IL SOL DELL’AVVENIRE. Italia-Francia, 2023. Un film dirigido e interpretado por Nanni Moretti. 95 minutos
Con más de una docena de filmes en su haber, entre las que se destacan Caro Diario (1993), La Stanza del Figlio (2001, ganador de la Palma de Oro en Cannes), Aprile (2003) y Mía Madre (2015), el septuagenario director, actor y guionista retorna a sus raíces con Il Sol Dell’Avennire, un film decididamente personal en el que alienta la esperanza de un mundo mejor.
Dentro del esquema de un film dentro de otro, el guión de Moretti escrito con Francesca Marciano, Federica Pontremoli y Valia Santella, presenta a Giovanni (Moretti) un neurótico y obcecado director de cine que está filmando un momento histórico vivido en Italia en 1956; en ese año el Partido Comunista Italiano se rebela contra la invasión soviética en Hungría dando la bienvenida a un circo ambulante de Hungría que actuará en un suburbio humilde de Roma. La película que se rueda tiene por objeto denunciar la dictadura estalinista que queda expresada en el diario comunista L’Unita a cargo de su editor (Silvio Orlando) y su colaboradora (Barbora Bobulova).
La filmación está lejos de transcurrir plácidamente sino que por el contrario adquiere un ritmo caótico provocado por las continuas idas y venidas de Giovanni quien de manera un tanto autoritaria y a veces violenta no acepta las sugerencias de algunos de los integrantes del elenco. Eso exaspera considerablemente a su esposa Paola (Margherita Buy) quien es la frustrada productora de la película y que después de 40 años de matrimonio ya no se siente a gusto conviviendo con Giovanni. Para peor, el rodaje se interrumpe cuando el muy poco confiable financista francés (Mathieu Almaric) quiebra y por otra parte Giovanni rechaza la insinuación de asociarse con la productora Netflix al no aceptar la idea de que su film sea exhibido en línea en 190 países.
Así como suele hacerlo Pedro Almodóvar, Moretti introduce en el film referencias de otros cineastas exhibiendo dos breves extractos de Lola (Jacques Demy) y La Dolce Vita (Federico Fellini), como también destaca a otros renombrados directores, tales como John Casavettes y Arthur Penn. No siempre esas menciones justifican su intercalación en el relato y en un caso especial adopta un tono absurdo; eso se produce cuando dudando en filmar una escena violenta Giovanni recuerda el film No matarás de Krzysztof Kieslowski así como Taxi Driver de Martin Scorsese con quien intenta comunicarse telefónicamente aunque sin lograrlo.
A través de una serie de viñetas se aprecia el período de crisis que como cineasta atraviesa Giovanni al no saber exactamente qué es lo que quiere; a ello se añade la pena producida por su ruptura matrimonial y por su hija Emma (Valentina Romani) que no le otorga mucha importancia. A pesar de todo, adoptando el aire de un adolescente él canta, baila, juega con una pelota y se desplaza por Roma en su eléctrico monopatín, como diciendo “a mal tiempo buena cara”.
Ciertamente, lo que se aprecia en esta historia constituye una suerte de terapia para el propio Moretti valiéndose de su alter ego Giovanni. Aunque el arco narrativo resulta un tanto desprolijo e inconexo, el realizador deja entrever la dificultad de poder adaptarse a la realidad en que vive; en todo caso no pierde el optimismo necesario para perseverar y seguir filmando vislumbrando un porvenir más brillante. Es así que cierra la película con un luminoso y alegre desfile integrado por los actores y actrices de la misma.
Globalmente considerada ésta es una comedia menor dentro de la filmografía de Moretti, con todo, ciertos momentos de ternura, las canciones entonadas y la presencia de un buen elenco permiten que su visión resulte apreciable. Jorge Gutman