UNE FEMME RESPECTABLE. Canadá, 2023. Un film escrito y dirigido por Bernard Émond. 103 minutos
Basada en la breve narración “La pena de vivir así” del premio Nóbel Luigi Pirandello publicada en 1920, el realizador Bernard Émond la ha adaptado en Une Femme Respectable ubicando la acción en la ciudad de Trois Rivières de Quebec entre diciembre de 1931 y los primeros meses del año siguiente.

Hélène Florent
Como es habitual en su filmografía, el cineasta trata de calar la dimensión humana de sus personajes y en este caso nuevamente reafirma su propósito al exponer la personalidad de su protagonista. Ella es Roise Lemay (Hélène Florent), una mujer distinguida de mediana edad que goza de una buena situación económica como heredera de su familia de alta clase social, siendo la dueña de la amplia mansión en la que habita. El relato comienza cuando recibe la visita del cura local Latreille (Paul Savoie) y del notario Raymond (Normand Canac-Marquis) quienes le piden que acepte recibir a su marido Paul-Émile (Martin Dubreuil), que se separó de ella por espacio de 11 años; el propósito es que retorne al hogar junto con sus tres hijitas de 10, 8 y 5 años (Juliette Maxyme Proulx, Justine Grégoire y Thalie Rhainds) de la unión mantenida con su concubina Mary (Marilou Monn) que ahora se encuentra seriamente enferma. Con su severo rostro Rose se niega al pedido a pesar de que el clérigo le menciona que es necesario saber perdonar y ser caritativa.
Cuando a las pocas semanas Mary muere de tuberculosis, Rose accede a que su esposo y las niñas compartan la vivienda aunque imponiendo la condición de vivir separados sin que exista un vínculo íntimo; en todo caso Paul-Émile le agradece su gesto y le dice cuánto la siguió amando durante el período de separación. Al poco tiempo la convivencia detecta sus grietas en la medida que si bien Rose siente que el amor hacia su marido no ha desaparecido, a pesar de aceptar sus caricias la situación adquiere considerable tensión cuando ella demuestra su resistencia al mínimo intento sexual; eso motiva a que con su frustración Paul-Émile entre y salga de la casa a su antojo, siga calavereando con otras mujeres en tanto que Rose que no pudo tener hijos vuelca su vocación maternal con las niñas.
Argumentalmente en esta historia quedan abiertas algunas preguntas. Nada explica que un hombre que dice haber amado a su mujer no haya dado señales de vida durante un largo lapso; a su vez no hay elementos que permitan saber qué pasó con Rose durante los años de ausencia de su esposo. En todo caso Émond saca el mejor partido de la novela de Pirandello que de por sí es no es muy relevante y de ningún modo comparable con su obra maestra “Seis personajes en busca de un autor” Es así que el realizador destaca la contradicción de la protagonista quien reprimiendo su sentimiento hacia al hombre que sigue amando trata de mantener su dignidad dentro de un mundo patriarcal; asimismo queda reflejada la cultura de la época en la que el clero a través del párroco ejerce influencia en la conducta de la mujer.
Dentro del contexto señalado, la puesta escénica del realizador es impecable al propio tiempo que una vez más ratifica su talento en la dirección actoral. En tal sentido, Florent brinda una excelente composición de su personaje transmitiendo su soledad a través de su rostro adusto en donde en momento alguno asoma una mínima sonrisa; por su parte Dubreuil igualmente satisface en la piel de un individuo egoísta y manipulador que a pesar de querer a sus hijas manifiesta una actitud ambigua hacia su esposa.
Con la buena fotografía de Nicolas Canniccioni contrastando el interior de la lúgubre mansión en el que transcurre la mayor parte del film con el exterior invernal de la zona, Émond ofrece un austero drama minimalista que llega a conmover por la humanidad que destila. Jorge Gutman