Sati­ri­zan­do a Dalí

DAAAAAA­LI!. Fran­cia, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Quen­tin Dupieux. 77 minutos.

Entre los cineas­tas más repre­sen­ta­ti­vos del cine del absur­do se encuen­tra Quen­tin Dupieux, cuyas come­dias gene­ral­men­te se dis­tin­guen por la extra­va­gan­cia de los per­so­na­jes que las ani­man. Es así que no resul­ta extra­ño que este cineas­ta desea­ra esbo­zar un bos­que­jo en tono de sol­fa del gran pin­tor surrea­lis­ta Sal­va­dor Dalí (1904 – 1989), tenien­do en cuen­ta que ade­más de su genia­li­dad, ha sido una per­so­na que se carac­te­ri­zó por su excén­tri­ca conducta.

Dicho lo que pre­ce­de, de ante­mano cabe acla­rar que el argu­men­to de Daaaaaa­li! no tie­ne el pro­pó­si­to de rela­tar mucho de su pro­ta­go­nis­ta sino más bien evi­den­ciar­lo como el nar­ci­sis­ta y mega­ló­mano crea­dor artís­ti­co, capaz de poner a prue­ba la pacien­cia de quie­nes con él interactúan.

Édouard Baer

El rela­to de Dupieux pre­sen­ta a Judith (Anaïs Demous­tier) una ex far­ma­céu­ti­ca que aho­ra rea­li­za su pri­mer tra­ba­jo de perio­dis­ta; para ello deci­de entre­vis­tar a Dalí en el hotel en que se alo­ja, para un docu­men­tal que se pro­yec­ta rea­li­zar. Al comien­zo se lo ve al artis­ta avan­zan­do y retro­ce­dien­do suce­si­vas veces en el pasi­llo del hotel has­ta final­men­te salir al encuen­tro de la joven que lo aguar­da; sin embar­go, debi­do a que Judith no está pro­vis­ta de cáma­ras para fil­mar la entre­vis­ta, él de inme­dia­to se mar­cha dejan­do frus­tra­da a su entre­vis­ta­do­ra. Con todo, la perio­dis­ta per­sis­te en su pro­pó­si­to, dejan­do entre­ver a Dalí de que el repor­ta­je será fil­ma­do con una cáma­ra de tama­ño gigan­tes­co, tal como él lo requie­re, en una pla­ya cer­ca­na a su hogar. Des­pués de su arri­bo en un impo­nen­te Rolls-Roy­ce y cuan­do todo está pre­pa­ra­do para el repor­ta­je, Dalí acci­den­tal­men­te daña la cáma­ra fil­ma­do­ra, por lo que nue­va­men­te la entre­vis­ta se malogra.

Den­tro del mar­co de esta anár­qui­ca come­dia se suce­den esce­nas absur­das como la que trans­cu­rre en la casa de un clé­ri­go (Éric Nag­gar) quien ofre­ce una cena a la que asis­ten el pin­tor con su seño­ra oyen­do el curio­so rela­to del anfi­trión acer­ca de un extra­ño sue­ño que tuvo; no menos incohe­ren­te es la fan­ta­sio­sa secuen­cia que se desa­rro­lla en un salón de rema­te don­de se subas­ta una de las pin­tu­ras de Dalí, con la lle­ga­da impre­vis­ta de un cow­boy arma­do que fusi­la al cura.

En rigor de ver­dad, éste no es un film que se pres­ta a ser rela­ta­do sino más bien para ser vis­to don­de deli­be­ra­da­men­te Dupieux ape­la a su visión surrea­lis­ta para retra­tar estra­fa­la­ria­men­te al icó­ni­co pin­tor; es así que sin razón que lo jus­ti­fi­que recu­rre a varios acto­res que alter­na­ti­va­men­te lo carac­te­ri­zan, inclu­yen­do a Édouard Baer, Jonathan Cohen, Pio Mar­maï, Gilles Lellou­che y en su vejez a Didier Fla­mand, don­de cada uno de los intér­pre­tes luce el exa­ge­ra­do y ondu­la­do mos­ta­cho como así tam­bién el clá­si­co bas­tón que dis­tin­guió a Dalí.

Con el res­pal­do de un sóli­do elen­co don­de espe­cial­men­te se des­ta­can Demous­tier, Baer como el pri­mer Dalí y Romain Duris como pro­duc­tor de cine, uni­do a la bue­na foto­gra­fía de Dupieux y la ati­na­da músi­ca de Tho­mas Ban­gal­te, Daaaaaa­lí! es una agra­da­ble ton­te­ra inten­cio­na­da­men­te des­or­de­na­da que no obs­tan­te su bre­ve dura­ción se pro­lon­ga un poco más de lo debi­do; en todo caso eso no afec­ta­rá la apre­cia­ción del espec­ta­dor que logre invo­lu­crar­se en la sin­gu­lar ópti­ca del pro­vo­ca­ti­vo rea­li­za­dor. Jor­ge Gutman