La Espo­sa de Elvis

PRIS­CI­LLA. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Sofia Cop­po­la. 100 minutos

Sofía Cop­po­la quien gra­ta­men­te impre­sio­nó en The Vir­gin Sui­ci­des (1999, Lost in Trans­la­tion (2003) y Somewhe­re (2010), entre otros títu­los de su fil­mo­gra­fía, retor­na con Pris­ci­lla en la que con­si­de­ra la his­to­ria de la joven que con­quis­tó el cora­zón de Elvis Pres­ley. Con ese pro­pó­si­to Cop­po­la adap­tó el libro publi­ca­do en 1985 Elvis and Me que fue escri­to por Pris­ci­lla Pres­ley y San­dra Harmon.

Aun­que lo que se rela­ta es en par­te cono­ci­do por el púbi­co, lo impor­tan­te es que la for­ma en que la rea­li­za­do­ra lo narra per­mi­te que su con­te­ni­do man­ten­ga inte­rés a lo lar­go de su desarrollo.

Cai­lee Spaeny y Jacob Elordi

Todo comien­za en 1959 cuan­do Pris­ci­lla Beau­lieu (Cai­lee Spaeny) de 14 años de edad, oriun­da de Aus­tin, vive tem­po­ra­ria­men­te en Ale­ma­nia Occi­den­tal con sus padres (Ari Cohen y Dag­ma­ra Domin­czyk), debi­do a que su pro­ge­ni­tor está afin­ca­do por una misión mili­tar de Esta­dos Uni­dos. Ahí esta ado­les­cen­te tie­ne la oca­sión de asis­tir a una reu­nión en la casa de Elvis Pres­ley (Jacob Elor­di) quien a los 24 años y con­ver­ti­do en una estre­lla mun­dial está cum­plien­do su ser­vi­cio mili­tar. En ese encuen­tro sur­ge de inme­dia­to una mutua sim­pa­tía entre ambos que devie­ne pron­ta­men­te en una pla­tó­ni­ca rela­ción romántica.

Dos años más tar­de Pris­ci­lla encuen­tra la opor­tu­ni­dad de eman­ci­par­se de la rigi­dez de su hogar fami­liar, cuan­do es invi­ta­da por el rey del Rock para alo­jar­se en su sun­tuo­so cas­ti­llo de Gra­ce­land en Memphis, con la pro­me­sa de res­pe­tar su vir­gi­ni­dad has­ta el momen­to de con­traer enla­ce. Allí ella fina­li­za sus estu­dios de edu­ca­ción media en una escue­la católica.

S bien Pris­ci­lla es mima­da y agra­cia­da por su ena­mo­ra­do quien la obse­quia con varios rega­los, entre otros un coche depor­ti­vo, la rela­ción comien­za a expe­ri­men­tar alti­ba­jos. Por un lado está la ter­nu­ra que Elvis le vuel­ca pero al pro­pio tiem­po deci­de todo lo que a ella le con­cier­ne, inclu­yen­do su atuen­do, cabe­lle­ra y maqui­lla­je; asi­mis­mo duran­te sus giras y el roda­je de sus pelí­cu­las ella se ente­ra por los medios de difu­sión que su novio la está enga­ñan­do y eso hace que se sien­ta con­fun­di­da, trai­cio­na­da y desamparada.

Cuan­do la boda se con­cre­ta en 1967 todo pare­ce­ría indi­car que la tran­qui­li­dad y el amor al lado de Elvis más el naci­mien­to de su hiji­ta Lisa Marie podrán ate­nuar los incon­ve­nien­tes de la pare­ja, Sin embar­go, eso no lle­ga a ocu­rrir dado que los momen­tos de vio­len­cia de Elvis, su con­su­mo de dro­gas y las con­ti­nua­das giras artís­ti­cas moti­van a que ella expe­ri­men­te una pro­fun­da sole­dad; en con­se­cuen­cia, el no poder adap­tar­se al esti­lo de vida de su mari­do la impul­sa a disol­ver su matri­mo­nio en 1973.

A dife­ren­cia del espec­ta­cu­lar Elvis de Baz Luhr­mann (2022), don­de las can­cio­nes del rey adquie­ren gra­vi­ta­ción, aquí no abun­dan sus gran­des éxi­tos sal­vo una ver­sión que él eje­cu­ta en el piano de Love Me Ten­der; pero eso de nin­gún modo va en detri­men­to de este film por cuan­to la aten­ción está cen­tra­li­za­da en Pris­ci­lla y es des­de su pun­to de vis­ta que Cop­po­la la enfoca.

La com­po­si­ción que Spaeny logra del per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co es a todas luces remar­ca­ble, lo que le ha vali­do obte­ner el pre­mio a la mejor actriz en el fes­ti­val de Vene­cia; ella trans­mi­te la odi­sea de una mujer que vivien­do a la som­bra de su pare­ja, que­da anu­la­da y sub­es­ti­ma­da. Más que con pala­bras, su ros­tro y ges­tos evi­den­cian la pena de la ilu­sión per­di­da; en el aza­ro­so camino que va reco­rrien­do, la actriz expre­sa la tran­si­ción de la dul­ce joven inge­nua ado­les­cen­te a la de una mujer que final­men­te reve­la fir­me­za para adqui­rir su pro­pia iden­ti­dad. A su lado, Elor­di sin sobre­ac­tuar con­ven­ce en el ambi­guo per­so­na­je de Elvis como el pre­da­dor de su espo­sa asi­mis­mo sin dejar de que­rer­la a su mane­ra y con­fiar­le sus pro­ble­mas personales.

Una vez más, Cop­po­la con­fir­ma su fina sen­si­bi­li­dad feme­ni­na para aden­trar­se con suma deli­ca­de­za en las emo­cio­nes que tra­sun­ta su pro­ta­go­nis­ta y aun­que el film no alcan­za la enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca para lle­gar a emo­cio­nar, eso no dis­mi­nu­ye la cali­dad de esta tóxi­ca his­to­ria de amor. Jor­ge Gutman