Logra­do Dra­ma Familiar

VER­MI­GLIO. Ita­lia-Fran­cia-Bél­gi­ca, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Mau­ra Del­pe­ro. 119 minutos

La docu­men­ta­lis­ta ita­lia­na Mau­ra Del­pe­ro que en 2019 reali­zó su pri­mer lar­go metra­je con Hogar rati­fi­ca sus con­di­cio­nes de madu­ra cineas­ta en Ver­mi­glio. Este dra­ma fami­liar ambien­ta­do en una remo­ta aldea mon­ta­ño­sa de Ita­lia trans­cu­rre a media­dos de 1944 duran­te la Segun­da Guerra.

La direc­to­ra se ha ins­pi­ra­do en su padre que fue el úni­co maes­tro de Ver­mi­glio y es así que en el rela­to de fic­ción su figu­ra está repre­sen­ta­da en el per­so­na­je de Cesa­re Gra­zia­dei (Tom­ma­so Regno), un hom­bre que aun­que auto­ri­ta­rio es a la vez cari­ño­so con su fami­lia. Él está casa­do con Ade­le (Rober­ta Rove­lli), una mujer que es madre de cua­tro hijos y tres hijas ade­más de estar emba­ra­za­da nue­va­men­te. La fami­lia es de humil­des recur­sos y los ingre­sos de Cesa­re pro­vie­nen de sus cla­ses que dic­ta a los chi­cos como asi­mis­mo a los adul­tos de la aldea que care­cen de for­ma­ción; si bien es reco­no­ci­do por la edu­ca­ti­va labor empren­di­da, eso no se tra­du­ce en la modes­ta remu­ne­ra­ción obte­ni­da. Cer­cano a la fami­lia vive Cesi­ra (Oriet­ta Nota­ri) la her­ma­na viu­da de Cesa­re cuyo hijo Ati­lio (San­tia­go Fon­de­vi­lla San­cet) se encuen­tra alis­ta­do en el ejército.

Giu­sep­pe De Dome­ni­co y Mar­ti­na Scrinzi

El guión de Del­pe­ro enfo­ca su aten­ción en todos los inte­gran­tes del núcleo fami­liar, con espe­cial refe­ren­cia a algu­nos de los hijos; entre ellos está Dino (Patrick Gard­ner) quien des­ti­na­do a ser gran­je­ro, no se entien­de muy bien con su padre; por su par­te, Ada (Rache­le Pol­trich, es una fer­vien­te reli­gio­sa que man­tie­ne un flir­teo con una chi­ca del pue­blo (Car­lot­ta Gam­ba); Fla­via (Anna Thai­ler) en su eta­pa de puber­tad es la muy estu­dio­sa y apli­ca­da de la fami­lia, en tan­to que Lucia (Mar­ti­na Scrin­zi), la mayor de las hijas, se dedi­ca a ayu­dar a su madre en las tareas del hogar ade­más de orde­ñar dia­ria­men­te la vaca de la fami­lia para pro­veer­les la leche del desayuno.

La pelí­cu­la comien­za a gra­vi­tar cuan­do Ati­lio, heri­do en la gue­rra, retor­na al hogar acom­pa­ña­do por Pie­tro (Gius­se­pe De Dome­ni­co), un apues­to sol­da­do sici­liano que le sal­vó su vida; habien­do deser­ta­do del ejér­ci­to se refu­gia en el esta­blo de los Gra­zia­dei. Pron­ta­men­te se pro­du­ce una atrac­ción entre Pie­tro y Lucia desem­bo­can­do en una rela­ción amo­ro­sa que habrá de alte­rar la diná­mi­ca familiar.

Si bien la his­to­ria en sí mis­ma es sucin­ta, el gran méri­to de la direc­to­ra es el de ilus­trar mag­ní­fi­ca­men­te la vida pas­to­ral de la fami­lia de Cesa­re que cons­ti­tu­ye un refle­jo de lo que acon­te­ce con los luga­re­ños de la comu­ni­dad rural. No obs­tan­te que la aldea está ale­ja­da del con­flic­to béli­co, eso reper­cu­te y con­for­ma la acti­tud de sus habi­tan­tes modi­fi­can­do algu­nos de sus ras­gos cul­tu­ra­les aun­que sin incluir el cam­bio del tra­di­cio­nal rol asig­na­do a la mujer den­tro del mar­co de la con­ser­va­do­ra socie­dad patriarcal.

Median­te un rela­to que en prin­ci­pio pue­de resul­tar dema­sia­do con­te­ni­do, eso amplia­men­te se com­pen­sa con la actua­ción de su exce­len­te elen­co inte­gra­do por intér­pre­tes pro­fe­sio­na­les y otros que no lo son trans­mi­tien­do con máxi­ma auten­ti­ci­dad las emo­cio­nes inter­nas de sus personajes.

Dota­do de una acer­ta­da pues­ta escé­ni­ca nutri­da de esme­ra­dos encua­dres el film adquie­re espe­cial relie­ve con la estu­pen­da foto­gra­fía de Mikhail Krich­man que a tra­vés de las cua­tro esta­cio­nes en que trans­cu­rre el rela­to va cap­tan­do la belle­za pano­rá­mi­ca de la región, ofre­cien­do al espec­ta­dor la sen­sa­ción de estar con­tem­plan­do cua­dros pic­tó­ri­cos de un museo de arte.

Por los valo­res men­cio­na­dos resul­ta gra­ti­fi­can­te invo­lu­crar­se en la embria­gan­te atmós­fe­ra que des­ti­la Ver­mi­glio que ha sido dis­tin­gui­do con el Gran Pre­mio del Jura­do en el Fes­ti­val de Vene­cia ade­más de ser uno de los títu­los nomi­na­dos para optar al Oscar de la Mejor Pelí­cu­la Inter­na­cio­nal. Jor­ge Gutman

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