SEAGRASS. Canadá, 2023. Un film escrito y dirigido por Meredith Hama-Brown. 115 minutos
Numerosos filmes han considerado la crisis que puede producirse en el vínculo conyugal por diferentes razones, aunque rara vez se ha debido a que ello obedezca a problemas raciales no atribuidos al color de la piel; eso es lo que se aprecia en Seagrass, primer largometraje de la realizadora Meredith Hama-Brown.
La historia que transcurre en Canadá, comienza cuando Judith (Ally Maki), su esposo Steve (Luke Roberts) y sus hijas Stephanie (Nyha Breitkreuz) de 11años y Emmy (Remy Marthaller) de 6 años viajan a un balneario turístico en British Columbia. El propósito no es solamente el de disfrutar de las vacaciones en familia sino intentar solucionar la situación que aflige a Judith en su matrimonio; ella que es canadiense experimenta una gran pena por la muerte de su madre japonesa acaecida poco tiempo atrás. Cargada de culpa, esa pérdida la ha hecho reflexionar sobre cómo ha dejado de lado la cultura de sus ancestros; eso ha influido en parte en la dificultad de comunicación con Steve; siendo este hombre, un afectuoso y paciente marido que empatiza con el problema de su mujer sobre su herencia asiática, ha aceptado participar en una terapia de grupo para tratar de remediar el desgaste conyugal.
Durante esa estadía el matrimonio conoce a Pat (Chris Pang) y Carol (Sarah Gadon), una pareja sin hijos aparentemente feliz, que frecuenta el lugar. A través del trato que Judith mantiene con Pat, un australiano de origen chino, ella encuentra que él es emocionalmente más expresivo que Steve; en el platónico flirteo generado Judith le relata que sus padres, así como más de 20.000 japoneses viviendo en Canadá, estuvieron racialmente segregados en campos de internamiento en la época de la Segunda Guerra.
Simultáneamente la directora aborda a las niñas enfocando el impacto generado por la situación que atraviesan sus padres. Dada la diferencia de edad que existe entre ellas, Stephanie trata de ser independiente a la vez que experimenta los problemas característicos del comienzo adolescente, en tanto que Emmy, más aislada y observadora, está lidiando con la pérdida de su abuela a quien la ve resurgir a través de visiones fantasmales.
La objeción que merece el relato reside en la poca información que se tiene sobre cómo ha sido la vida del matrimonio durante más de una década de convivencia, a fin de comprender mejor la causa del problema que aqueja a Judith, que en parte se debe a su conflicto identitario; así cuando en una escena Steve manifiesta el amor que siente por su mujer, Judith le responde “yo no sé si alguna vez te amé, no obstante, estoy convencida que no necesitaba saberlo”. Con un desenlace abierto, todo hace suponer que cuando finalizada las vacaciones la familia regrese al hogar, la relación conyugal seguirá indefinida.
El relato de Hama-Brown está sustentado por lo que su memoria ha registrado acerca del vínculo mantenido con sus padres japoneses y de qué manera como canadiense ha influido para definir su identidad racial; es así que su experiencia la vuelca en este drama correctamente realizado cuyo mayor aporte reside en el remarcable elenco donde Maki, Roberts, Breitkreuz y Marthaller se distinguen por la notable caracterización lograda en sus respectivos personajes. Jorge Gutman