Pro­cu­ran­do la Exculpación

ABSO­LU­TION. Esta­dos Uni­dos, 2024. Un film de Hans Pet­ter Moland. 112 minutos

Nave­gan­do entre un estu­dio carac­te­ro­ló­gi­co y un film de acción, el direc­tor norue­go Hans Pet­ter Moland pre­sen­ta en Abso­lu­tion al vete­rano actor Liam Nee­son en un rol un tan­to dife­ren­te de lo que acos­tum­bró a carac­te­ri­zar en las últi­mas décadas.

Liam Nee­son

El guión de Tony Gay­ton pre­sen­ta a Thug (Nee­son), un hom­bre de edad madu­ra resi­dien­do en un vecin­da­rio de Bos­ton, que se desem­pe­ñó en el pasa­do como boxea­dor y como lo hizo duran­te tres déca­das sigue cola­bo­ran­do con el gángs­ter Char­lie Con­ner (Ron Perl­man) y su hijo Kile (Daniel Die­mer) rea­li­zan­do tra­ba­jos delictivos.

Habien­do comen­za­do a expe­ri­men­tar pro­ble­mas men­ta­les, ade­más de estar per­cu­di­do por el alcoho­lis­mo, el médi­co que lo aus­cul­ta le diag­nos­ti­ca ence­fa­lo­pa­tía, un tras­torno cere­bral cau­sa­do por lesio­nes reite­ra­das en la cabe­za que pre­ci­sa­men­te él reci­bió duran­te su acti­vi­dad boxís­ti­ca. Lo más dra­má­ti­co es que el pro­nós­ti­co de su irre­ver­si­ble afec­ción es el empeo­ra­mien­to de su situa­ción en los pró­xi­mos dos años lo que hará impo­si­ble de mane­jar­se por sí solo.

Tras un inten­to de sui­ci­dio, cam­bia de pare­cer y deci­de repa­rar erro­res del pasa­do a fin de lograr su abso­lu­ción, tal como lo anti­ci­pa el títu­lo del film. En con­se­cuen­cia tra­ta de res­ta­ble­cer con­tac­to con su dis­tan­cia­da hija Daisy (Fran­kie Shaw), madre mono­pa­ren­tal del pre­ado­les­cen­te Dre (Terren­ce Pulliam), el nie­to que has­ta el pre­sen­te no había cono­ci­do. En prin­ci­pio Daisy rehú­sa saber de su padre por haber­la aban­do­na­do al igual que a su her­mano Colin ya falle­ci­do por una sobre­do­sis de heroí­na. Sin embar­go la bue­na comu­ni­ca­ción que man­tie­ne con Dre hará que Daisy ter­mi­ne acep­tan­do a su pro­ge­ni­tor; asi­mis­mo, Thug bus­ca­rá la mane­ra de ayu­dar a su hija en la difí­cil situa­ción que atra­vie­sa dado que pron­to será des­alo­ja­da de su vivien­da por­que no pue­de afron­tar el pago del arriendo.

En la cone­xión con Daisy y su nie­to así como median­te la rela­ción sen­ti­men­tal con una joven lla­ma­da Mujer (Yolan­da Ross), Thug encuen­tra un alien­to en lo que aún le res­ta vivir. Sin embar­go habrá fac­to­res que lo sumer­gi­rán en accio­nes vio­len­tas, que con­du­cen al rela­to hacia un pre­vi­si­ble desenlace.

Cier­ta­men­te, la his­to­ria narra­da por el rea­li­za­dor no es nove­do­sa y su tra­ta­mien­to es un tan­to des­igual. Así, el rit­mo del film se ale­tar­ga con esce­nas que podrían haber­se pres­cin­di­do, como la que Thug reme­mo­ra el víncu­lo man­te­ni­do con su abu­si­vo padre. Aun­que la direc­ción de Moland es correc­ta, sin embar­go su rela­to no lle­ga a infun­dir la nece­sa­ria emo­ción que per­mi­ta sen­si­bi­li­zar al espec­ta­dor. Lo más des­ta­ca­ble de Abso­lu­tion es la mag­ní­fi­ca actua­ción de Nee­son trans­mi­tien­do la toma de con­cien­cia de un deso­la­do indi­vi­duo que cons­cien­te de que pron­to per­de­rá por com­ple­to su esta­bi­li­dad men­tal bus­ca su reden­ción tra­tan­do de dejar atrás su cues­tio­na­ble pasa­do. Jor­ge Gutman

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