Crónica de Jorge Gutman
WAITRESS. LA COMÉDIE MUSICAL Libro: Jessie Nelson – Música y Letra: Sara Bareilles, basada en el film homónimo de 2006 escrito por Adrienne Shelly – Traducción: Joëlle Bond y Elisabeth Cordeau Rancourt. Dirección Escénica Original: Diane Paulus — Dirección Escénica Asociada: Joël Legendre – Dirección Musical: David Terriault — Coreografía Original: Diane Paulus y Lorin Latarro- Coreografía Asociada: Maud Saint-Germain. Duración: 2 horas y media incluyendo un entreacto — Representación: Hasta el 28 de julio en Espace St-Denis
Esta comedia musical viene precedida por el gran suceso obtenido en Broadway desde su creación en 2016 y posteriormente su traslado a Londres. Basado en el excelente film homónimo de la malograda autora y directora Adrienne Shelly, esta adaptación efectuada por Jessie Nelson tiene su encanto aunque sin alcanzar la misma envergadura dramática. De todos modos la novedad de este espectáculo reside en que es la primera vez que se representa en francés merced a la buena traducción efectuada tanto del texto original inglés como así también de la música y letra de Sara Bareilles,
La historia enfoca a Jenna (Marie-Ève Janvier), una mujer que ve transcurrir sus diarias jornadas en el modesto restaurante de Joe (François Léveillée) y administrado por Cal (Jonathan Gagnon). Jenna además de camarera es asimismo una eximia pastelera, preparando y horneando deliciosos postres que endulzan el paladar. Aunque en el trabajo encuentra afecto y apoyo de sus dos colegas y amigas, la vigorosa Becky (Sharon James) y la dulce Dawn (Juliette Ringuette), su vida personal deja que desear al estar infelizmente casada con Earl (Jean-François Beaupré), un hombre inmaduro que suele abusar físicamente de ella.
Al comenzar el relato, Jenna descubre que está preñada, y a pesar de no estar entusiasmada con su incipiente maternidad debido a su desolada vida conyugal, decide continuar su embarazo bajo la atención del Dr. Pomatter (Renaud Paradis), que tiene como asistente a la enfermera Norma (Madeleine Sarr).
Al poco tiempo Jenna comienza a mantener con el ginecólogo una relación sentimental que reviste características excéntricas y poco convencionales desde una visión estrictamente romántica, pero que constituye para Jena una vía de escape. Curiosamente, el adulterio –surgido por ambas partes, ya que él es también casado- no tiene características dramáticas, dado que ninguno de ellos sale herido de esa experiencia. En todo caso para ella es una posibilidad de abordar su vida de manera diferente, como así también constituye la perspectiva de participar en un concurso de pastelería donde existe la posibilidad de que con sus sabrosos manjares pueda obtener el gran premio..
Con un elenco integrado por 12 intérpretes y 10 adicionales como conjunto, cabe destacar el buen desempeño del director Joël Legendre respetando la puesta escénica original de Diane Paulus; aunque resulta discutible la descripción de algunos personajes bordeando lo caricaturesco.
Desde la mira estrictamente musical, sin dejar de reconocer el mérito de la compositora Sara Bareilles, la comedia no alcanza un nivel de excepción como lo son, por ejemplo, West Side Story, Les Miserables y The Phantom of the Opera. De las 17 canciones acompañadas por 6 músicos en el escenario se destacan la emotiva canción Cachée au fond de moi bien entonada poir Marie-Ève Janvier así como Je vais jamais jamais plus partir .en donde Jonathan Caron se luce como bailarín y cantante brindando uno de los momentos más dinámicos y sonrientes del espectáculo.
Además de la sólida actuación de Marie-Ève Janvier en el rol protagónico, cabe resaltar las de Sharon James, Julie Ringuette, Renaud Paradis, Jean-François Beaupré y sobre todo de Jonathan Caron animando a Ogie, el cortejante de Dawn. .
Lo más destacable de este musical es su mensaje feminista a través de la emancipación que trata de alcanzar su protagonista, como asimismo la hermandad y solidaridad evidenciada por Jenna y sus colegas pasteleras.
En síntesis, he aquí un buen espectáculo musical al haber reunido los ingredientes necesarios para dispensar una velada de agradable entretenimiento.