L’HISTOIRE DE SOULEYMANE. Francia, 2024. Un film de Boris Lojkine. 92 minutos
La dura experiencia vivida por refugiados africanos que llegan a Europa en procura de un porvenir más auspicioso es lo que se aprecia en este vibrante drama humano del realizador Boris Lojkine.
El protagonista es Souleymane (Abou Sangare), un esforzado y decidido joven de 23 años oriundo de Guinea quien en su condición de indocumentado procura obtener asilo en Francia; con tal propósito aguarda a que dentro de pocos días la autoridad pertinente adopte una decisión al respecto. En tanto, dado que legalmente no puede trabajar, se gana el sustento operando ilícitamente como subcontratado repartidor de comidas para un abusador usurero (Emmanuel Yovanie).
A lo largo de los días en que transcurre la acción Souleymane debe superar varios obstáculos. Así, al peligro de pedalear vertiginosamente con su bicicleta en medio del agitado tránsito de las calles de París, se agrega la presión de tener que entregar muchos pedidos a tiempo y el estrés de lidiar con clientes exigentes o hasta con policías, además de estafadores que se quieren aprovechar de él. Pero nada doblega la voluntad del emprendedor muchacho que además le preocupa saber acerca de su madre y de su novia que residen en Guinea.
A todo ello para la preparación de la crucial reunión que decidirá su permanencia en Francia cuenta con la colaboración de Barry (Alpha Oumar Sow), una suerte de tutor que a cambio de dinero presta sus servicios procurándole una historia que obviamente inventada él debe memorizar a fin de convencer a la persona que lo entreviste. Consecuentemente, la escena de mayor tensión es la que tiene lugar cuando llegado el día decisivo, el joven enfrenta a la oficial de turno (Nina Meurisse) frente a la incertidumbre de lo que le habrá de acontecer.
Valiéndose de su propio guión compartido con Delphine Agut, Lojkine brinda un conmovedor drama social que en muchos aspectos se asemeja al cine realista de los hermanos Dardenne. Cuidando en todo momento de no acudir a golpes bajos, el realizador expone cómo en ciertas circunstancias la vulnerabilidad de los refugiados que procurando asilo pueden ser explotados a través de las falencias de un sistema de migración exento de conmiseración humana.
Además de la talentosa dirección de Lojkine la película se enriquece por la brillante caracterización de Sangare quien ofrece un singular magnetismo en el rol protagónico, permitiendo que el espectador empatice con la suerte atravesada por Soulemayne.
Los valores de este notable film fueron reconocidos por el jurado del festival de Cannes de la sección Una Cierta Mirada de 2024 habiéndole otorgado el Premio del Jurado, así como distinguiendo a Sangare con el premio al Mejor Actor. Jorge Gutman