Bue­na Come­dia Costumbrista

LOS DOMIN­GOS MUE­REN MÁS PER­SO­NAS. Argen­ti­na-Ita­lia-Espa­ña, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Iair Said. 75 minu­tos. Pre­sen­ta­do en el Fes­ti­val de Cine Lati­no­ame­ri­cano de Mon­treal.

Des­pués de haber rea­li­za­do algu­nos exi­to­sos cor­to­me­tra­jes y el docu­men­tal Flo­ra no es un Can­to a la Vida (2019), Iair Said debu­ta con Los Domin­gos Mue­ren Más Per­so­nas, su pri­mer lar­go­me­tra­je de fic­ción que ade­más de haber­lo guio­ni­za­do es asi­mis­mo su protagonista.

Rita Cor­te­se y Iair Said

Con remi­nis­cen­cia de algu­nas de las pelí­cu­las de Woody Allen, esta come­dia dra­má­ti­ca cen­tra su aten­ción en David (Said), un neu­ró­ti­co trein­ta­ñe­ro argen­tino gay de la comu­ni­dad judía que resi­de tem­po­ral­men­te en Ita­lia hacien­do un post gra­do en comu­ni­ca­cio­nes. Habien­do reci­bi­do la noti­cia de que su tío de Bue­nos Aires ha falle­ci­do resuel­ve par­tir de inme­dia­to a su ciu­dad natal don­de en el aero­puer­to es reci­bi­do por sus fami­lia­res inclu­yen­do su her­ma­na Eli­sa (Julia­na Gat­tas), su pri­ma Sil­via (Anto­nia Zegers) ‑hija del difun­to- y su madre Dora (Rita Cor­te­se). Ahí se sabe que su padre no está pre­sen­te por­que des­de hace tiem­po se halla inter­na­do en un hos­pi­tal en esta­do de coma.

Se igno­ra cuál ha sido el víncu­lo de David con los suyos antes de haber­se ausen­ta­do a Euro­pa, pero lo curio­so es que des­pués del entie­rro de su parien­te, en vez de diri­gir­se en pri­mer tér­mino al hos­pi­tal para visi­tar a su pro­ge­ni­tor, tal como lo desea­ría su madre, á el más le preo­cu­pa rea­li­zar los trá­mi­tes nece­sa­rios para obte­ner la licen­cia de conducir.

A tra­vés de suce­si­vas esce­nas se nota el ímpe­tu de David impo­si­bi­li­ta­do de repri­mir sus impul­sos sexua­les ya sea con su ins­truc­tor de mane­jo o bien vien­do la posi­bi­li­dad de poder inti­mar con un vecino del lugar en que habi­ta. Más allá de reunio­nes fami­lia­res, inclu­yen­do la cele­bra­ción de las pas­cuas judías así como el cum­plea­ños de su sobri­ni­ta, el guión resal­ta la vul­ne­ra­bi­li­dad de este indi­vi­duo así como su irres­pon­sa­bi­li­dad y tor­pe­za mane­jan­do en esta­do som­no­lien­to el coche de su madre. No menos impor­tan­te es la situa­ción de Dora quien aman­do apa­sio­na­da­men­te a su mari­do con­si­de­ra que la euta­na­sia pue­de cons­ti­tuir el medio para que mue­ra dig­na­men­te dado que ya no es más que un vege­tal suje­to a un apa­ra­to electrónico.

Den­tro del mar­co des­crip­to que­dan evi­den­cia­dos tópi­cos vin­cu­la­dos con la angus­tia exis­ten­cial, el enve­je­ci­mien­to, temor a la muer­te por par­te de David, así como en el caso de Rita alber­gan­do el sen­ti­mien­to emo­cio­nal de la muer­te asis­ti­da y la ausen­cia del com­pa­ñe­ro de toda una vida.

Median­te un esque­ma sen­ci­llo y mini­ma­lis­ta, la his­to­ria bien urdi­da por el rea­li­za­dor segre­ga un dejo de tris­te­za, dejan­do un abier­to des­en­la­ce. Aun­que resul­ta difí­cil poder con­gra­ciar­se con un per­so­na­je inma­du­ro, tor­pe y pleno de con­tra­dic­cio­nes, Said logra una muy bue­na per­so­ni­fi­ca­ción de su anti­hé­roe, así como Cor­te­se vuel­ca nota­ble auten­ti­ci­dad a su per­so­na­je que des­ti­lan­do ter­nu­ra resul­ta fácil de empatizar.
Jor­ge Gutman