKin­non); esta mujer des­pués de diag­nos­ti­car­la, le acon­se­ja via­jar al mun­do real y ubi­car a la per­so­na que le ha lan­za­do esa suer­te de pen­sa­mien­to som­brío a fin de que resuel­va su pro­ble­ma. De allí en más valién­do­se de su coche como medio de trans­por­te Bar­bie deja su paraí­so fan­tás­ti­co para ir a la ciu­dad de Los Ánge­les pero antes de lle­gar a des­tino des­cu­bre que su admi­ra­dor Ken se ha infil­tra­do en el vehícu­lo a fin de acom­pa­ñar­la en su misión.

Gran­de es la sor­pre­sa de Bar­bie al com­pro­bar que en el mun­do real impe­ra una socie­dad emi­nen­te­men­te patriar­cal don­de las muje­res son deja­das de lado, con­tras­tan­do por com­ple­to con su viven­cia en Bar­bie­land. Duran­te su per­ma­nen­cia Bar­bie sal­drá al cru­ce de la eno­ja­da y crí­ti­ca ado­les­cen­te Sasha (Aria­na Green­blatt) quien es la que le cau­só su inquie­tud, don­de está acom­pa­ña­da por su madre Glo­ria (Amé­ri­ca Ferre­ra) quien ofre­ce un pro­nun­cia­do monó­lo­go femi­nis­ta; asi­mis­mo se pro­du­ci­rá el encuen­tro de Bar­bie con su vete­ra­na crea­do­ra Ruth Hand­ler (Rhea Perlman).

Aun­que en su segun­da mitad no todo es com­ple­ta­men­te cohe­ren­te, como el caso de la injer­ta­da pre­sen­cia de eje­cu­ti­vos de la empre­sa Mat­tel lide­ra­dos por su direc­tor (Will Ferrell), el film es meri­to­rio por varias razo­nes. En pri­mer lugar es impor­tan­te des­ta­car su nota­ble elen­co en el que por la impor­tan­cia de sus roles bri­llan Rob­bie quien lle­va el peso de la pelí­cu­la como la ideal muñe­ca rosa­da y sobre todo Gos­ling cuya insu­pe­ra­ble actua­ción cobra relie­ve en gran par­te del rela­to trans­mi­tien­do exce­len­te­men­te la fra­gi­li­dad de su per­so­na­je. A eso se agre­ga el rega­lo a la vis­ta con­fi­gu­ra­do por el mag­ní­fi­co dise­ño artís­ti­co de Sara Green­wood, el excep­cio­nal ves­tua­rio con­ce­bi­do por Jac­que­li­ne Durran y la impe­ca­ble foto­gra­fía de Rodri­go Prieto.

En con­clu­sión, habien­do adop­ta­do un camino audaz en la con­cep­ción del míti­co per­so­na­je la rea­li­za­do­ra ofre­ce un cla­ro men­sa­je femi­nis­ta a tra­vés de una come­dia pro­vis­ta de encan­to, fres­cu­ra, des­en­fa­do y comi­ci­dad que deja una sen­sa­ción agra­da­ble al fina­li­zar su pro­yec­ción. Jor­ge Gutman