Exce­len­te Dra­ma de Wal­ter Salles

I’M STILL HERE / AIN­DA ESTOU AQUI. Bra­sil-Fran­cia, 2024. Un film de Wal­ter Salles. 136 minutos

Para rei­vin­di­car la memo­ria colec­ti­va de un tris­te pasa­do his­tó­ri­co regis­tra­do en su tie­rra, el nota­ble direc­tor bra­si­le­ño Wal­ter Salles retor­na exi­to­sa­men­te con el valio­so dra­ma Ain­da Estou Aquí.

Fer­nan­da Torres

En el mag­ní­fi­co guión de Muri­lo Hau­ser y Hei­tor Lore­ga basa­do en la bio­gra­fía escri­ta por Mar­ce­lo Rubens Pai­va, la acción comien­za en 1971 en ple­na dic­ta­du­ra mili­tar de Bra­sil, pre­sen­tan­do al ex con­gre­sis­ta Rubens Pai­va (Sel­ton Mello), su espo­sa Euni­ce (Fer­nan­da Torres) y su fami­lia inte­gra­da por 4 hijas y un hijo de varia­da edad, vivien­do en Río de Janei­ro. En los pri­me­ros 35 minu­tos del rela­to se asis­te a un armo­nio­so núcleo fami­liar don­de nin­guno de sus inte­gran­tes ima­gi­na lo que sobre­ven­dría. El idí­li­co pano­ra­ma se ensom­bre­ce cuan­do tres emi­sa­rios del ejér­ci­to se aper­so­nan al hogar de los Pai­va para lle­var al jefe de fami­lia a un inte­rro­ga­to­rio que no debe­ría insu­mir mucho tiem­po; a medi­da que las horas trans­cu­rren y Rubens no retor­na, el temor de Euni­ce comien­za a cun­dir, sobre todo cuan­do al poco tiem­po ella jun­to con su hija Elia­na (Lui­za Kosovs­ki) de 15 años son for­za­das a acu­dir a un for­mal inte­rro­ga­to­rio que en reali­dad no lo es tal; mien­tras que Elia­na es libe­ra­da pron­ta­men­te, su madre es some­ti­da a una inten­sa humi­lla­ción y tor­tu­ra por espa­cio de varios días para pos­te­rior­men­te per­mi­tir­le regre­sar a su hogar.

Fren­te a su mari­do ausen­te, Euni­ce ini­cia con deses­pe­ra­ción una lucha des­ti­na­da a saber su para­de­ro. Es así que a par­tir de enton­ces, ella es exclu­si­va­men­te res­pon­sa­ble de sos­te­ner y man­te­ner uni­da a su fami­lia. El rela­to se tras­la­da a 1996, fecha en la que Euni­ce uni­da a sus hijos ya adul­tos cele­bran que el Poder Judi­cial de Bra­sil haya reco­no­ci­do la muer­te de Mar­ce­lo a los pocos días de haber sido secues­tra­do por los mili­ta­res. A todo ello la pelí­cu­la ilus­tra los regis­tros fíl­mi­cos de la fami­lia logra­dos por la hija mayor Vera (Valen­ti­na Hers­za­ge) con su cáma­ra Super 8. Como epí­lo­go de esta his­to­ria basa­da en acon­te­ci­mien­tos reales se obser­va a la fami­lia reu­ni­da en 2014 don­de Fer­nan­da Mon­te­ne­gro ‑la gran actriz de Cen­tral do Bra­sil (1998) y madre de Fer­nan­da Torres en la vida real- ani­ma a la frá­gil ancia­na Euni­ce pos­tra­da en silla de rue­das; rodea­da del clan fami­liar, ella obser­va la ale­gría ema­na­da por sus hijos y nie­tos revi­ta­li­zan­do el indes­truc­ti­ble lazo de los Pai­va como lo era antes de la des­apa­ri­ción de su patriarca.

Nue­va­men­te Salles, reafir­ma su talen­to narra­ti­vo con este subli­me y con­mo­ve­dor dra­ma humano imbui­do de indis­cu­ti­ble auten­ti­ci­dad y resal­ta­do por la anto­ló­gi­ca excep­cio­nal carac­te­ri­za­ción logra­da por Torres como la for­ta­le­ci­da y estoi­ca madre cora­je capaz de mover mon­ta­ñas en su recla­mo de jus­ti­cia, ponien­do en evi­den­cia la cruel­dad del régi­men mili­tar que enlu­tó al país en los años 60 y 70.

El film deja un sabor amar­go cuan­do en los cré­di­tos fina­les se lee que nin­guno de los res­pon­sa­bles de los crí­me­nes come­ti­dos duran­te la dic­ta­du­ra mili­tar fue enjui­cia­do como tam­po­co envia­do a pri­sión. Pero a su vez recon­for­ta al saber que a los 48 años de edad Euni­ce Pai­va se gra­duó de abo­ga­da luchan­do acti­va­men­te por la defen­sa de los dere­chos humanos’

En suma, por sus indis­cu­ti­bles méri­tos esta remar­ca­ble pelí­cu­la de Salles capaz de sen­si­bi­li­zar pro­fun­da­men­te al espec­ta­dor más indi­fe­ren­te fue galar­do­na­da en el fes­ti­val de Vene­cia con el pre­mio al mejor guión com­par­ti­do por Hau­ser y Lore­ga; asi­mis­mo, mere­ci­da­men­te la Aca­de­mía de Holy­wood la nomi­nó para los pre­mios Oscar de 2025 en las cate­go­rías de Mejor pelí­cu­la del Año, Mejor Pelí­cu­la Inter­na­cio­nal y Mejor Actriz. Jor­ge Gutman

Inter­cep­ción Telefónica

INTER­CEP­TED / INTER­CEP­TÉS. Cana­dá-Fran­cia-Ucra­nia, 2024. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por Oksa­na Kar­povych. 93 minutos

A dife­ren­cia de otras pelí­cu­las que han tra­ta­do la inva­sión rusa a Ucra­nia ini­cia­da en febre­ro de 2022, el docu­men­tal Inter­cep­ted de la direc­to­ra Oksa­na Kar­po­vich se dife­ren­cia por­que a pesar de su tras­fon­do béli­co aquí no se ilus­tran esce­nas de bata­lla sino los diver­sos sen­ti­mien­tos aní­mi­cos de los sol­da­dos rusos en terri­to­rio ucraniano.

Una esce­na del Film

Las pri­me­ras imá­ge­nes del film pare­ce­rían des­men­tir lo que sobre­vie­ne des­pués al mos­trar a chi­cos que apa­ci­ble­men­te se están colum­pian­do. De inme­dia­to el docu­men­tal infor­ma que en el fren­te de Ucra­nia sol­da­dos rusos efec­tua­ron nume­ro­sos lla­ma­dos tele­fó­ni­cos a sus fami­lia­res de Rusia, cuyas con­ver­sa­cio­nes fue­ron inter­cep­ta­das por el Ser­vi­cio de Segu­ri­dad del país inva­di­do y pos­te­rior­men­te difun­di­dos púbi­ca­men­te a tra­vés del internet.

Con­se­cuen­te­men­te se asis­te a dichos lla­ma­dos rea­li­za­dos entre mar­zo y noviem­bre de 2022, en don­de inte­gran­tes del ejér­ci­to ruso trans­mi­ten a sus madres, espo­sas e hijos sus expe­rien­cias. Algu­nos de los uni­for­ma­dos con­si­de­ran que pron­to regre­sa­rán a Rusia en tan­to que otros igno­ran por cuan­to tiem­po más per­ma­ne­ce­rán en Ucra­nia. En esas char­las cier­tos sol­da­dos mani­fies­tan a sus fami­lia­res cómo insul­tan a los ucra­nia­nos, con­fe­san­do que dis­fru­tan tor­tu­rán­do­los y sin res­que­mor alguno uno de ellos con­fie­sa haber mata­do a una fami­lia ucra­nia­na; eso con­tras­ta con la opi­nión de quie­nes cues­tio­nan el sen­ti­do de esta gue­rra, aun­que no tie­nen otra opción que cum­plir el man­da­to asig­na­do. La fal­sa pro­pa­gan­da rusa es expues­ta a tra­vés de lo que un sol­da­do le hace saber a su padre seña­lan­do que las noti­cias difun­di­das en la tele­vi­sión públi­ca de Rusia son inexac­tas, al refe­rir­se a que se están bom­bar­dean­do bases de la OTAN.

Para­le­la­men­te a estos lla­ma­dos, la cáma­ra de Kar­povych con la vital cola­bo­ra­ción de la foto­gra­fía de Chris­topher Nunn con­tras­ta la vio­len­cia de la gue­rra con la ruti­na coti­dia­na de los ucra­nia­nos vivien­tes que resis­ten la inva­sión tra­tan­do de recons­truir sus vidas; en tal sen­ti­do el docu­men­tal brin­da imá­ge­nes de pro­pie­da­des aban­do­na­das que son saquea­das por los sol­da­dos; como asi­mis­mo los estra­gos de los bom­bar­deos con hoga­res dila­pi­da­dos por la artillería.

A tra­vés de lo que aquí se ilus­tra la docu­men­ta­lis­ta efec­túa un elo­cuen­te retra­to del con­flic­to expo­nien­do la bana­li­dad del mal median­te una matan­za efec­tua­da sin escrú­pu­los; eso se tra­du­ce en el pro­fun­do daño tan­to físi­co como emo­cio­nal por par­te de los ucra­nia­nos como asi­mis­mo de los jóve­nes sol­da­dos rusos deseo­sos de salir del mal­di­to infierno al que han sido confinados.

Es nece­sa­rio tener en cuen­ta que dado el perío­do en que se reali­zó la fil­ma­ción, el docu­men­tal no con­si­de­ra lo que acon­te­ció duran­te los dos últi­mos años con la inten­si­fi­ca­ción de la gue­rra, sin que aún se vis­lum­bre algu­na solución

Ilus­tran­do crí­ti­ca­men­te la dolo­ro­sa inva­sión expe­ri­men­ta­da por Ucra­nia, en los cré­di­tos fina­les se lee que el film de Kar­povych es “dedi­ca­do a los civi­les ucra­nia­nos que con gran cora­je enfren­tan la agre­sión impe­ria­lis­ta rusa”. Jor­ge Gutman

La Agen­da de la OSM en Febrero

El con­cier­to del 2 de febre­ro (14h) está dedi­ca­do a la fami­lia den­tro de la serie Jeux d’enfants. Con la direc­ción orques­tal de Tho­mas Le Duc Moreau y la ani­ma­ción de Julie Daoust, el pro­gra­ma inclu­ye la Ober­tu­ra de Nabuc­co de Ver­di, extrac­to del Mol­da­va de Sme­ta­na, así como extrac­tos de con­cier­tos de Pro­ko­fiev, Williams y Elgar. En dicho con­cier­to par­ti­ci­pa­rán tres ins­tru­men­tis­tas lau­rea­dos en los con­cur­sos de la OSM rea­li­za­dos en 2022, 2023 y 2024, a saber: God­win Frie­sen (piano), Leland Ko (vio­lon­che­lo) y Male­na Loren­son (trom­bón bajo). El pro­gra­ma de 60 minu­tos de dura­ción es ofre­ci­do en francés.

GOD­WIN FRIE­SEN, LELAND KO Y MALE­NA LOREN­SON (Foto: OSM)

Dos rele­van­tes obras inte­gran el pro­gra­ma del 12 y 13 de febre­ro (19h30), diri­gi­do por el maes­tro Rafael Paya­re. Una de las mis­mas es la Sin­fo­nía Con­cer­tan­te en Mi menor op. 125 de Pro­ko­fiev, que el com­po­si­tor dedi­có al vio­lon­che­lis­ta Mstis­lav Ros­tro­pó­vich, quien la estre­nó el 18 de febre­ro de 1952; esta obra de gran esca­la para che­lo y orques­ta imbui­da de un sar­cás­ti­co humor con­ta­rá con la actua­ción de la bri­llan­te vio­lon­che­lis­ta Ali­sa Wei­lers­tein.

ALI­SA WEI­LERS­TEIN (Foto: OSM)

Otra joya del pro­gra­ma es la músi­ca del ballet Daph­nis et Chloé de Ravel quien la des­cri­bió como una sin­fo­nía coreo­grá­fi­ca. Esta obra es una de las más fas­ci­nan­tes del com­po­si­tor, cuya sober­bia par­ti­ción está imbui­da de una fina sen­sua­li­dad. En su eje­cu­ción par­ti­ci­pa­rá el Coro de la OSM diri­gi­do por Andrew Megill.

El maes­tro Paya­re regre­sa al podio el 19 y 20 de febre­ro (19h30) en un pro­gra­ma inte­gra­do por el melo­dio­so y vibran­te Con­cier­to para Vio­lín de Tchai­kovs­ki que com­pues­to en 1878 y estre­na­do en 1881, es una de las pie­zas más eje­cu­ta­das del géne­ro; en esta oca­sión hará su debut el vir­tuo­so y galar­do­na­do vio­li­nis­ta arme­nio Ser­gey Kha­chatryan quien radi­ca­do en Ale­ma­nia ofre­ció su pri­mer con­cier­to públi­co a los 9 años de edad. El pro­gra­ma se com­ple­ta con la Sin­fo­nía N° 11 de Schos­ta­ko­vich com­pues­ta en 1957 en don­de el autor recrea dra­má­ti­ca­men­te la fra­ca­sa­da revo­lu­ción del pue­blo ruso del 9 de enero de 1905 que cul­mi­nó con una bru­tal masa­cre; en esta per­tur­ba­do­ra obra su músi­ca devie­ne un tes­ti­mo­nio vívi­do de la his­to­ria huma­na en don­de el com­po­si­tor abo­gan­do por los opri­mi­dos denun­cia toda for­ma de represión.

SER­GEY KHA­CHATRYAN (Foto: Facebook)

En el con­cier­to ecléc­ti­co del 22 de febre­ro (20h30), Rafael Paya­re y el pia­nis­ta Marc-André Hame­lin revi­vi­rán el espí­ri­tu impe­ran­te de la déca­da del 20 del pasa­do siglo, des­de el jazz sin­fó­ni­co de Antheil pasan­do por músi­ca de Gersh­win, el fox­trot y las evo­ca­cio­nes nos­tál­gi­cas de la tumul­tuo­sa vida de Gatsby. En con­se­cuen­cia, la músi­ca aso­cia­da a los años locos inclu­ye A Jazz Symphony de Geor­ge Antheil, Stomp de David Schiff, Remem­be­ring Gatsby (fox­trot para orques­ta) de John Har­bi­son y la céle­bre Rap­so­dia en Blue de Geor­ge Gerswhin.

En los con­cier­tos dedi­ca­dos al órgano, el 23 de febre­ro (14h30) el pres­ti­gio­so orga­nis­ta fran­cés Jean-Bap­tis­te Robin inter­pre­ta­rá un pro­gra­ma de músi­ca fran­ce­sa para órgano con pie­zas ori­gi­na­les y trans­crip­cio­nes. El con­cier­to inclu­ye Pre­lu­dio a la sies­ta de un fauno de Debussy, extrac­to de Ma mère l’oye y Le tom­beau de Coupe­rin de Ravel, Chant du Téné­ré de Jean-Bap­tis­te Robin, Alle­gro de la Sin­fo­nía N°6 de Char­lie-Marie Widor, Toc­ca­ta de la Sui­te N°2 de Louis Vien­ne  y Mes­se pour le couvents de Fra­nçis Coupe­rin.

JEAN-BAP­TIS­TE ROBIN (Foto: pipe-organ.wiki)

En el con­cier­to del 27 de febre­ro (19h30) y el 1 de mar­zo ((14h30 y 19h30)  el vio­li­nis­ta André Wan y el pia­nis­ta Char­les Richard- Hame­lin se aúnan para inter­pre­tar el Con­cier­to para Vio­lín, Piano y Orques­ta de Men­del­sohn, una pie­za de juven­tud que irra­dia fres­cu­ra que fue com­pues­ta en 1823 a los 14 años de edad. El pro­gra­ma diri­gi­do por el maes­tro Paul McCreesh inclu­ye la ober­tu­ra Las Hébri­das tam­bién deno­mi­na­da La Gru­ta de Fin­gal, esta her­mo­sa pie­za para orques­ta de Men­del­sohn crea­da entre 1831 y 1832 fue ins­pi­ra­da en el via­je que el com­po­si­tor en 1829 reali­zó a las islas Hébri­das y sus famo­sas cue­vas situa­das en la cos­ta occi­den­tal de Esco­cia. El pro­gra­ma se com­ple­ta con la radian­te Sere­na­ta N° 1.de Brahms com­pues­ta en 1850 y que repre­sen­tó uno de sus pri­me­ros inten­tos para músi­ca orquestal.

CHAR­LES RICHARD-HAME­LIN Y ANDREW WAN (Foto: OSM)

Todos los con­cier­tos de la OSM serán rea­li­za­dos en la Mai­son Sympho­ni­que. Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aquí

Alu­ci­nan­te Presencia

PRE­SEN­CE. Esta­dos Uni­dos, 2024. Un film de Ste­ven Soder­bergh. 85 minutos

Des­pués de una fruc­tí­fe­ra carre­ra como rea­li­za­dor, en don­de su pri­mer lar­go­me­tra­je Sex, Lies, and Video­ta­pe (1989) obtu­vo la Pal­ma de Oro en Can­nes, Ste­ven Soder­bergh ha abor­da­do varios géne­ros en su diver­si­fi­ca­da fil­mo­gra­fía aun­que con Pre­sen­ce por pri­me­ra vez lo hace con un thri­ller sobre­na­tu­ral. Cier­ta­men­te, el film cons­ti­tu­ye un ejer­ci­cio expe­ri­men­tal del rea­li­za­dor don­de su aspec­to for­mal pre­do­mi­na en des­me­dro de su contenido.

Calli­na Liang

Basa­do en el guión de David Koepp, el rela­to comien­za con una agen­te inmo­bi­lia­ria (Julia Fox) que mues­tra a una fami­lia una casa ubi­ca­da en una zona resi­den­cial. La amplia man­sión con­ven­ce a Chris (Chris Sulli­van) y su espo­sa Rebe­kah (Lucy Liu) a adqui­rir­la don­de su hijo Tyler (Eddy Maday) y su hija Chloe (Calli­na Liang), ambos ado­les­cen­tes, tam­bién habrán de habi­tar­la. En prin­ci­pio nada anor­mal se per­ci­be, has­ta el momen­to en que Chloe, quien se encuen­tra muy afec­ta­da por la muer­te de Nadia, su mejor ami­ga, por una sobre­do­sis, comien­za a sen­tir la pre­sen­cia de un invi­si­ble espec­tro, cre­yen­do que se tra­ta de la difunta.

De inme­dia­to el espec­ta­dor asis­te a la his­to­ria de la casa embru­ja­da que el cine ha con­si­de­ra­do en múl­ti­ples opor­tu­ni­da­des. En este caso, la dife­ren­cia estri­ba en que el invi­si­ble fan­tas­ma es quien va obser­van­do los movi­mien­tos y com­por­ta­mien­tos del sin­gu­lar núcleo fami­liar. Con ese pro­pó­si­to Soder­bergh uti­li­za su cáma­ra que va cap­tan­do los dife­ren­tes luga­res de la resi­den­cia a tra­vés de varias esce­nas don­de cada una de las mis­mas es obje­to de una lar­ga y úni­ca toma que siem­pre con­clu­ye con una ima­gen negra.

En la obser­va­ción del espec­tro se apre­cian algu­nos de los pro­ble­mas que acae­cen con dicha fami­lia. Es así que la matriar­ca Rebe­kah atra­vie­sa algu­nos serios emba­tes en su tra­ba­jo a tra­vés de cier­tas acti­vi­da­des ile­ga­les come­ti­das, hecho que preo­cu­pa a su mari­do que en todo caso tra­ta de pre­ser­var la uni­dad fami­liar. El pun­to de infle­xión radi­ca en la ines­ta­bi­li­dad men­tal de Chloe que con­ti­nua­men­te per­ci­be que hay alguien extra­ño ron­dan­do en el hogar. Mien­tras que Rebe­kah se des­preo­cu­pa de su hija, en cam­bio sim­pa­ti­za con Tyler que es un cam­peón de nata­ción con un pro­ve­cho­so futu­ro a su favor; por su par­te Chris tra­ta de pro­te­ger, recon­for­tar y brin­dar ter­nu­ra a Chloe, en tan­to que la rela­ción entre los her­ma­nos dis­ta de ser cordial.

Tra­tan­do de ofre­cer algo nue­vo y dis­tin­ti­vo, lo cier­to es que si bien al prin­ci­pio la pro­pues­ta de Soder­bergh cobra inte­rés, al poco tiem­po pier­de impul­so. No obs­tan­te su bre­ve dura­ción, esta super­na­tu­ral his­to­ria care­ce de genui­na enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca como tamp­co brin­da la emo­ción que se aguar­da de ella. No obs­tan­te que Koepp es un dis­tin­gui­do guio­nis­ta, en este caso su ende­ble guión intro­du­ce situa­cio­nes poco creí­bles como la secuen­cia en que Ryan (West Mulho­lland), el ami­go de Tyler, se intro­du­ce en el hogar con la malé­vo­la inten­ción de inti­mar con la frá­gil Chloe.

Sin lle­gar a com­pen­sar sus falen­cias, el film se bene­fi­cia con los movi­mien­tos de cáma­ra de Soder­bergh y su estu­pen­da foto­gra­fía (uti­li­zan­do el seu­dó­ni­mo de Peter Andrews), logran­do posi­ti­vos efec­tos visua­les. La inter­pre­ta­ción del elen­co es correc­ta en don­de se des­ta­ca la actua­ción de la joven Liang ani­man­do a la vul­ne­ra­ble y afec­ta­da adolescente.

En suma, Soder­bergh ofre­ce una fan­tas­ma­gó­ri­ca fan­ta­sía que podrá entu­sias­mar a sus segui­do­res pero que a mi jui­cio no lle­ga a tras­cen­der, resul­tan­do fácil­men­te olvi­da­ble. Jor­ge Gutman

Duras Ver­da­des

HARD TRUTHS. Gran Bre­ta­ña-Espa­ña, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Mike Leigh. 97 minutos

Con­si­de­ra­do como uno de los más remar­ca­bles cineas­tas de Gran Bre­ta­ña así como a nivel inter­na­cio­nal, un nue­vo film de Mike Leigh siem­pre gene­ra expec­ta­ti­vas como es el caso de Hard Truths.

Marian­ne Jean-Baptiste

Aun­que gene­ral­men­te enca­mi­na­do a mos­trar los pro­ble­mas socia­les de su país, esta vez Leigh abor­da un dra­ma fami­liar cen­tra­do en la per­so­na­li­dad de una mujer con serios pro­ble­mas de con­duc­ta. En un guión que le per­te­ne­ce el direc­tor ambien­ta la acción en la comu­ni­dad negra cari­be­ña de Lon­dres don­de habi­ta Pansy (Marian­ne Jean-Bap­tis­te), una seño­ra de tar­día media­na edad casa­da con Curtley (David Web­ber), un plo­me­ro de pro­fe­sión, a la vez que madre de Moses (Tuwai­ne Barrett), un joven des­em­plea­do de 22 años sin rum­bo fijo en su vida.

Sumi­da en una depre­sión que la vuel­ve vul­ne­ra­ble y amar­ga­men­te des­di­cha­da Pansy demues­tra una inusi­ta­da agre­si­vi­dad con quie­nes la rodean; es así que en su hogar tan­to su pasi­ble mari­do como su hijo aguan­tan silen­cio­sa­men­te sus exabrup­tos, sobre todo si se pro­du­ce el míni­mo des­or­den en su casa don­de ella afa­no­sa­men­te se preo­cu­pa para man­te­ner­la en orden y libre de sucie­dad. En los momen­tos en que se halla fue­ra de su hogar, no deja de vomi­tar sus arre­ba­tos e insul­tos rea­li­za­dos en dife­ren­tes oca­sio­nes, ya sea cuan­do asis­te a una con­sul­ta médi­ca o den­tal, fren­te a una caje­ra de super­mer­ca­do o bien con la ven­de­do­ra de un sofá.

Para­le­la­men­te al misan­tró­pi­co com­por­ta­mien­to de Pansy, el guión lo con­tras­ta con la vida de Chan­te­lle (Miche­le Aus­tin), su her­ma­na menor, que como due­ña de una pelu­que­ría demues­tra cor­dia­li­dad y ama­bi­li­dad con su clien­te­la al igual que sien­do madre mono­pa­ren­tal de Aleisha (Sophia Brown) y Kay­la (Ani Nel­son), ambas adul­tas y efi­cien­tes pro­fe­sio­na­les, man­tie­ne con ellas una muy bue­na rela­ción. En con­se­cuen­cia mien­tras que en el hogar de Pansy rei­nan sus eno­jos y des­pro­pó­si­tos, en el de Chan­te­lle pre­do­mi­na la ale­gría de vivir, la com­pren­sión y el cari­ño de sus integrantes.

Una secuen­cia cla­ve de esta his­to­ria tie­ne lugar cuan­do ambas her­ma­nas visi­tan en el cemen­te­rio la tum­ba de su madre y es en ese momen­to cuan­do emer­ge el resen­ti­mien­to que por tan lar­go tiem­po Pansy guar­dó en su inte­rior. Si bien eso podría ofre­cer una pis­ta sobre su iras­ci­ble con­duc­ta, en todo caso no resul­ta sen­ci­llo com­pren­der su infortunio.

Como es habi­tual en el octo­ge­na­rio rea­li­za­dor él se preo­cu­pa en tra­ba­jar indi­vi­dual­men­te con los inte­gran­tes de su elen­co a fin de desa­rro­llar satis­fac­to­ria­men­te sus per­so­na­jes. En tal sen­ti­do Jean-Bap­tis­te logra con cre­ces carac­te­ri­zar a Pansy; habien­do exce­len­te­men­te cola­bo­ra­do con Leigh en Secret and Lies (1996), aquí se supera asi­mis­mo en la anto­ló­gi­ca com­po­si­ción de su des­agra­da­ble per­so­na­je, que no obs­tan­te per­mi­te la con­mi­se­ra­ción del espec­ta­dor. A su lado se des­ta­ca Aus­tin quien como her­ma­na de la pro­ta­go­nis­ta irra­dia sim­pa­tía y cali­dez ade­más de ser la úni­ca que sim­pa­ti­za con Pansy. Asi­mis­mo no hay nada que obje­tar en las con­vin­cen­tes actua­cio­nes de los res­tan­tes intér­pre­tes del film.

Tan­to la direc­ción de Leigh como su meticu­loso guión alcan­zan los relie­ves pro­pios de su fil­mo­gra­fía y aun­que Hard Truths no sea su mejor pelí­cu­la, su mira­da sen­si­ble­men­te huma­nis­ta tra­tan­do de aden­trar­se en la psi­co­lo­gía del per­so­na­je pro­ta­gó­ni­co, genui­na­men­te con­ci­ta el inte­rés de la audien­cia. Jor­ge Gutman