LE COMTE DE MONTE-CRISTO. Francia, 2024. Un film escrito y dirigido por Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière. 178 minutos
La clásica novela El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas publicada en 1844 ha sido objeto de varias adaptaciones cinematográficas y en este caso la efectuada por Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière configura un fastuoso espectáculo que reúne todos los ingredientes necesarios para satisfacer al gran público. Adoptando algunos cambios de la versión original, los directores han tratado de condensar las más de mil páginas del libro original mediante una versión de casi tres horas de duración que no se hacen sentir.
La acción comienza en 1815 cuando Napoleón ha sido confinado a la isla de Elba y cualquier vinculación que se pudiera mantener directa o indirectamente con el ex emperador de Francia, era considerada una traición a la patria. En tanto, el marinero Edmond Dantès (Pierre Niney) de 22 años espera ansiosamente desembarcar en Marsella para contraer enlace con su bien amada Mercedes (Anaïs Demoustier); pero previamente en alta mar salva la vida de una chica (Adële Simphal) que se encontraba en un buque que naufragó; ese acto de generosidad genera la furia del capitán Danglars (Patrick Mille), quien curiosamente llega a ser despedido por su superior, siendo Edmond asignado para ocupar dicho cargo.
Ya en la ceremonia nupcial, sorpresivamente el capitán Edmond es arrestado por la autoridad competente aduciendo que había ayudado a Napoleón. Todo ello obedece a un complot urdido por el airado Danglars, con la colaboración de Fernand de Morcef, (Bastien Bouillon), quien fuera el gran amigo de Edmond, estando secretamente está enamorado de Mercedes, y la intervención del hipócrita y corrupto procurador Gérard De Villefort (Laurent Lafitte). Aunque Edmond insiste en declarar su inocencia, él es encarcelado en la siniestra prisión del castillo de If, ubicado en una pequeña isla próxima a Marsella.
Después de 4 años de miserable estadía, el confinamiento solitario del recluso se atenúa al trabar relación con el abad Faria (Pierfrancesco Favino), otro malogrado prisionero; la estrecha relación amistosa entablada con el prelado italiano hará que la vida de Edmond resulte menos penosa y a su vez ambos inician un plan de fuga a través de la excavación de los túneles de la prisión que habrá de insumir largo tiempo; así ellos vislumbran la idea de acudir a la isla de Monte-Cristo donde Faria le revela que existe un valioso tesoro escondido. Cuando una década después todo está dispuesto para la fuga, el abad fallece y en consecuencia Edmond logra escapar después de haber estado recluido durante 14 años.
A partir de ese entonces, el fugitivo prisionero y ya en posesión del tesoro adquirido en Montecristo adquiere una identidad diferente. Ahora, su objetivo principal es saciar su sed de venganza de Fernand, Danglars y Villefort quienes arruinaron su vida. Grande es su desilusión al saber que su querida Mercedes contrajo enlace con Fernand y es madre del joven Albert (Vassily Schneider). Ya habitando en París y asumiendo el rol de Conde de Montecristo, Edmond se relaciona con la alta sociedad parisina mereciendo el respeto que le confiere su título de nobleza. Utilizando en algunas ocasiones una máscara y en otras tratando de disimular su semblante logra contactar a sus enemigos sin que ellos lo reconozcan. Para implementar su plan,el vengativo conde cuenta con la ayuda de.Haydée (Anamaria Vartolomei), una joven huérfana a quien rescató de la esclavitud, así como de Andrea (Julien De Saint Jean), el ilegítimo hijo de Villefort.
Sin detallar los giros y vueltas que nutren a esta historia, los realizadores han reunido un excelente plantel actoral; en tal sentido se destaca la excepcional caracterización que Niney realiza de Dantès en el vía crucis atravesado a lo largo de más de 20 años de existencia; asimismo, Bouillon, Mille y Lafitte se lucen en los roles de apoyo.
Con una fluida dirección, el film adquiere una estupenda riqueza visual merced al extraordinario diseño de producción de Stéphane Taillasson.
En esencia, Delaporte y de la Patellière con Le Comte de Monte-Cristo han logrado una esplendorosa saga de venganza y redención que siendo bien contada fácilmente consigue la adhesión de la audiencia y en consecuencia justifica la realización de esta nueva versión. Jorge Gutman