MONSTER. Japón, 2023. Un film de Hirokazu Kore-eda. 126 minutos.
Inclinado a abordar temas vinculados con las características que asume el comportamiento familiar, en este caso Hirokazu Kore-eda se refiere a la relación entre una madre y su hijo aunque la intrincada y compleja historia planteada en Monster considera varios tópicos adicionales. Acostumbrado a preparar sus propios guiones, en este caso Kore-eda se vale del concebido por Yuhi Sakamoto; eso en parte puede explicar que este film no alcance la envergadura dramática lograda en previos trabajos que lo han consagrado internacionalmente como uno de los más prestigiosos cineastas.
La historia que está ambientada en la ciudad japonesa de Suwa introduce a Saori (Sakura Ando) una mujer viuda y madre de Minato (Soya Kurokawa), un chico de 10 años que cursa el quinto grado de educación elemental. El niño evidencia ciertos problemas de conducta que lo tornan extraño al manifestar que podría poseer un cerebro de cerdo; a todo ello, suele tener ideas raras sobre las reencarnaciones, desaparece súbitamente y a su vez manifiesta a su madre que en la escuela es objeto de bullying y que Hori (Eita Nagayama), su profesor de educación física, lo considera un monstruo. De inmediato Saori se dirige a la escuela quejándose ante la directora Makiko (Yuko Tanaka) por la actitud del docente. No obstante las disculpas ofrecidas por el inculpado Michitoshi lo cierto es que para salvar la imagen de la institución él llega a ser despedido.
El relato cobra un giro diferente cuando la versión de lo acontecido es ofrecida por el profesor, en donde se detecta que Minato no es tan inocente como lo supuso su madre y que lo que se expuso anteriormente difiere por completo de lo que aconteció en el ámbito escolar. A su vez, la historia se complica más cuando se asiste a la versión ofrecida por Minato y su compañero Yori (Hinata Hiiragi).
Adoptando el método utilizado por Akira Kurosawa en Rashomon (1950), Kore-eda trata de emularlo mediante la exposición de hechos que difieren según quien los cuente. Pero en este caso el realizador deliberadamente oculta información y eso motiva a que finalmente no quede convincentemente aclarado el crucigrama propuesto, quedando la duda de si Minato es la víctima o el victimario y quién es en última instancia el monstruo de esta historia. Con todo, a través de su exposición el film permite reflexionar sobre la cultura de la cancelación, a raíz del despido del profesor para acallar la opinión pública, como asimismo deja entrever cierta crítica a la homofobia en virtud de los prejuicios existentes por la sólida amistad de Minato con Yori donde ambos dejan entrever sus genuinos sentimientos.
A pesar de las objeciones señaladas respecto a su coherencia el film destila un considerable humanismo en sus principales personajes y en tal sentido Kore-eda sigue demostrando que es un remarcable director de jóvenes actores como es el caso de Soya Kurokawa y el de Hinata Hiiragi quienes acarrean sólidamente gran parte del relato.
Consideración especial merece la excelente banda sonora compuesta por el recientemente fallecido músico Ryuichi Sakamoto, que configura un notable complemento con lo que el film expone. Jorge Gutman