El Sín­dro­me de Asperger

GOYO. Argen­ti­na, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Mar­cos Car­ne­va­le. 107 minu­tos. Dis­po­ni­ble en Netflix

Ade­más de las com­pla­cien­tes pelí­cu­las des­ti­na­das para un públi­co case­ro, Net­flix, el gigan­te de las pla­ta­for­mas de strea­ming, tam­bién apor­ta fil­mes de cali­dad supe­rior como es el caso de Goyo, una con­mo­ve­do­ra his­to­ria escri­ta y diri­gi­da por Mar­cos Carnevale.

El rea­li­za­dor que depa­ró agra­da­bles come­dias como lo fue­ron entre otras Elsa y Fred (2005), Viu­das (2011) e Inse­pa­ra­bles (2016), en esta oca­sión abor­da el deli­ca­do tema del Sín­dro­me de Asper­ger a tra­vés de una tra­gi­co­me­dia de visos románticos.

Las per­so­nas con asper­ger reci­bien­do apo­yo ade­cua­do pue­den lle­var una vida satis­fac­to­ria y ade­más en cier­tos casos demues­tran poseer un nivel supe­rior de inte­li­gen­cia. Es así que Car­ne­va­le, habien­do toma­do con­tac­to con per­so­nas invo­lu­cra­das en el tra­ta­mien­to y otros aspec­tos vin­cu­la­dos con este tipo espe­cial de autis­mo, ha per­mi­ti­do que su guión des­ti­le máxi­ma autenticidad.

Nancy Dupláa y Nico­lás Furtado

La his­to­ria se desa­rro­lla en Bue­nos Aires don­de el asper­ger Gre­go­rio Villa­nue­va (Nico­lás Fur­ta­do) ‑apo­da­do Goyo – a pesar de ser cons­cien­te de su con­di­ción espe­cial vive a gus­to con su her­mano y exper­to chef Matu­te (Pablo Rago) y su her­ma­na Sau­la (Sole­dad Villa­mil), una con­cer­tis­ta de piano que delei­ta inter­pre­tan­do el Con­cier­to para Piano N° 1 de Cho­pin (eje­cu­ta­do por la pia­nis­ta Nata­lia Anto­ne­lla Soriano).

Habien­do sido estu­dian­te de Bellas Artes y obte­ni­do en Espa­ña un doc­to­ra­do en Arte, Goyo tra­ba­ja como un remar­ca­ble guía en el Museo Nacio­nal de Bellas Artes de la ciu­dad. A tra­vés de las minu­cio­sas expli­ca­cio­nes que rea­li­za a los visi­tan­tes sobre los cua­dros exhi­bi­dos demues­tra poseer un nivel de cono­ci­mien­to excep­cio­nal en la mate­ria y ade­más una memo­ria pro­di­gio­sa recor­dan­do fechas sobre los dife­ren­tes tra­ba­jos con espe­cial refe­ren­cia a Van Gogh en una de las pin­tu­ras del museo, a quien mucho admi­ra; ade­más del tra­ba­jo habi­tual, en el tiem­po libre se dedi­ca a pin­tar en su hogar.

Para­le­la­men­te el guión intro­du­ce a Eva Mon­te­ro (Nancy Dupláa) quien recien­te­men­te ha sido con­tra­ta­da en el Museo como guar­dia de segu­ri­dad. Ella es madre de dos hijos, el ado­les­cen­te y dís­co­lo Cuti (Baltha­zar Muri­llo) y el menor Tato (Milo Zeus Lis) con quien se lle­va exce­len­te­men­te, pero no obs­tan­te es una mujer sufri­da a cau­sa de estar sepa­ra­da de Miguel (Die­go Alon­so), un mari­do abu­sa­dor y deci­di­da­men­te violento.

Cuan­do Goyo avi­zo­ra en el Museo a Eva, des­pier­ta en él una atrac­ción que nun­ca había expe­ri­men­ta­do has­ta ese enton­ces por el sexo opues­to. Ade­más de uti­li­zar su memo­ria para efec­tuar una pin­tu­ra de su per­so­na, esti­mu­la­do por Matu­tee quien lo alec­cio­na sobre cómo acer­car­se a ella, Goyo logra­rá que Eva sim­pa­ti­ce con él.

Si a pri­me­ra vis­ta resul­ta­ría un tan­to difí­cil admi­tir que un neu­ro diver­gen­te y una mujer de mani­fies­ta edad supe­rior pue­dan unir sus cora­zo­nes, el tra­ta­mien­to rea­li­za­do por Car­ne­va­le a tra­vés de su exce­len­te guión en la des­crip­ción de dichos per­so­na­jes per­mi­te que el rela­to de estos dos soli­ta­rios adquie­ra ple­na con­vic­ción. Mucho más que una tra­di­cio­nal pelí­cu­la román­ti­ca su des­en­la­ce que­da apro­pia­da­men­te abierto.

A nivel inter­pre­ta­ti­vo resul­ta admi­ra­ble la carac­te­ri­za­ción de Nico­lás Fur­ta­do que en todo momen­to pare­cie­ra que no actúa sino que real­men­te es un joven neu­ro­di­ver­gen­te; sin duda algu­na que el actor mere­ce­ría ser un serio can­di­da­to al Oscar. Asi­mis­mo es elo­gia­ble la com­po­si­ción de Dupláa como una per­so­na dota­da de amplia ter­nu­ra que cas­ti­ga­da en su matri­mo­nio encuen­tra en Goyo el solaz para una vida más apa­ci­ble. Ade­más de la homo­gé­nea cola­bo­ra­ción de los acto­res men­cio­na­dos en roles de apo­yo, la vete­ra­na Ceci­lia Roth efec­túa su apor­te como la dis­tan­cia­da madre que aun­que tar­día­men­te, tra­ta­rá de com­pren­der y recom­po­ner la rela­ción con su hijo.

Con­si­de­ran­do el tema de la inclu­sión, tal como lo había tra­ta­do en Ani­ta (2009) con el Sín­dro­me Dawn, Car­ne­va­le ofre­ce un film de nota­ble sen­si­bi­li­dad que pene­tra hon­da­men­te en el cora­zón de la audien­cia. Jor­ge Gutman