LE ROMAN DE JIM. Francia, 2024. Un film de Arnaud Larrieu y Jean-Marie Larrieu. 101 minutos
Un notable melodrama es lo que los cineastas y hermanos Arnaud y Jean-Marie Larrieu ofrecen en Le Roman de Jim enfocando el tema de la paternidad.
Basado en el libro homónimo de Pierric Bailly, los directores siguen la trayectoria emocional vivida por Aymeric (Karim Leklou), a través de un período de 28 años. En 1996 con sus 20 años de edad este joven residiendo en la región de Jura, abandonó sus estudios universitarios, trabajando en un almacén. Al haber estado involucrado por sus conocidos en un robo de cuadros de pintura, es detenido y encarcelado por un par de años.
La acción se desplaza al año 2000 cuando circunstancialmente Aymeric que hasta ese entonces no encontró un sentido fijo a su vida salvo su pasión por la fotografía, sale al encuentro de Florence (Laetitia Dosch), una ex colega de trabajo; ahora ella es enfermera y está grávida de 6 meses de un hombre casado y padre de dos hijos que se desentendió de ella. El amor a primera vista que surge entre ambos motiva a que además de convivir como pareja, Aymeric deviene el padre sustituto de Jim.
A través de los primeros 7 años de Jim (Eol Personne), se observa la devoción que Aymeric vuelca hacia él en todos los aspectos que concurren a la infancia de un niño; a su vez el pequeño reconoce y retribuye ese afecto aunque ignora que su progenitor no es su padre biológico. La familia así conformada cobra un giro inesperado cuando en la primavera de 2008 regresa Christophe (Bertrand Belin), el padre biológico, motivando a que Aymeric quede desplazado de la familia; para peor, Christophe y Florence deciden vivir en Montreal y ella miente a su hijo diciéndole que Aymeric decidió abandonarlos para comenzar una nueva familia.
Por medio de una elipsis la historia ahora se ubica en el verano de 2017 donde el desplazado padre ha reanudado su vida sentimental con Olivia (Sara Giraudeau), una maestra aficionada al baile que le brinda a él su cariño y soporte moral. Eso no elimina el sentimiento de pena que aún experimenta por haber perdido contacto con su entrañable y querido Jim, al que le queda el recuerdo de las numerosas fotografías que con su cámara captó de él.
Sería inconducente revelar qué es lo que acontece en 2024 cuando el ahora adulto Jim (Andranic Manet) se topa con Aymeric pero lo cierto es que resulta difícil no conmoverse con el desenlace de esta agridulce historia.
No es muy común que cineastas masculinos aborden el tema de la paternidad, de allí que resulta más que elogiable la sensibilidad demostrada por los hermanos Larrieu quienes mediante una sobria narración y evitando estereotipos han sabido captar los hondos sentimientos albergados en el libro de Bailly.
Además de la pulcra y esmerada realización de los cineastas, gran parte del logro de este melodrama reside en haber contado como protagonista con Leklou. En una brillante actuación, sumergiéndose por completo en su personaje, el actor refleja la verdadera esencia del mismo al transmitir las vicisitudes de un hombre melancólico, bonachón y de máxima ternura que después de ciertos tropiezos de juventud, encuentra sentido a su existencia como el putativo progenitor de Jim. A su lado se destaca Dosch como la mujer egoísta que no repara el daño provocado a quien supo quererla como marido y padre de su hijo; en un perfil más bajo igualmente se distingue la expresividad de Giraudeau en su feminista personaje.
Como escenario del relato se destaca el panorama montañoso de Jura durante las diferentes estaciones del año, a través de la muy buena fotografía de Irina Lubtchansky.
En esencia, esta bella película resalta la importancia que adquiere el amor paternal aunque no esté nutrido de lazos consanguíneos y eso es lo que queda en la memoria. Jorge Gutman