GOLDA. Gran Bretaña-Estados Unidos, 2022. Un film de Guy Nattiv. 100 minutos
Centrando su atención en la emblemática figura de Golda Meir el realizador Guy Nattiv se abstiene de relatar su biografía sino que enfoca un específico período de su vida; es así que el espectador presencia en Golda lo que la controvertida Primera Ministra de Israel atravesó durante los aciagos días de su gestión en octubre de 1973.

Helen Mirren
El relato del realizador basado en el guión de Nicholas Martin comienza en 1974 cuando la Primera Ministra (Helen Mirren) testimonia ante la Comisión Agranat de Israel, encargada de determinar el grado de responsabilidad que le cupo frente a las fallas de los comandos militares que produjeron un considerable número de víctimas israelíes durante el conflicto bélico conocido como la guerra de Yom Kippur.
Tras el breve prólogo, la acción se retrotrae al 5 de octubre de 1973 en el que Siria y Egipto liderando a los países árabes atentaron a Israel generando el comienzo del grave conflicto bélico. Siete años después de la guerra de los 6 días de 1967, la nación estaba extremadamente confiada de su victoria; en consecuencia Meier, siendo asesorada por su ministro de defensa Moshe Dayan (Rami Heuberger), supuso que era improbable una amenaza de sus vecinos árabes, aunque la realidad probó lo contrario.
Considerada por su pueblo como la “dama de hierro” de Israel, Meier toma las riendas con determinación y es así que a través de 20 jornadas consecutivas el film ilustra las diferentes reuniones que ella mantiene con Dayan, David Elazar (Lior Ashkenazi) que es el jefe del equipo de las fuerzas de defensa israelí, así como con Eli Zeira (Dvir Benedek), la máxima autoridad del Mossad, entre otros altos funcionarios; el propósito es de implementar la estrategia para enfrentar a las fuerzas enemigas a medida que la invasión prosigue. A todo ello son importantes los contactos que la mandataria mantiene con el secretario de estado de Estados Unidos Henry Kissinger (Liev Schreiber) quien busca la forma de poder vislumbrar un acuerdo de paz entre las partes beligerantes, teniendo en cuenta las implicaciones políticas con terceros países, como en el caso de Rusia.
A lo largo del film se contempla la extremada adicción de Golda hacia el tabaquismo por la cual no se desprende en instante alguno de fumar, incluso durante sus exámenes médicos y hasta cuando se acuesta en la cama.
En otros aspectos, el relato ilustra la soledad interior de su protagonista frente a los difíciles momentos que atraviesa y que se atenúa con el profundo afecto brindado por Shir Shapiro (Ellie Percy), su querida asistente personal, en donde el vínculo mantenido asume un carácter materno-filial. También incluye su delicado estado de salud deteriorado por un linfoma y la breve visita de Kissinger a su domicilio a quien convida con un plato de borscht.
La gran solidez del film descansa en la soberbia interpretación que Helen Mirren ‑la gran dama del cine y teatro británico- brinda reviviendo en cuerpo y alma a la notable mandataria; así como en su oportunidad deslumbró animando a la reina Elizabeth II (The Queen), aquí nuevamente maravilla introduciéndose en la piel de Golda. Resulta admirable observar cómo expresa su desazón al imponerse de la muerte de jóvenes soldados israelíes, visitando los cuerpos alojados en la morgue, como así también compadecerse de la desesperación de la estenógrafa por haber perdido a su hijo. Esas son algunas de las instancias en que Mirren permite que el espectador se identifique y emocione con su actuación, viendo cómo ella contribuyó a que se concretaran los Acuerdos de Camp David del 17 de septiembre de 1978 entre Israel y Egipto, tres meses antes de su muerte.
La objeción que puede atribuirse al guión de Martin es que al enfatizar la actuación de Meir exclusivamente durante el conflicto bélico, excluye los logros obtenidos durante su remarcabke previa actuación política como ardiente sionista, integrante del partido laborista y una de las signatarias de la declaración de independencia de Israel del dominio británico.
Sobriamente dirigido por Nattiv, Golda interesa por exponer acertadamene la faceta de estratega militar de quien fue la cuarta Primera Ministra de Israel en momentos críticos de su existencia transcurridos en el convulsionado mundo de Medio Oriente.
En los créditos finales se lee que el film está “dedicado a todos los hombres y mujeres que lucharon y murieron en la guerra de Yom Kippur”. Jorge Gutman