Comen­ta­rio de Fil­mes del Fes­ti­val Fantasia

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

He aquí un comen­ta­rio de cua­tro fil­mes que han sido juz­ga­dos en Fan­ta­sia, el fes­ti­val de cine fan­tás­ti­co que cull­mi­na el 4 de agosto.

Los Impac­ta­dos (Argen­ti­na-Chi­le)

La mane­ra en que la deto­na­ción de un fenó­meno de la natu­ra­le­za pue­de afec­tar físi­ca y psi­co­ló­gi­ca­men­te a una per­so­na es lo que con­si­de­ra la talen­to­sa direc­to­ra argen­ti­na Lucía Puen­zo en este ori­gi­nal drama.

LOS IMPAC­TA­DOS

La his­to­ria con­ce­bi­da por la cineas­ta y Lore­na Ven­ti­mi­glia dis­ta de ser sen­ci­lla así como su tema pocas veces ha sido con­si­de­ra­do por el cine. En la mis­ma Ada (Maria­na Di Giró­la­mo) es una vete­ri­na­ria quien en una fuer­te tor­men­ta ha sido alcan­za­da por un rayo en medio de un cam­po cuan­do asis­tía al par­to de una vaca; eso pro­vo­có que estu­vie­se en coma duran­te varias sema­nas en un cen­tro hos­pi­ta­la­rio. En el momen­to de su recu­pe­ra­ción, se encuen­tra rodea­da por su noble mari­do Jano (Gui­ller­mo Pfe­ning) y su psi­có­lo­go padre (Osmar Núñez) quie­nes cele­bran que haya vuel­to a la nor­ma­li­dad sin tras­tor­nos físi­cos, aun­que su cuer­po reve­la mar­cas deja­das por la des­car­ga eléctrica.

Cuan­do es dada de alta y retor­na al hogar la situa­ción de Ada se entur­bia en la medi­da que el impac­to del inci­den­te le ha deja­do com­ple­ta­men­te alte­ra­da pade­cien­do de insom­nio, ansie­dad, des­ve­los, con­fu­sión y una extre­ma sen­si­bi­li­dad al efec­to del soni­do. En la medi­da que ella duda de la medi­ca­ción psi­quiá­tri­ca que le es sumi­nis­tra­da, deci­de par­ti­ci­par en un gru­po de auto­ayu­da don­de sus inte­gran­tes tam­bién son sobre­vi­vien­tes que han sido impac­ta­dos por los rayos; el gru­po es diri­gi­do por el médi­co Juan (Ger­mán Pala­cios) que igual­men­te fue obje­to de un acci­den­te simi­lar duran­te su infan­cia. A medi­da que las sesio­nes trans­cu­rren Ada expe­ri­men­ta una extra­ña meta­mor­fo­sis en don­de su cuer­po se sien­te más ali­via­do: asi­mis­mo, la cone­xión que man­tie­ne con el expe­ri­men­tal facul­ta­ti­vo la indu­ce a ale­jar­se gra­dual­men­te de su núcleo familiar.

Obvian­do con­si­de­rar si su con­te­ni­do temá­ti­co se basa o no en un caso real, lo cier­to es que el plan­teo del rela­to resul­ta intri­gan­te dejan­do abier­ta la dis­cu­sión si aca­so la tera­pia eléc­tri­ca cons­ti­tu­ye una alter­na­ti­va mejor a la de los medi­ca­men­tos sumi­nis­tra­dos por la far­ma­co­lo­gía tra­di­cio­nal. Al pro­pio tiem­po resul­ta intere­san­te cómo Puen­zo ilus­tra la adic­ción de Ada y los inte­gran­tes hacia la pro­vo­ca­ción de des­car­gas eléctricas.

Aun­que en su tra­mo final la narra­ción se des­me­jo­ra al apar­tar­se del enfo­que cen­tral y adop­tar en su lugar un tono melo­dra­má­ti­co poco con­vin­cen­te, la pelí­cu­la reúne ele­men­tos que la favo­re­cen. Entre los mis­mos se des­ta­can la pul­cra direc­ción de Puen­zo así como, el inob­je­ta­ble elen­co, sobre todo por la remar­ca­ble com­po­si­ción que logra Di Giró­la­mo en el rol pro­ta­gó­ni­co trans­mi­tien­do los con­flic­tos que expe­ri­men­ta su cuer­po. Men­ción espe­cial mere­cen los efec­tos visua­les resal­tan­do en nume­ro­sas esce­nas el des­te­llo de luz de los relám­pa­gos y la pre­sen­cia de los rayos que cons­ti­tu­yen en la tra­ma un fac­tor esencial.

En esen­cia, sin ser un film per­fec­to, lo cier­to es que la rea­li­za­do­ra acep­tó el desa­fío de abor­dar un tema audaz; habien­do emer­gi­do airo­sa del mis­mo Puen­zo rati­fi­ca una vez más su artís­ti­ca idoneidad.

Wake Up (Cana­dá)

Uti­li­zan­do como excu­sa un men­sa­je social, los direc­to­res Fra­nçois Simard, Anouk Whis­sell y Yoann-Karl Whis­sell han logra­do un inge­nio­so film uti­li­zan­do como fuen­te el buen guión de Alber­to Marini.

WAKE UP

La his­to­ria intro­du­ce a Ethan (Benny O. Arthur), Yas­min (Jac­que­li­ne Moré), Gra­ce (Ales­sia Yoko Fon­ta­na), Tyler (Kyle Scud­der), Emily (Char­lot­te Stoi­ber) y Karim (Tom Gould), quie­nes son jóve­nes acti­vis­tas preo­cu­pa­dos por la eco­lo­gía. A fin de con­cien­ti­zar a la pobla­ción por la defo­res­ta­ción de los bos­ques que se está rea­li­zan­do, quie­ren denun­ciar a aque­llas gran­des cor­po­ra­cio­nes que los des­tru­yen a fin de uti­li­zar­los para sus nego­cios; es así que deci­den ata­car a una gran com­pa­ñía de mue­bles que uti­li­za la made­ra para la ela­bo­ra­ción de sus productos.

Des­pués de haber­se intro­du­ci­do en el local apa­ren­tan­do ser comu­nes clien­tes, cada uno de los seis acti­vis­tas aus­cul­tan dife­ren­tes rin­co­nes del mis­mo. Poco antes de fina­li­zar la jor­na­da dia­ria, ellos se ocul­tan y cuan­do ya está cerra­da la inmen­sa tien­da, pro­vis­tos de más­ca­ras comien­zan a efec­tuar diver­sos actos de van­da­lis­mo que ade­más los difun­den en las redes socia­les a fin de resal­tar la for­ma en que la com­pa­ñía aten­ta al medio ambiente.

A todo ello, los her­ma­nos Kevin (Tur­lough Con­very) y Jack (Aidan O’Hare), se desem­pe­ñan como guar­dias de segu­ri­dad, encar­ga­dos de cen­trar su aten­ción para que el orden se man­ten­ga per­ma­nen­te­men­te. Al escu­char cier­tos rui­dos, eso los man­tie­nen aler­ta­dos y tra­tan­do de ave­ri­guar lo que acon­te­ce. Al que­dar Jack acci­den­ta­do y fue­ra del esce­na­rio, es el for­ni­do y muscu­loso Kevin quien se ocu­pa del asun­to y a par­tir de ese momen­to la situa­ción se tor­na alta­men­te peli­gro­sa para el gru­po. Con su expe­rien­cia de hábil caza­dor y dota­do de un ins­tin­to cri­mi­nal, Kevin tra­ta de cap­tu­rar y eli­mi­nar a los inva­so­res del inmue­ble median­te el jue­go del gato y el ratón.

Sin entrar en deta­lles adi­cio­na­les sobre la pro­gre­sión del rela­to, se pue­de anti­ci­par que el mis­mo adquie­re un cli­ma de exor­bi­tan­te enfu­re­ci­mien­to nutri­do de con­si­de­ra­ble violencia.

Con un buen elen­co de jóve­nes artis­tas, en el repar­to se impo­ne la pre­sen­cia de Tur­lough Con­very quien brin­da una muy bue­na carac­te­ri­za­ción del impla­ca­ble y des­con­tro­la­do ofi­cial de seguridad.

Los tres cineas­tas que die­ron mues­tra de satis­fa­cer a una nutri­da audien­cia con Tur­bo Kid (2015) y Sum­mer of 84 (2018), con­fir­man aquí su com­pe­ten­cia en la ela­bo­ra­ción de un film que osci­lan­do entre el dra­ma, la come­dia, acción y sus­pen­so, resul­ta con­si­de­ra­ble­men­te entretenido.

Con­fes­sion (Japón)

El expe­ri­men­ta­do rea­li­za­dor japo­nés Nobuhi­ro Yamashi­ta ofre­ce un dra­ma psi­co­ló­gi­co de sos­te­ni­do sus­pen­so median­te un elo­gia­ble esti­lo narrativo.

CON­FES­SION

Basa­do en el guión de Shu­ji Yuki y Ryo Taka­da la his­to­ria enfo­ca a Asai (Toma Iku­ta) y Ji-yong (Yang lk-june), dos ami­gos de lar­ga data que per­te­ne­cien­tes a un club mon­ta­ñés, anual­men­te duran­te la tem­po­ra­da inver­nal rea­li­zan un sen­de­ris­mo a la mon­ta­ña. En esta oca­sión ambos recuer­dan a Sayu­ri (Nao Hon­da), la novia de Asai, que hace 16 años des­apa­re­ció. Cuan­do en la expe­di­ción rea­li­za­da irrum­pe una fuer­te tor­men­ta de nie­ve y Ji-yong que­da seria­men­te heri­do en una pier­na, cre­yen­do que está por morir, le con­fie­sa a su ami­go que por un rap­to de celos ase­si­nó a Sayu­ri. No obs­tan­te esa sór­di­da reve­la­ción, Asai rea­li­za un gran esfuer­zo por sal­var a su com­pa­ñe­ro y es así que logra trans­por­tar­lo has­ta una cabi­na cer­ca­na para pro­te­ger­se de la tem­pes­tad y aguar­dar allí el momen­to en que las auto­ri­da­des de res­ca­te lle­guen a socorrerlos.

Una vez en la cabi­na, len­ta­men­te Asai comien­za a sos­pe­char que al haber sobre­vi­vi­do Ji-yong está arre­pen­ti­do de la con­fe­sión rea­li­za­da y que pue­da lle­gar a matar­lo con el cuchi­llo que por­ta con­si­go. Esa duda se con­fir­ma al poco tiem­po don­de la ten­sión que se va gene­ran­do entre ambos esta­lla estre­pi­to­sa­men­te que­brán­do­se obvia­men­te la amis­tad que los unió.

De allí en más el rela­to prác­ti­ca­men­te se con­vier­te en un bru­tal des­cen­so a los infier­nos median­te el due­lo gene­ra­do entre Asai y Ji-yong, des­per­tan­do la intri­ga en saber quién de los dos con­trin­can­tes que­da­rá a sal­vo. No obs­tan­te que el film se desa­rro­lla total­men­te en un redu­ci­do espa­cio, esa limi­ta­ción no pro­du­ce claus­tro­fo­bia en la medi­da que su ela­bo­ra­da cons­truc­ción per­mi­te con­cen­trar la com­ple­ta aten­ción de la audiencia.

Si bien esta his­to­ria intro­du­ce algu­nos giros impre­vis­tos que no resul­tan com­ple­ta­men­te con­vin­cen­tes, esta obje­ción es amplia­men­te com­pen­sa­da por la flui­da direc­ción de Yamashi­ta y por la sóli­da inter­pre­ta­ción de los dos úni­cos acto­res del elen­co que ame­ri­tan su visión.

Not Friends (Tai­lan­dia)

Muy apro­pia­da ha sido la incor­po­ra­ción de esta come­dia de ado­les­cen­tes en Fan­ta­sia, que como ante­ce­den­te posi­ti­vo fue la ele­gi­da por Tai­lan­dia para optar a la mejor pelí­cu­la inter­na­cio­nal en los Oscar de este año, aun­que no lle­gó a ser nomi­na­da. Lo impor­tan­te es que Not Friends cons­ti­tu­ye un meri­to­rio debut del rea­li­za­dor Atta Hem­wa­dee y bien mere­ce su difu­sión comer­cial en Canadá.

NOT FRIENDS

La his­to­ria comien­za con el ingre­so a un nue­vo cole­gio de ense­ñan­za media del joven estu­dian­te Pae (Anthony Buis­se­ret), poco antes de su gra­dua­ción; allí se vin­cu­la con su com­pa­ñe­ro de aula y de asien­to Joe (Pisit­pol Ekaphong­pi­sit), un alumno que es uno de los más que­ri­dos del colegio.

La gran pena cun­de en la escue­la cuan­do ines­pe­ra­da­men­te Joe mue­re a cau­sa de un acci­den­te de trán­si­to. Pero la vida sigue su cur­so en la medi­da que los estu­dian­tes se pre­pa­ran para ingre­sar a la universidad.

Para no tener que tra­ba­jar en el nego­cio de su padre y poder seguir una carre­ra uni­ver­si­ta­ria, Pae deci­de par­ti­ci­par en el roda­je de un cor­to metra­je, en una com­pe­ten­cia aus­pi­cia­da por el depar­ta­men­to de artes de la escue­la, con la espe­ran­za de poder ser pre­mia­do para faci­li­tar su ingre­so a la uni­ver­si­dad. El con­te­ni­do del cor­to está basa­do en una his­to­ria que había escri­to Joe.

Logran­do la cola­bo­ra­ción de la joven Boken (Thi­ti­ya Jira­porn­silp), que había sido ami­ga de Joe y de otros com­pa­ñe­ros de estu­dio, el pro­yec­to comien­za a tomar vue­lo, con­tan­do con el bene­plá­ci­to de los padres del difun­to estu­dian­te al ver que su libre­to sería revi­vi­do en un film a la vez que cons­ti­tui­ría un tri­bu­to a su memoria.

Esta atrac­ti­va pri­me­ra par­te del rela­to se entron­ca con su segun­da mitad cuan­do retor­na a la escue­la Ohm (Ing­ka­rat Dam­rong­sak­kul), un alumno que estu­vo ausen­te a cau­sa de una enfer­me­dad. La rela­ción con Pae es muy cor­dial y es así que Ohm lo invi­ta a la fies­ta de su cum­plea­ños; es en esa reu­nión don­de se abre la caja de Pan­do­ra reve­lan­do un aspec­to ines­pe­ra­do que gene­ra un serio con­flic­to moral, ponien­do a prue­ba el sen­ti­mien­to de amis­tad que en últi­ma ins­tan­cia es el, ele­men­to esen­cial de Not Friends.

El film del novel rea­li­za­dor impre­sio­na narran­do remar­ca­ble­men­te las viven­cias de un gru­po de ado­les­cen­tes en el pro­ce­so de madu­rez hacia la eta­pa adul­ta en pro­cu­ra de su pro­pia iden­ti­dad; a ello se agre­ga la mag­ní­fi­ca carac­te­ri­za­ción de Anthony Buis­se­ret y Thi­ti­ya Jira­porn­silp en los roles pro­ta­gó­ni­cos des­ti­lan­do auten­ti­ci­dad y encan­to al igual que el res­to del elen­co. En suma, he aquí una come­dia ágil, entre­te­ni­da, con­mo­ve­do­ra y sin duda recomendable.