En una nueva producción de National Theatre Live se podrá juzgar en Canadá Dr. Strangelove, la obra que se representó hasta el 25 de enero último en el Noel Coward Theatre del West End de Londres y que ha sido grabada para tal propósito.
Steve Coogan. (Foto: Manuel Harlan)
Ciertamente constituyó un gran desafío que se impuso Armando Ianucci para efectuar la adaptación teatral autorizada de la genial película homónima de Stanley Kubrick que filmada en 1974 y protagonizada por Peter Sellers es una de las más grandes sátiras del cine abordando la pesadilla de un combate nuclear.
Giles Terera y Steve Coogan. (Foto: Manuel Harlan)
Según se adelanta, gran parte del clásico de Kubrick ha sido respetada y es así que esencialmente retrata a un general psicopático de Estados Unidos quien al mando de un ala de bombarderos atómicos se encamina a desatar la guerra nuclear atacando a la Unión Soviética, en tanto que el Presidente y un excéntrico científico intentan evitar la Tercera Guerra Mundial.
Una escena. (Foto: Manuel Harlan)
En la presente producción dirigida por Sean Foley adquiere protagonismo el celebrado actor, guionista y humorista británico Steve Coogan; con gran versatilidad desempeña cuatro roles simultáneamente; entre los mismos anima al afable capitán Lionel Mandrake, al Presidente Merkin Muffley, al exnazi científico Dr. Strangelove y al Comandante Mayor TJ Kong.
En otros roles importantes John Hopkins encarna al lunático General Jack Ripper, Giles Terera es el General Buck Turgidson en tanto que Ben Deery anima al General Staines.
No obstante que el telón de fondo diste de ser optimista, la pieza de Iannucci transmite el afilado comentario satírico del film original ofreciendo al propio tiempo un merecido tributo a la obra maestra de Kubrick.
Dr Strangelove será exhibida en las salas del cine del circuito Cineplex el 27 y 30 de marzo de 2025.
CLASSIQUE(S) – Texto: Fanny Britt y Mani Soleymanlou – Dirección: Many Soleymanlou — Asistencia de Dirección: Jean Goudreau — Elenco: Louise Cardinal, Martin Drainville, Kathleen Fortin, Julie Le Breton, Jean-Moïse Martin, Benoît McGinnis, Madeleine Sarr, Mani Soleymanlou — Escenografía: Martin Labrecque y Mani Soleymanhou — Vestuario: Cynthia St-Gelais – Iluminación: Martin Labrecque – Música: Philippe Brault – Músicos: Mélanie Bélair, Alexis Elina y Annie GadboisMaquillaje: Amélie Bruneau-Longpré – Accesorios: Marie-Jeanne Rizkallah. Duración: 2 horas sin entreacto — Representaciones: Hasta el 10 de Abril de 2025 en el Théâtre du Nouveau Monde
(Foto: Yves Renaud)
Sin exageración alguna podría afirmar que esta obra es en todo sentido cautivante dado que el desafío que se han impuesto sus autores al abordar el tema central de la manera más ingeniosa y sin duda inteligente permite que la audiencia quede maravillada al vivir una experiencia teatral inolvidable.
El título de la pieza alude a lo que es un clásico y en tal aspecto lo primero que viene a la mente es que el término se asocia a cualquier manifestación cultural y/o artística que adquiere relevancia y vigencia a través del tiempo como por ejemplo las películas de Chaplin así como la música de Vivaldi, Tchaikovsky o Beethoven.
El Elenco. (Foto: Yves Renaud)
En consecuencia, el remarcable dramaturgo y actor Many Soleymanlou con la complicidad de la destacable escritora Fanny Britt, quienes tuvieron su primera colaboración en 2015 con la pieza Cinq à sept, vuelven a reunirse con esta obra mediante un texto que recurre a clásicos teatrales. Es así que se pasa revista a extractos de Antígona, Andromaque, Medea, Hamlet, Tío Vania, Richard III, Electra donde Sófocles, Eurípides, Shakespeare, Racine y Chejov, entre otros, se inspiraron en el clima político de la época en que han vivido, dejando un valioso legado a la humanidad. Asimismo el texto de Soleymanlou y Britt alude a políticos contemporáneos como el caso de René Lévesque y en el momento actual al ministro de Defensa de Israel, Donald Trump y Vladimir Putin.
Mani Soleymanlou. (Foto: Yves Renaud)
Además del resonante contenido de la pieza, la misma se valoriza por la excepcional puesta escénica de Soleymanou quien a su vez es uno de los ochos integrantes del magistral elenco. En tal sentido cada uno de los cuatro actores y las cuatro actrices asumiendo múltiples roles, con gran vitalidad y denodada energía van conformando un asombroso coro unificado tanto actuando como asimismo bailando y cantando, permitiendo de ese modo contagiar su entusiasmo a la audiencia que los contempla. Es difícil destacar a cada uno de los que componen el valioso reparto; con todo no puedo dejar de admirar la actuación de Kathleen Fortin quien deslumbra con la fogosidad y ferocidad que vuelca en algunos de los roles que le han sido atribuidos; no menos encomiable es la presencia carismática, lúcida y humana de Soleymanlou animando un famoso monólogo de Shylock ‑el, despreciable Mercader de Venecia‑, así como la dinámica intervención de Benoît McGinnis como invitado en la emisión de un televisivo programa músical.
(Kathleen Fortin. (Foto: Yves Renaud)
Precisamente, la música del compositor Philippe Brault se asocia funcionalmente a las diferentes escenas de la obra, donde participan el pianista Alexis Elina, la violinista Mélanie Bélair y la violonchelista Annie Gadbois. Asimismo, mención especial merece la escenografía de Soleymanlou y Martin Labrecque cuya concepción crea la precisa ambientación que requiere cada una de las múltiples escenas en que se desarrolla la acción.
Concluyendo con un broche de oro, la obra transmite profunda emoción en una magistral escena que por razones obvias me abstengo de describir.
Queda como resultado una pieza vital y decididamente humana que cala hondo en la conciencia colectiva. No sería extraño suponer que las futuras generaciones consideren a esta tragicomedia como un clásico teatral inspirado en los acontecimientos vividos por sus autores en el marco de un mundo confuso y revuelto.
En suma, una producción del TNM altamente recomendable.
¿De qué manera el arte teatral puede inducir a una profunda reflexión cuando se encaran temas científicos de trascendental relevancia? Esa pregunta tiene su respuesta en la atípica obra Une Vie Intelligente concebida por Dominique Leclerc.
El Elenco. (Foto: Danny Taillon)
Como lo adelanta su título, la vida inteligente está referida a la inteligencia artificial (IA) que en los últimos años es objeto de numerosos debates. Durante varios años la autora se ha dedicado a investigar cómo la evolución del desarrollo tecnológico ha permitido la aparición de programas que creados por el ser humano pueden llegar a independizarse del mismo para adquirir autonomía propia. Para ello Leclerc ha tomado contacto con expertos en la materia como es el caso de Yoshua Bengio, el renombrado científico de informática de la Universidad de Montreal que aparece en un video proyectado en pantalla.
Thomas Emmaüs Adetou. (Foto: Danny Taillon)
Es así que el esfuerzo de Leclerc se concentra en esta pieza que adquiere la característica de un teatro documental donde aspectos de la realidad se entremezclan con la ficción. A través de la puesta escénica de Patrice Charbonneau Brunelle en su comienzo se asiste a una rápida evolución de la IA desde 1988 hasta 2023 valiéndose de títeres animados proyectados en video.
De allí en más se presencia una sucesión de escenas en donde el núcleo central del relato se centra en la dinámica interlocución existente entre expertos sobre el tema y quienes no lo son. Entre los primeros se encuentra Thomas Emmaüs Adetou, quien es un brillante estudiante de doctorado en filosofía que realiza su tesis sobre la ética de las máquinas y que se ha prestado para actuar en la pieza; igualmente es el caso de Catherine Mathys que detenta una maestría en ciencias de la educación de la Universidad de Montreal. Los inexpertos están caracterizados por Félix Monette-Dubeau, Marcel Pomerlo, Natalie Tannous, Amaryllis Tremblay.
Aunque imbuida de buenas intenciones, esta pieza desconcierta. El gran problema reside en la discutible puesta escénica que apartándose de lo tradicional presenta algunas situaciones incomprensibles; así por ejemplo desorienta la actitud de los cuatro inexpertos que con mirada fija frente al púbico permanecen estáticos durante 3 minutos y posteriormente comienzan a bailar; no menos sorprendente es el desplazamiento de un busto con la cabeza coronada de Elón 1, sin que pueda explicarse a qué responde aquello. Con el propósito de que la audiencia se una a la discusión se produce un sondeo a mano alzada para responder a cuatro preguntas claves sobre la IA.
A su favor la pieza motiva a pensar cómo la IA puede afectar la educación y el vínculo social; ¿llegará el ser humano a perder su identidad si el mecanismo tecnológico lo remplaza por completo, o si por el contrario en un futuro próximo la humanidad resultará beneficiada? Ciertamente no existen respuestas específicas a los interrogantes mencionados pero estos tópicos ya han sido ampliamente considerados por diferentes medios de difusión.
A pesar de reconocer los encomibles sfuerzos realizados para montar esta ambiciosa producción a fin de que cada espectador reflexione sobre lo que ha presenciado, la pieza se alarga más allá de lo necesario y su difusa dirección adoptando diferentes tonos poco cohesivos no alcanza a concretar las expectativas aguardadas.
Representada hasta el pasado 25 de enero en el National Theatre de Londres, esta pieza de Oscar Wilde que obtuvo unánimes elogios de la crítica especializada, será difundida en los cines canadienses.
Hugh Skinner y Ronke Adékoluejo. (Foto: Marc Brenner.jpg)
La comedia que una vez más pone de manifiesto la chispa, ironía e inteligencia del famoso poeta, dramaturgo y escritor irlandés, no tiene desperdicio alguno mostrando de qué modo se puede provocar la risa haciendo una crítica social sin complacencia alguna. Como es bien sabido la vida del autor (1856 – 1900) transcurrió en la Gran Bretaña victoriana con su rígido código de comportamiento social no exento de hipocresía y de dudosa moralidad en ciertos estratos de la sociedad. Es eso lo que se percibe en cada una de las obras de Wilde, donde la actual pieza no constituye excepción a la regla.
Sharon D Clarke. (Foto: Marc Brenner.jpg)
¿Dé que trata la obra? La acción que transcurre en Londres hacia fines del siglo XIX presenta a Jack y Algernon, dos jóvenes amigos seductores, que deciden cambiar sus nombres para conquistar separadamente los corazones de dos mujeres; la elegida por Jack es Gwendolen y la de Algernon es Cecily. A partir de esa premisa, Wilde utiliza un texto coherente y fluido para producir una comedia plena de enredos y complicaciones donde la mentira de las identidades de los enamorados caballeros llega a transformarse en verdad mediante insospechados lazos de parentescos que se descubren en su desenlace.
Una escena. (Foto: Mark Brenner.jpg)
A través de la sana sonrisa Wilde cuestiona con gran fineza las actitudes y conducta de sus compatriotas pertenecientes a la llamada “gente bien” de la sociedad; en ella, cada personaje actúa con sutil duplicidad para resguardar las normas de un orden existente donde el estilo prevalece sobre la sinceridad de los sentimientos mediante un juego de apariencias en el cual todos están tácitamente implicados.
En esta reposición adaptada y dirigida por Max Webster el elenco está integrado en los principales roles por la aplaudida y premiada actriz Sharon D Clarke animando a Lady Bracknell, Ncuti Gatwa es Algernon, Hugh Skinner es su amigo Jack (o Earnest), Ronke Adékoluẹjo interpreta la animada hija de Lady Baracknell Gwendoline en tanto que Eliza Scanlen encarna el rol de Cecily. En otros personajes participan Amanda Lawrence, Richard Cant y Julian Bleach.
La exhibición tendrá lugar en las salas de Cineplex los días 20 y 23 de Febrero de 2025.
Para información sobre las salas participantes de Cineplex de ambas obras y sus respectivos horarios presione aquí
Esta célebre obra de Shakespeare conocida como La Tragedia de Macbeth que fue dada a conocer en 1606 ha sido representada mundialmente no solo en su original versión teatral, sino que además fue trasladada en variadas ocasiones al cine como asimismo a la ópera. Su gran popularidad radica en la virtuosidad con que el inmortal dramaturgo británico expresó las negativas consecuencias que conllevan la desmesurada ambición política en quienes ciegamente buscan el poder como instrumento de dominio.
David Tennant y Cush Jumbo. (Foto: Marc Brenner)
Nuevamente el público canadiense amante del buen teatro tendrá la oportunidad de juzgar esta obra tal como ha sido representada en el Donmar Warehouse de Londres en Diciembre de 2023 especialmente filmada para su exhibición en las salas de cines.
Noof Ousellam y David Tennant. (Foto: Marc Brenner)
Este drama psicológico ha sido dirigido por Max Webster quien transmite con gran intensidad la trágica historia de amor, crimen y ansias de poder. Para ello esta producción emplea un innovador diseño de sonido a fin de crear una experiencia de audio inmersiva en 5.1 para el cine, de manera que la audiencia se sumerja plenamente en la mente de Macbeth, su mujer y del elenco.
El eminente actor David Tennant interpreta a Macbeth y la destacada artista Cush Jumbo anima a la ambiciosa Lady Macbeth. En otros roles de importancia participan Moyo Akandé (Ross), Cal MacAninch (Banquo), Rona Morison (Lady Macduff), Noof Ousellam (Macduff), Raffi Phillips (el hijo de Macduff), Jatinder Singh Randhawa (The Porter), Ros Watt (Malcolm) y Benny Young (Duncan). El elenco e completa con Annie Grace, Brian James O’Sullivan, Casper Knopf y Kathleen MacInnes.
El equipo creativo de esta imponente producción incluye la remarcable escenografía de Rosanna Vize, el diseño de iluminación de Bruno Poet, el diseño de sonido a cargo de Gareth Fry y el compositor y director musical Alasdair Macrae.
Con una duración de 110 minutos, la exhibición de Macbeth se realizará el 5 y 9 de febrero de 2025 en selectas salas de Cineplex