Sin­gu­lar Víncu­lo Paterno-Filial

SCRAP­PER. Gran Bre­ta­ña, 2022. Un film escri­to y diri­gi­do por Char­lot­te Regan

Con su pri­mer film como rea­li­za­do­ra Char­lot­te Regan cen­tra su aten­ción en la espe­cial rela­ción esta­ble­ci­da entre una niña huér­fa­na y su padre que aca­ba de conocer.

Harris Dic­kin­son y Lola Campbell

La acción se ubi­ca en la zona este de Lon­dres don­de se sale al encuen­tro de Geor­gie (Lola Camp­bell) una pre­coz joven­ci­ta de 12 años que recien­te­men­te ha per­di­do a su madre mono­pa­ren­tal víc­ti­ma de un cán­cer. Desean­do dis­fru­tar de su inde­pen­den­cia deci­de valer­se por sí mis­ma, dedi­cán­do­se a robar pie­zas de bici­cle­tas ess­ta­cio­na­das en la calle jun­to con su mejor ami­go Ali (Alin Uzun), un poco mayor que ella, para pos­te­rior­men­te ven­der­las a Zeph (Ambreen Razia), una veci­na del barrio.

Des­de el prin­ci­pio, el guión de la rea­li­za­do­ra resis­te cre­di­bi­li­dad en la medi­da que resul­ta prác­ti­ca­men­te impo­si­ble de supo­ner que el ser­vi­cio social de pro­tec­ción al menor acep­te el ardid que Geor­gie uti­li­za para tele­fó­ni­ca­men­te hacer saber que un supues­to tío lla­ma­do Wins­ton Chur­chill la tie­ne a su cui­da­do; por otra par­te el con­trol del ser­vi­cio edu­ca­cio­nal bri­lla por su ausen­cia. Más allá de mos­trar en una bre­ve esce­na don­de ella lim­pia la humil­de casa en que habi­ta, nada indi­ca cómo se las arre­gla para sub­sis­tir por sí sola.

La situa­ción se com­pli­ca para Geor­gie cuan­do ines­pe­ra­da­men­te reci­be la visi­ta de Jason (Harris Dic­kin­son), su padre que la había deja­do cuan­do ape­nas había naci­do par­tien­do para Ibi­za. Si bien ella resis­te su pre­sen­cia, final­men­te se ve obli­ga­da a acep­tar­lo. Lo difí­cil de admi­tir es que Jason de 30 años de edad, es una per­so­na irres­pon­sa­ble y de una increí­ble inma­du­rez y para peor cola­bo­ra con su hija en la acti­vi­dad delic­ti­va que ella realiza.

Como es pre­vi­si­ble a medi­da que los días trans­cu­rren sur­gi­rá un víncu­lo cáli­do entre ambos, en la medi­da que él se adap­ta a ella en sus jue­gos, bai­lan­do jun­tos e ima­gi­nan­do diá­lo­gos de per­so­nas que ven cuan­do se hallan en el andén de una esta­ción ferroviaria.

Si bien es cier­to que la ter­nu­ra gene­ra­da en el víncu­lo paterno-filial es lo que más se des­ta­ca del rela­to, el incon­ce­bi­ble guión de la rea­li­za­do­ra impi­de que pue­da exis­tir una cla­ra iden­ti­fi­ca­ción con los per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos. Menos aún es la inten­ción de Regan de ofre­cer un docu­men­to de rea­lis­mo social ya que está lejos de lograr­lo. Con todo, el fac­tor posi­ti­vo de Scrap­per es la extra­or­di­na­ria per­for­man­ce de Camp­bell quien carac­te­ri­za a la per­fec­ción el des­par­pa­jo, cora­je, auda­cia e inge­nio­si­dad de Geor­gie, al pro­pio tiem­po que ínti­ma­men­te sien­te una pro­fun­da pena por la des­apa­ri­ción de su madre. Jor­ge Gutman