Crónica de Jorge Gutman
A continuación se ofrece un breve comentario de tres películas que se presentan en Cinemania, festival que se desarrolla en Montreal hasta el 17 de noviembre.
Vingt Deux (Francia)
Louise Courvoisier causa muy buena impresión en su ópera prima describiendo las vicisitudes de un adolescente que se encuentra con el enorme dilema acerca de cómo encarar su vida frente a un inesperado suceso.
El guión de la novel cineasta compartido con Theo Abadie presenta a Totone (Clément Faveau) un muchacho de 18 años que habita en la región rural de Jura, ubicada al sudeste de Francia. A dicha edad, su vida transcurre despreocupadamente saliendo con sus amigos de infancia Jean-Yves (Mathis Bernard) y Francis (Dimitri Baudry), soliendo concurrir a fiestas, disfrutar de tragos alcohólicos y tratar de abordar algunas chicas con quienes intimar. Él vive con Claire (Luna Garret), su hermanita de 7 años, y su padre quien es dueño de una pequeña manufactura de quesos. Inesperadamente su risueña existencia se descompagina cuando su progenitor muere accidentalmente y en consecuencia queda a la deriva, sin recursos pecuniarios y sabiendo que tiene la responsabilidad de cuidar de Claire.
Es así que para proveerse de un ingreso se encuentra obligado a vender las instalaciones agrícolas de su padre; con todo hay una oportunidad que se presenta cuando en la zona se organiza un concurso con un premio de 30.000 euros para quien elabore el mejor queso regional. En consecuencia, con la colaboración de sus amigos y el apoyo moral de Claire, Totone comienza a preparar dicho producto pero para ello deberá proveerse de leche de buena calidad que precisamente la produce la joven granjera Marie-Lise (Maiwene Barthelemy), con quien mantiene un vínculo romántico.
La joven directora que creció en una granja de Jura, logra un buen retrato de la vida rural a la vez que permite conocer detalles no muy conocidos sobre la elaboración de buenos quesos. En todo caso, lo más trascendente del relato es el proceso de maduración experimentado por Totone frente a las vicisitudes atravesadas.
Sin mayor pretensión, Courvoisier obtiene una sencilla comedia dramática que aunque predecible está convincentemente realizada, genuinamente actuada por intérpretes no profesionales y nutrida de un especial encanto que permite la fácil identificación con sus juveniles personajes.
Les Barbares (Francia)
La excelente actriz y remarcable directora Julie Delpy, vuelve a deleitar con una comedia escrita, dirigida y protagonizada por ella abordando las vicisitudes atravesadas por una familia de refugiados.
El film transcurre en Paimpont, un pequeño pueblo rural enclavado en la región de la Bretaña francesa. Organizado por Joëlle (Delpy) la progresista maestra de la región, se aguarda la llegada de un contingente de refugiados procedentes de Ucrania. Sin embargo debido a que otras comunidades cercanas ya han recibido a ucranianos, el alcalde del pueblo (Jean-Charles Clichet) comunica que los refugiados son sirios, a quienes se les dará la bienvenida. Se trata de la familia Fayad que escapó de la cruel guerra que por largos años azota a Siria. En consecuencia la apacible y tranquila vida de los aldeanos de Paimpont se ve alterada frente a esta sorpresa, provocando la negativa reacción de algunos fervientes racistas.
La recién llegada familia está integrada por el arquitecto Marwan (Ziad Bakri), su diseñadora gráfica esposa Louna (Dalia Naous), su hermana doctora Alma (Rita Hayek), su padre Hassan (Helou Fares) y los dos niños Dina (Ninar) y Wael (Adam) del matrimonio. Todos ellos vuelcan sus esfuerzos por integrarse al nuevo medio, aprendiendo el idioma, aceptando trabajos de baja remuneración y tratando de ser pacientes con los intolerantes del pueblo, entre ellos Hervé (Laurent Lafitte) que es el plomero del pueblo deseoso de evitar que los sirios permanezcan indefinidamente; la misma idea predomina en Philippe, el alcohólico marido (Mathieu Demy) de Julie (Sandrine Kiberlain), la gran amiga de Joëlle, quien sospecha de quienquiera pueda ser árabe o musulmán; simultáneamente hay quienes adoptan una actitud contemporizadora demostrando en última instancia un sentimiento solidario, como es el caso del granjero Yves (Albert Dellpy).
Dicho lo que precede, la directora logra una comedia nutrida de situaciones risueñas combinada con la seriedad del tema subyacente, efectuando una velada crítica de los prejuicios, racismo y xenofobia imperantes en la imaginaria población descripta pero que constituye un espejo de lo que acontece en Francia con refugiados musulmanes. Con un intachable elenco, sagaz guión nutrido de efectivos diálogos y una impecable puesta escénica, el cinéfilo disfruta de un muy buen film,
La Femme Cachée (Canadá)
Después de haber realizado Montréal La Blanche (2016), el dramaturgo Bachir Bensaddek retorna con un remarcable drama psicológico escrito por él junto con la gionista María Camila Arias.
La mujer oculta, aludiendo al título del film, es Halima (Nailia Harzoune) quien nacida en Francia de padres argelinos ha dejado a su familia varios años atrás para residir en Quebec. Las primeras imágenes muestran a una familia bien constituida con Halima felizmente casada con el quebequense Sylvain (Antoine Bertrand) y padres de la pequeña Léa (Athéna Henry). Cabe mencionar que Halima ocultó a su esposo, la existencia de sus familiares, haciéndole creer que creció viviendo en diferentes hogares de acogida.
Cuando Halima queda embarazada de un varón, es inmensa la alegría del noble marido y de la adorable Lea; sin embargo a partir de entonces ella comienza a estar perturbada por terribles pesadillas que la afectan tanto de noche como de día. Al ser observada por Silvain, ella le confiesa la existencia de sus familiares y al propio tiempo le manifiesta que le urge viajar a Francia para visitarlos, aunque su real intención es saldar cuentas pendientes del pasado; debido a su avanzada gestación, Sylvain la acompaña junto con Léa.
Al llegar a la casa de su infancia en Montpellier ‑sur de Francia‑, Halima es recibida por su madre (Fatma-Zohra Mimouni) y su padre (Rabah Bouberras), quienes conocen a su yerno y a la nietita. Durante esa estadía el relato va generando una atmósfera tóxica cuando ella reencuentra a sus hermanos y hermanas, en las que se revelan nefastos secretos que han motivado el trauma que la aqueja. Es entonces cuando Sylvain llega a comprender las razones por las que su esposa ha quedado gravemente perturbada.
No obstante que se trata de un relato de ficción, lo cierto es que lo expuesto demuestra cómo los daños infligidos durante la infancia repercuten traumáticamente en la vida adulta de una persona. Con delicadeza Bensaddek aborda este tema sin caer en lo escabroso ni en el sensacionalismo; mediante una elocuente indagación psicológica, el realizador se adentra acabadamente en la personalidad de la atormentada Halima, quien aguardando a su segundo hijo procura lograr una catarsis a fin de avizorar el futuro con optimismo al amparo de su propia familia . Dentro del calificado elenco, es excelente la caracterización de Harzune animando a su complejo personaje; elogios similares merece Bertrand quien impecablemente compone al entrañable marido, en tanto que merece elogios la versatilidad de la pequeña Athéna seduciendo con su espontaneidad y dulzura