Una Alo­ca­da Sátira

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

POTUS. Tex­to: Seli­na Fillin­ger.  Direc­ción: Lisa Rubin. Elen­co: Kay­leigh Choi­nie­re, Rachael Craw­ford, Cathe­ri­ne Fitch, Elvi­ra Kurt, Che­ris­sa Richards, Astrid Van Wie­ren y Jen­ni­fer Villa­ver­de. Esce­no­gra­fía: Eo Sharp. Dise­ño del Ves­tua­rio: Loui­se Bou­rret. Ilu­mi­na­ción: Sono­yo Nishi­ka­wa: Músi­ca y Soni­do: Chris­tian Tho­mas. Asis­ten­cia de Direc­ción: Alys­sa Ange­luc­ci-Wall. Cas­ting: Rache­lle Glait Dura­ción: 2 horas inclyen­do 15 minu­tos de entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 2 de junio de 2024 en el Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

Tenien­do en cuen­ta el con­vul­sio­na­do esta­do del mun­do actual con con­flic­tos béli­cos que se eter­ni­zan, resul­ta bien­ve­ni­da esta obra de dis­pa­ra­ta­do humor con la cual el Cen­tro Segal clau­su­ra la tem­po­ra­da 2023 – 2024.

El Elenco.(Foto: Eme­lia Hellman)

El sub­tí­tu­lo de la pie­za Potus don­de se lee “O detrás de cada gran idio­ta hay sie­te muje­res que inten­tan man­te­ner­lo vivo”, anti­ci­pa lo que el públi­co habrá de presenciar.

La pie­za con­ce­bi­da en 2019 por la joven auto­ra esta­dou­ni­den­se Seli­na Fillin­ger está ambien­ta­da en la Casa Blan­ca y aun­que en momen­to alguno el pri­mer man­da­ta­rio del país más pode­ro­so del mun­do se halla en esce­na, hay 7 muje­res que tra­ta­rán de res­guar­dar­lo. De allí en más, a tra­vés de un par de horas se verá des­ple­ga­da la incon­men­su­ra­ble labor del elen­co feme­nino a tra­vés del mag­ní­fi­co cas­ting rea­li­za­do por Rache­lle Glait .

Kay­leigh Choi­nie­re y Elvi­ra Kurt. (Foto: Eme­lia Hellman)

Vale la pena men­cio­nar a cada una de las actri­ces y las fun­cio­nes que desem­pe­ñan. Astrid Van Wie­ren es for­mi­da­ble carac­te­ri­zan­do a Harriet, la efi­cien­te jefa de gabi­ne­te pre­si­den­cial con­tro­lan­do de que todo mar­che a la per­fec­ción. Por su par­te Jen­ni­fer Villa­ver­de vuel­ca su sóli­do talen­to per­so­ni­fi­can­do a Jean, la secre­ta­ria de pren­sa que en la pri­me­ra esce­na man­tie­ne una enér­gi­ca dis­cu­sión con Harriet ape­lan­do a un len­gua­je soez. Asi­mis­mo se encuen­tra la exce­len­te Cathe­ri­ne Fitch ani­man­do a Stepha­nie, la com­pe­ten­te secre­ta­ria per­so­nal del pre­si­den­te cuya con­duc­ta se ve alte­ra­da por haber inge­ri­do masi­vas dro­gas que le pro­cu­ró Ber­na­det­te (mag­ní­fi­ca­men­te carac­te­ri­za­da por Elvi­ra Kurt); ella es la her­ma­na les­bia­na del pre­si­den­te que recién sali­da de la cár­cel por estar invo­lu­cra­da en dro­gas inten­ta lograr el per­dón de su her­mano.. Por su par­te Che­ris­sa Richards irre­pro­cha­ble­men­te da vida a Chris, la repor­te­ra de la Casa Blan­ca que man­tie­ne una bue­na rela­ción con las muje­res que allí tra­ba­jan, estan­do siem­pre aler­ta para obte­ner la pri­mi­cia que le per­mi­ta resal­tar su labor. Rachael Craw­ford se luce en el papel de Mar­ga­ret, la Pri­me­ra Dama que man­te­nien­do un bajo per­fil tra­ta de disi­mu­lar públi­ca­men­te su des­con­ten­to por la con­duc­ta don­jua­nes­ca de su espo­so. Final­men­te resul­ta insu­pe­ra­ble la actua­ción de Kay­leigh Choi­nie­re per­so­ni­fi­can­do a Dusty, la no muy puri­ta­na cam­pe­si­na de Iowa que ha que­da­do emba­ra­za­da por el peca­di­llo del pri­mer man­da­ta­rio y que se encuen­tra feliz de su concepción.

Rachael Craw­ford y Cathe­ri­ne Fitch. (Foto: Eme­lia Hellman)

Lisa Rubin, direc­to­ra artís­ti­ca y eje­cu­ti­va del Segal, asu­me en esta opor­tu­ni­dad la direc­ción de la pie­za quien la insu­fla con remar­ca­ble dina­mis­mo; eso se hace más evi­den­te si se con­si­de­ra la natu­ra­le­za caó­ti­ca de su con­te­ni­do que exi­ge una cui­da­do­sa con­duc­ción de las intér­pre­tes en sus con­ti­nuos des­pla­za­mien­tos físi­cos que deben rea­li­zar sin des­can­so alguno en las nume­ro­sas esce­nas, sal­vo la pau­sa del entreacto.

Otro de los logros del espec­tácu­lo es la muy bue­na esce­no­gra­fía de Eo Sharp a tra­vés de los dife­ren­tes deco­ra­dos ilus­tra­dos en un esce­na­rio giratorio.

En esen­cia, median­te irre­ve­ren­tes y muy fre­cuen­te­men­te vul­ga­res diá­lo­gos se asis­te a una far­sa polí­ti­ca des­ta­can­do los veri­cue­tos que deben atra­ve­sar los per­so­na­jes feme­ni­nos del entorno pre­si­den­cial; pero en rigor de ver­dad, la polí­ti­ca es en este caso una excu­sa para pro­vo­car la risa del espec­ta­dor. Si algún bemol mere­ce esta pie­za es que a fuer­za de recrear las absur­das y ridí­cu­las situa­cio­nes que van acon­te­cien­do, la sáti­ra devie­ne cari­ca­tu­res­ca en su segun­da mitad; de todos modos eso no lle­ga a afec­tar el buen humor que la audien­cia fes­te­ja y que como bro­che final se ve recom­pen­sa­da con un deli­ran­te núme­ro musi­cal can­ta­do por el elen­co con con­ta­gio­so entusiasmo.

Un Dra­ma Biográfico

NYE

En los pró­xi­mos días el púbi­co cana­dien­se ten­drá opor­tu­ni­dad de juz­gar la pie­za bio­grá­fi­ca Nye del dra­ma­tur­go galés Tim Pri­ce que ha sido repre­sen­ta­da por el Natio­nal Thea­tre de Lon­dres des­de el 24 de febre­ro has­ta el 11 de mayo de este año.

Michael Sheen. (Foto: John Persson)

La obra se cen­tra en la vida de Aneu­rin “Nye” Bevan (1897 – 1960), el polí­ti­co bri­tá­ni­co del par­ti­do labo­ris­ta quien en opor­tu­ni­dad de haber actua­do como minis­tro de salud pro­pul­só la fun­da­ción del Ser­vi­cio Nacio­nal de Salud de Gran Bretaña.

La obra diri­gi­da por Rufus Norris e inter­pre­ta­da por Michael Sheen en el rol pro­ta­gó­ni­co pre­sen­ta al anciano Bevan quien se encuen­tra como pacien­te en el hos­pi­tal pró­xi­mo a morir por un cán­cer esto­ma­cal, aun­que su espo­sa Jen­nie Lee (Sha­ron Small) se lo ocul­ta. Es así que el rela­to se va desa­rro­llan­do entre pre­sen­te y pasa­do, en don­de Nye reme­mo­ra su infan­cia así como el ini­cio de su carre­ra política.

Una esce­na de la obra. (Foto: John Persson)

Habien­do sido con­si­de­ra­do como el polí­ti­co de mayor influen­cia de Gran Bre­ta­ña sin haber sido Pri­mer Minis­tro, no obs­tan­te la pie­za refle­ja sus emba­tes par­la­men­ta­rios man­te­ni­dos en la Cáma­ra de los Comu­nes con Wins­ton Chur­chill (Tony Jaya­war­de­na).

https://youtu.be/cLt2Pe_UaaMhttps://youtu.be/cLt2Pe_UaaM

Ade­más de los artis­tas men­cio­na­dos el vas­to elen­co lo inte­gran Remy Beas­ley, Matthew Bul­go, Dyfan Dwy­for, Roger Evans, Ross Foley, Jon Fur­long, Daniel Hawks­ford, Bea Holland, Stepha­nie Jacob, Kez­re­na James, Michael Kea­ne, Nicho­las Khan, Rebec­ca Killic, Oli­ver Lle­wellyn-Jen­kins, Mark Matthews, Rho­dri Mei­lir, Ash­ley Mej­ri, Lee Men­go, David Mon­teith, Mali O’Donnel y Sara Otung.

La pie­za que ha sido fil­ma­da en una de las repre­sen­ta­cio­nes será exhi­bi­da en las salas de Cine­plex el 23 y 26 de mayo de 2024.

El Mal No Existe

EVIL DOES NOT EXIST. Japón, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Ryû­su­ke Hama­gu­chi. 106 minutos

Con­si­de­ra­do como uno de los más impor­tan­tes rea­li­za­do­res de Japón, Ryû­su­ke Hama­gu­chi ha con­so­li­da­do su pres­ti­gio a tra­vés de remar­ca­bles tra­ba­jos como lo han sido entre otros, La Rue­da de la For­tu­na y la Fan­ta­sía (2021) y en espe­cial Dri­ve My Car (2021) por el cual reci­bió el Oscar a la Mejor Pelí­cu­la Inter­na­cio­nal ade­más de haber sido aplau­di­da inter­na­cio­nal­men­te. De allí que con gran expec­ta­ti­va se aguar­da­ba Evil Does Not Exist, que obtu­vo el Gran Pre­mio del Jura­do en el fes­ti­val de Vene­cia de 2023. Con todo, esta absor­ben­te fábu­la eco­ló­gi­ca no alcan­za a satis­fa­cer ple­na­men­te aun­que de todos modos se visio­na una obra respetable.

La idea del film se ori­gi­nó como con­se­cuen­cia de un bre­ve acom­pa­ña­mien­to a una pie­za musi­cal de la com­po­si­to­ra Eiko Ishi­bashi que ya había cola­bo­ra­do con el rea­li­za­dor en Dri­ve My Car. Es así que el pro­yec­to ori­gi­na­rio se ha con­ver­ti­do en este lar­go metra­je en don­de la músi­ca es un ele­men­to impor­tan­te al ilus­trar cada plano a lo lar­go de su desarrollo.

Hitoshi Omi­ka

La his­to­ria está ambien­ta­da en una peque­ña aldea rural de Japón, ale­ja­da de la cos­mo­po­li­ta ciu­dad de Tokio. Allí vive Taku­mi (Hitoshi Omi­ka), con su hiji­ta Hana (Ryo Nishi­ka­va) de 8 años de edad. Él es un soli­ta­rio y taci­turno aldeano que ado­ra a la niña aun­que a veces su dis­trac­ción moti­va a que se olvi­de de reco­ger­la de la escue­la al final de la jor­na­da esco­lar. En los pri­me­ros 30 minu­tos de metra­je del rela­to se lo con­tem­pla en su dia­ria ruti­na de cor­tar la made­ra del bos­que fron­do­so que lo rodea como así tam­bién reco­ger varios con­te­ne­do­res de agua fres­ca con la ayu­da de su ami­go Kazuo (Hiro­yu­ki Miu­ra), para su tras­la­do a un cer­cano res­tau­ran­te. En esa pri­me­ra par­te el rea­li­za­dor líri­ca­men­te des­ta­ca la pre­sen­cia de la natu­ra­le­za impreg­na­da de fron­do­sos árbo­les y su fau­na, que cons­ti­tu­ye un fac­tor esen­cial para los habi­tan­tes de la aldea.

El núcleo del rela­to se pro­du­ce cuan­do una agen­cia de Tok­yo deci­de crear en la fores­ta región un cam­ping a todo lujo para los turis­tas adi­ne­ra­dos de la capi­tal. Es así que arri­ban al lugar, dos emplea­dos de la fir­ma, Takaha­si (Ryu­ji Kosa­ka) y su joven cole­ga Mayu­zu­mi (Aya­ka Shi­bu­ta­mi) encar­ga­dos de con­vo­car una reu­nión en la muni­ci­pa­li­dad de la aldea para infor­mar a sus habi­tan­tes los deta­lles del pro­yec­to. Al ente­rar­se del mis­mo, los aldea­nos demues­tran su gran escep­ti­cis­mo dado que eso peli­gra la exis­ten­cia del agua pura del lugar con la polu­ción que gene­ra­rá la ins­ta­la­ción de un tan­que sép­ti­co; a todo ello sin la pre­sen­cia de un guar­dia de segu­ri­dad exis­te el ries­go de que pue­da pro­du­cir­se un incen­dio fores­tal. A fin de lograr un mayor cono­ci­mien­to de la zona, los pro­mo­to­res del pro­yec­to ofre­cen un empleo de con­se­je­ro a Taku­mi dado que él es una per­so­na influ­yen­te en la comunidad.

Sin anti­ci­par lo que des­pués sobre­vie­ne, la impre­sión ini­cial es la de apre­ciar una sería crí­ti­ca a la con­ta­mi­na­ción ambien­tal que ha cau­sa­do tre­men­dos daños en varias regio­nes del mun­do. Sin embar­go, la par­te final del rela­to cobra un giro ines­pe­ra­do al intro­du­cir un acon­te­ci­mien­to dra­má­ti­co com­ple­ta­men­te diso­cia­do de lo que se ha vis­to ante­rior­men­te, dejan­do des­con­cer­ta­do al espectador.

Hama­gu­chi es un cineas­ta no con­ven­cio­nal que con­fir­ma una vez más su nota­ble maes­tría en la pues­ta escé­ni­ca y encua­dre así como en la con­duc­ción de su cali­fi­ca­do elen­co. Home­na­jean­do a la natu­ra­le­za el direc­tor ofre­ce un film con­tem­pla­ti­vo que en cier­tos tra­mos adquie­re lan­gui­dez, aun­que eso no ami­no­ra su inte­rés; cier­ta­men­te, su con­clu­sión deja el terreno abier­to a la dis­cu­sión sobre si real­men­te “el mal no exis­te”, tal lo anun­cia el títu­lo de esta pelí­cu­la, o bien cier­ta­men­te lo opues­to. Jor­ge Gutman

Un Con­flic­ti­vo Vínculo

MADA­ME DE SÉVIG­NÉ. Fran­cia, 2024. Un film de Isa­be­lle Bro­card. 93 minutos

Aun­que no fre­cuen­ta­da por el cine, la direc­to­ra Isa­be­lle Bro­card abor­da la his­to­ria de la mar­que­sa de Sévig­né y el tóxi­co víncu­lo man­te­ni­do con su hija Françoise.

Mada­me de Sévig­ne sin ser una bio­gra­fía se cen­tra en algu­nas déca­das de su exis­ten­cia. Naci­da en 1626 en París, Marie de Rabu­tin-Chan­tal, que­da huér­fa­na a tem­pra­na edad y habien­do sido cria­da por su tío, reci­beó una bue­na edu­ca­ción. A los 18 años devie­ne la mar­que­sa de Sévig­né al con­trae enla­ce con Henry de Sévig­né, pro­ve­nien­te de una noble fami­lia de Bre­ta­ña, con quien tie­ne dos hijos, el mayor Char­les (1648) y la menor Fra­nçoi­se (1646). Des­pués de que su espo­so falle­ce en un due­lo en 1651, la viu­da mar­que­sa de Sévig­né (Karin Viard) se radi­ca en París lle­van­do una vida moder­na e inde­pen­dien­te tra­ban­do un víncu­lo amis­to­so con Mada­me de Lafa­yet­te (Noé­mie Lvovski).

Ana Girar­dot y Karin Viard

Bro­card en su guión com­par­ti­do con Yves Tho­mas des­ta­ca el deseo de la mar­que­sa de que su joven hija Fra­nçoi­se (Ana Girar­dot) pue­da lograr una bue­na posi­ción en su vida futu­ra y a su vez que sea una mujer capaz de regir su pro­pio des­tino. En oca­sión de un bai­le rea­li­za­do en los jar­di­nes del cas­ti­llo de Ver­sa­lles, la joven se topa con el rey Louis XIV (Ben­ja­min Wan­ger­mee) quien tra­ta de sedu­cir­la sexual­men­te pero su madre alcan­za a rete­ner­la; es así que para sal­var su honor con­si­gue que en enero de 1669 Fra­nçoi­se con­trai­ga enla­ce con Fra­nçois Adhé­mar (Cédric Kahn), con­de de Grig­nan. Una vez naci­da su pri­me­ra niña, Fra­nçoi­se la deja al cui­da­do de su madre, para ins­ta­lar­se en Pro­ven­ce don­de su mari­do es desig­na­do gobernador.

De allí en más, el núcleo del film se cen­tra en la tumul­tuo­sa rela­ción enta­bla­da entre Marie y su hija. Amán­do­la pro­fun­da­men­te, Marie ejer­ce en su hija una exa­ge­ra­da pro­tec­ción, ade­más de tra­tar de con­tro­lar­la en sus actos; ese com­por­ta­mien­to abu­si­vo moti­va a que Fra­nçoi­se expre­se su rebel­día gene­ran­do un víncu­lo de odio y amor hacia su madre a tra­vés de los encuen­tros y des­en­cuen­tros que se pro­du­cen entre ambas; los mis­mos que­dan refle­ja­dos en la nume­ro­sí­si­ma corres­pon­den­cia epis­to­lar de Marie a su hija, cuya pri­me­ra car­ta es envia­da en febre­ro de 1671. Esas misi­vas con­tri­bu­ye­ron a que des­pués de haber sido edi­ta­das la mar­que­sa de Sévig­né se con­vir­tie­ra en una de las auto­ras lite­ra­rias feme­ni­nas más remar­ca­bles de la lite­ra­tu­ra francesa.

Con­si­de­ran­do epi­dér­mi­ca­men­te el con­tex­to polí­ti­co de la épo­ca, el film no alcan­za a exal­tar como debie­ra en la medi­da que su narra­ción se vuel­ve repe­ti­ti­va al abu­sar de la exce­si­va lec­tu­ra de las car­tas en off, ami­no­ran­do su flui­dez. A su favor, la pelí­cu­la se bene­fi­cia de los bue­nos dise­ños de pro­duc­ción y espe­cial­men­te de las exce­len­tes inter­pre­ta­cio­nes de Karin Viard y Ana Girar­dot quie­nes ple­na­men­te trans­mi­ten la ten­sión pro­ve­nien­te de ese tóxi­co lazo materno-filial.

En esen­cia, se apre­cia un con­ven­cio­nal dra­ma his­tó­ri­co que intere­sa por la actua­ción y por su men­sa­je de eman­ci­pa­ción feme­ni­na que hoy día revis­te actua­li­dad con el movi­mien­to abo­ga­do por Me Too. Jor­ge Gutman

Un Inadap­ta­do Adolescente

L’OURAGAN F.Y.T. Cana­dá, 2023. Un film de Ara Ball. 110 minutos

Las andan­zas de un menor que cria­do en un hogar dis­fun­cio­nal se trans­for­ma en un des­arrai­ga­do social es lo que el rea­li­za­dor Ara Ball coon­si­de­ra en L’Ouragan F.Y.T. un dra­ma basa­do en su cor­to metra­je homó­ni­mo de 2013.

Jus­tin Labelle

El guión del rea­li­za­dor escri­to en cola­bo­ra­ción con Tania Duguay-Cas­ti­loux ambien­ta el rela­to en el dis­tri­to Hoche­la­ga-Mai­son­neu­ve de Mon­tréal en 1991. Allí habi­ta en un medio emi­nen­te­men­te pobre y des­fa­vo­re­ci­do Delphis (Jus­tin Labe­lle) de 11 años de edad per­te­ne­cien­te a una con­flic­ti­va fami­lia. El com­por­ta­mien­to rebel­de del chi­co moti­va su expul­sión del cole­gio y su inadap­ta­ción cier­ta­men­te se debe al ambien­te que lo rodea; en tal sen­ti­do su padre (Patri­ce Dubois) es un delin­cuen­te que es envia­do a la cár­cel y su madre (Laris­sa Corri­veau) ade­más de ser víc­ti­ma de vio­len­cia con­yu­gal es toxi­có­ma­na y alcohó­li­ca, por lo que su peque­ño her­mano, median­te la inter­ven­ción de los ser­vi­cios de pro­tec­ción a la infan­cia, es ubi­ca­do en un hogar sus­ti­tu­to al cui­da­do de una madre adop­ti­va (Julie Le Breton).

Pron­ta­men­te Delphis aban­do­na el hogar y deci­de adop­tar el nom­bre de “Oura­gan”, siguien­do un sen­de­ro delic­ti­vo en pro­cu­ra de dine­ro, ali­men­ta­ción y de un lugar don­de per­noc­tar. Per­se­gui­do por la auto­ri­dad poli­cial y por la Direc­ción de Pro­tec­ción de la Juven­tud, final­men­te es res­ca­ta­do por Ben (Nico Raci­cot), que lo lle­va a con­vi­vir en un inmen­so lugar deno­mi­na­do “la grot­te”, jun­to con otros jóve­nes (Antoi­ne Oli­vier Pilon, y Émi­le Sch­ne­dier) igual­men­te mari­gi­na­dos y asi­mi­la­dos a la cul­tu­ra punk. Den­tro de ese ambien­te el impul­si­vo e incon­tro­la­ble Delphis encuen­tra el calor de una fami­lia que no pudo lograr en la suya.

Den­tro de un cine emi­nen­te­men­te social, evo­can­do cier­ta­men­te algu­nos de los fil­mes de Ken Loach, el rea­li­za­dor des­ti­la en su rela­to un genuino rea­lis­mo des­cri­bien­do una juven­tud des­pro­te­gi­da social­men­te, a la vez que resal­ta el huma­nis­mo laten­te den­tro de la mise­ria que la rodea; al hacer­lo, sin com­pla­cen­cia algu­na Ball alber­ga la posi­bi­li­dad de res­ca­tar a esas vidas de la mise­ria para su rein­te­gro al seno de la sociedad.

Aun­que no del todo per­fec­to en la medi­da que el film inclu­ye algu­nas esce­nas que podrían haber­se pres­cin­di­do sin alte­rar su eje cen­tral, el balan­ce es neta­men­te posi­ti­vo, en par­te debi­do a la gran inten­si­dad que Ara Bell logra en su pues­ta escé­ni­ca. A ello se agre­ga su mag­ní­fi­co elen­co, don­de des­cue­lla la actua­ción del caris­má­ti­co Jus­tin Labe­lle; él es a todas luces admi­ra­ble, sumer­gién­do­se por com­ple­to en la piel del impe­tuo­so y furio­so pro­ta­go­nis­ta. Final­men­te, entre los ele­men­tos téc­ni­cos de pro­duc­ción, elo­gios mere­cen la foto­gra­fía de Ian Lagar­de, entre­mez­clan­do el blan­co y negro con el color, así como la elec­tri­zan­te músi­ca de Julien Mineau resal­tan­do el dis­tin­ti­vo cli­ma que carac­te­ri­za a la cul­tu­ra punk. Jor­ge Gutman