TU NE SAURAS JAMAIS. Canadá, 2023. Un film de Robin Aubert. 109 minutos
En Tu ne sauras jamais el realizador Robin Aubert ilustra el estado emocional de personas ancianas en una residencia para mayores que no pueden manejarse por sí mismos y que durante la dura época del Covid han tenido que padecer de la forzada reclusión en condiciones no muy apropiadas.
Después de largos cinco minutos en que la cámara enfoca una pared de la habitación de un asilo para ancianos donde reside el octogenario Paul Vincent (Martin Naud) recién vemos que lentamente este anciano despierta en su lecho pero sin lograr levantarse. A los 20 minutos sin que nada acontezca, salvo que Paul despeja el pijama de sus piernas moradas para ponerse una crema, aparece Wanda (Sarah Keita), una voluntaria del establecimiento para saber cómo esta él. Posteriormente una empleada a cargo de la comida (Marie-Hélène Brosseau), le trae su desayuno que Paul lo consume durante 10 minutos de metraje. A todo ello, aparece posteriormente Wanda quien de manera servicial y a la vez humana le cambia los pañales, además de entretenerlo haciéndole compañía. Sin saber de qué padece, lo único que se sabe es que Paul enviudó después de 47 años de casado y que en la residencia llegó a conocer a su gran amor Marie-Aurore (Monique Sirois) a quien quisiera volver a ver. Mientras tanto la banda de sonido refleja la intermitente tos de una paciente (voz de Hélène Bouchard) que se encuentra en una habitación contigua. El resto de metraje consiste en mantener la cámara fija apuntando el desplazamiento de Paul entre la cama y el sofá; mirando a través de la ventana de su pieza, observando fotos de familia que se encuentran adheridas a la pared, o bien contemplando la televisión para atenuar su soledad.
El guión de Aubert y Julie Roy deja entrever el problemático sistema de salud de Quebec, así como el gran esfuerzo que el reducido personal de enfermeros y voluntarios realiza para ayudar a los pacientes, como es el caso de Paul. Aunque bien intencionado el propósito del realizador, su narración pone a prueba la paciencia del espectador debido a que el crucial tema es expuesto con extrema lentitud; ciertamente lo que transmite podría haber sido efectuado en un corto metraje sin que su mensaje se hubiera alterado.
Dicho lo que antecede, lo más trascendente de este minimalista drama es la extraordinaria caracterización efectuada por Martin Naud, un actor no profesional de 88 años de edad que trasunta magníficamente el aislamiento de su personaje, mediante sus gestos, miradas y movimientos corporales. Jorge Gutman