Un Elec­tri­zan­te Film en Video

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

WHI­PLASH. Esta­dos Uni­dos, 2013. Direc­ción de Damien Cha­ze­lle. Dis­tri­bu­ción: Sony Pic­tu­res Home Enter­tain­ment (2015)

Una de las mejo­res pelí­cu­las exhi­bi­das el año pasa­do ha sido lan­za­da en video para ver­la y/o vol­ver a juz­gar­la en el con­fort del hogar. He aquí el comen­ta­rio crí­ti­co efec­tua­do en oca­sión de su estreno.

Si hubie­ra que men­cio­nar un film de 2014 que impac­te de mane­ra rotun­da y vis­ce­ral, sin duda sería Whi­plash. Aun­que el cine ha con­si­de­ra­do más de una vez las dife­ren­tes mani­fes­ta­cio­nes que pue­den adop­tar los víncu­los que se esta­ble­cen entre pro­fe­so­res y alum­nos, pocas veces esa rela­ción alcan­zó el nivel de extre­ma cru­de­za que se apre­cia en este film que mere­ció en el fes­ti­val de Sun­dan­ce el Gran Pre­mio del Jura­do y el del público.

Miles Teller y J.K. Simmons

Miles Teller y J.K. Simmons

El prin­ci­pal méri­to de este exce­len­te dra­ma es la nota­ble carac­te­ri­za­ción de carac­te­res logra­da por el talen­to­so rea­li­za­dor Damien Cha­ze­lle en la ela­bo­ra­ción del guión. En esen­cia, el film expo­ne el encuen­tro de dos per­so­na­li­da­des cuya rela­ción se desa­rro­lla en un nivel de inten­sa ten­sión. La acción que se desa­rro­lla en la ciu­dad de Nue­va York pre­sen­ta a Andrew (Miles Teller), un mucha­cho de apro­xi­ma­da­men­te 20 años apa­sio­na­do de la bate­ría que estu­dia en un con­ser­va­to­rio de músi­ca muy com­pe­ti­ti­vo. Sus espe­cia­les dotes son apre­cia­das por Teren­ce Flet­cher (J.K. Simons), quien es uno de los más impor­tan­tes pro­fe­so­res de jazz de la aca­de­mia; por esa razón es inme­dia­ta­men­te invi­ta­do a que par­ti­ci­pe en un pres­ti­gio­so con­jun­to musi­cal del esta­ble­ci­mien­to. A par­tir de ese momen­to sur­ge un víncu­lo sado­ma­so­quis­ta entre el pro­fe­sor y su alumno, en la medi­da que Flet­cher uti­li­za su ins­tin­ti­va natu­ra­le­za bru­tal para exi­gir de sus estu­dian­tes y fun­da­men­tal­men­te de Andrew esfuer­zos sobre­hu­ma­nos para que él pue­da tocar a la perfección.

Si en prin­ci­pio uno podría com­pren­der la volun­tad del maes­tro de obte­ner los máxi­mos valo­res poten­cia­les del alumno al que ins­tru­ye, en el caso pre­sen­ta­do por Cha­ze­lle el edu­ca­dor se com­por­ta con un exa­cer­ba­do sadis­mo que prác­ti­ca­men­te des­tru­ye el equi­li­brio emo­cio­nal de Andrew. No sería exa­ge­ra­do seña­lar que la for­ma des­car­na­da y humi­llan­te con que lo tra­ta podría ase­me­jar­se a la fero­ci­dad que los terri­bles guar­dia­nes del régi­men nazi lo hacían con los pri­sio­ne­ros de los cam­pos de con­cen­tra­ción o bien a las prue­bas de resis­ten­cia a las que los sol­da­dos son some­ti­dos en el ejér­ci­to por sus superiores.

La inten­sa vio­len­cia emo­cio­nal con­te­ni­da en el rela­to logra trans­mi­tir­se de un modo tan rea­lis­ta que uno se olvi­da que está asis­tien­do a una his­to­ria de fic­ción para en cam­bio supo­ner­la com­ple­ta­men­te ver­da­de­ra; pre­ci­sa­men­te, el gra­do de rea­lis­mo de lo que se pre­sen­cia lle­ga a un extre­mo tal en don­de esa vir­tud pue­de lle­gar a inco­mo­dar al obser­va­dor por la extre­ma­da dure­za que se pre­sen­ta en la bata­lla psi­co­ló­gi­ca enta­bla­da entre sus dos per­so­na­jes centrales.

Aun­que el libre­to des­cri­ba mag­ní­fi­ca­men­te a Andrew y Flet­cher, tal esfuer­zo habría que­da­do miti­ga­do de no haber con­ta­do con dos acto­res que se entre­gan en cuer­po y alma a dichos per­so­na­jes. Resul­ta impo­si­ble dejar de admi­rar el esfuer­zo físi­co que rea­li­za Andrew, a tra­vés de Miles Teller, con las esco­bi­llas emplea­das para gol­pear los pla­ti­llos a fin de lograr el jus­to tono reque­ri­do por la músi­ca eje­cu­ta­da; al pro­pio tiem­po uno no pue­de dejar de sen­tir­se ape­na­do por la sin­ce­ri­dad de un joven que con sudor, dolor y lágri­mas sufre los emba­tes inflin­gi­dos por su abu­si­vo ins­truc­tor pero que al pro­pio tiem­po no pue­de aban­do­nar­lo por­que su entre­ga por la músi­ca y el jazz supera lo indes­crip­ti­ble; más aún, su gra­do de dedi­ca­ción es tan gran­de que has­ta renun­cia a la posi­bi­li­dad de pro­se­guir una rela­ción sen­ti­men­tal con una bue­na chi­ca (Melis­sa Benoist) por­que podría sig­ni­fi­car­le un obs­tácu­lo a su carre­ra. A J.K.Simmons por su par­te le corres­pon­de dar vida a un ingra­to per­so­na­je quien con un sadis­mo impla­ca­ble bus­ca la exce­len­cia de su alumno recu­rrien­do a méto­dos huma­na­men­te deni­gran­tes para lograr su pro­pó­si­to; en tal sen­ti­do este actor logra una admi­ra­ble carac­te­ri­za­ción de su rol.

Final­men­te, el gran elo­gio va para Cha­ze­lle quien ade­más de rela­tar mag­ní­fi­ca­men­te una tris­te his­to­ria gra­ti­fi­ca al espec­ta­dor con la exce­len­cia de la músi­ca de jazz que en su núme­ro final alcan­za una dimen­sión incon­men­su­ra­ble como pocas veces se ha vis­to en cine”.

Cabe seña­lar que ade­más de haber obte­ni­do el Gran Pre­mio del Jura­do en el Fes­ti­val de Sun­dan­ce del año pasa­do, en la cere­mo­nia de los Oscar de 2015 este exce­len­te film ha sido mere­ce­dor de tres dis­tin­cio­nes, a saber: el pre­mio a J.K. Sim­mons como mejor actor de repar­to, a Tom Cross por el mejor mon­ta­je y el Oscar a la mejor com­bi­na­ción de sonido.

Como mate­rial adi­cio­nal, el video inclu­ye comen­ta­rios del guio­nis­ta y direc­tor Damien Cha­ze­lle así como de J.K. Sim­mons. El DVD es pre­sen­ta­do en su ver­sión ori­gi­nal ingle­sa con sub­tí­tu­los opta­ti­vos en espa­ñol, fran­cés e inglés.

Un Cri­men no Esclarecido

L’HOMME QUON AIMAIT TROP. Fran­cia, 2014. Direc­ción: André Téchi­ne. Dis­tri­bu­ción: TVA Films (2015)

El vete­rano rea­li­za­dor André Téchi­né retor­na al cine con este dra­ma psi­co­ló­gi­co en una his­to­ria don­de la pasión amo­ro­sa se entre­mez­cla con con­flic­tos fami­lia­res, dia­bó­li­cos jue­gos de poder y la traición.

Catherine Deneuve y Guillaume Canet

Cathe­ri­ne Deneu­ve y Gui­llau­me Canet

Vol­vien­do a tra­ba­jar por sép­ti­ma vez con el rea­li­za­dor, Cathe­ri­ne Deneu­ve da vida a Renée Le Roux de quien en el pró­lo­go del rela­to se lle­ga a saber que los esfuer­zos que por lar­go tiem­po reali­zó para reabrir el expe­dien­te judi­cial con­tra Mau­ri­ce Agne­let (Gui­llau­me Canet), a quien con­si­de­ra como el ase­sino de su hija Agnès (Adè­le Hae­nel), logró prosperar.

El famo­so affai­re Le Roux comien­za en 1976, cuan­do Agnès retor­na a Niza des­pués de un fra­ca­sa­do matri­mo­nio en Áfri­ca y desea que su madre viu­da que es pro­pie­ta­ria de un casino de la Cos­ta Azul, le adju­di­que su par­te de la heren­cia fami­liar que le corres­pon­de para desem­pe­ñar­se por su pro­pia cuen­ta. Como el casino está per­dien­do dine­ro, Renée no acce­de al deseo de su hija por­que no dis­po­ne del dine­ro líqui­do para com­prar­le su par­te. A todo eso, Mau­ri­ce Agne­let, ambi­cio­so y muje­rie­go abo­ga­do de Renée, se sien­te pro­fun­da­men­te dis­gus­ta­do por­que ella no lo desig­nó geren­te del casino; para ven­gar­se, sedu­ce a su hija con­vir­tién­do­se en su aman­te. Ahí se ini­cia un com­plot don­de con la par­ti­ci­pa­ción de un mafio­so local (Jean Cor­so), se pro­du­ce la caí­da en des­gra­cia de Renée al per­der con­trol del esta­ble­ci­mien­to, a la vez que Agnès lle­ga a obte­ner su heren­cia de 3 millo­nes de fran­cos. Al poco tiem­po, la joven que esta­ba infa­tua­da con Mau­ri­ce, des­pués de un fra­ca­sa­do inten­to de sui­ci­dio, des­apa­re­ce en tan­to que su aman­te emi­gra a Pana­má con el dine­ro here­da­do. Eso moti­va a que Renée esté con­ven­ci­da de que Mau­ri­ce eli­mi­nó a su hija. Lo cier­to es que aun­que se supo­ne que está muer­ta, su cadá­ver aún no ha sido descubierto.

La duda per­sis­te en esta dra­má­ti­ca his­to­ria por cuan­to el acu­sa­do a lo lar­go de casi 4 déca­das ha per­sis­ti­do en man­te­ner su ino­cen­cia. El guión del rea­li­za­dor que con­tó con la par­ti­ci­pa­ción de Jean-Char­les Le Roux, her­mano de Agnès, es sufi­cien­te ágil como para atraer al espec­ta­dor siguien­do todos los veri­cue­tos del caso. Como nota intere­san­te cabe seña­lar que pos­te­rior­men­te a la rea­li­za­ción del film, el acu­sa­do ha sido con­de­na­do en abril de 2014 a 20 años de pri­sión y ape­la­do al vere­dic­to de cul­pa­bi­li­dad pro­nun­cia­do por la justicia.

Cine­ma­to­grá­fi­ca­men­te, el film sin ser el más audaz o com­ple­jo de Téchi­né está bien rela­ta­do, aun­que sin juz­gar a sus per­so­na­jes para dejar que el espec­ta­dor se con­vier­ta en juez de lo que ha vis­to. La inter­pre­ta­ción del trío cen­tral sin lle­gar a ser remar­ca­ble es correc­ta y no mere­ce obje­ción alguna.

El DVD es pre­sen­ta­do en su ver­sión ori­gi­nal fran­ce­sa con sub­tí­tu­los en inglés. Jor­ge Gutman

El Film Pós­tu­mo de Alain Resnais

AIMER, BOI­RE ET CHAN­TER. Fran­cia, 2014. Direc­ción: Alain Res­nais. Dis­tri­bu­ción: TVA Films (2014)

Este pós­tu­mo film de Alain Res­nais falle­ci­do en mar­zo de este año pro­du­ce un pro­fun­do sen­ti­mien­to de nos­tal­gia al saber que será impo­si­ble seguir delei­tán­do­se con las obras de uno de los más gran­des inno­va­do­res del len­gua­je fíl­mi­co, don­de Hiroshi­ma Mon Amour (1959) es uno de los títu­los que dan prue­ba de ello. Sin haber sos­pe­cha­do que sería su últi­ma entre­ga, Res­nais se basó en la adap­ta­ción de la pie­za de Alan Ayck­bourn Life of Riley (2010), un autor dra­má­ti­co muy vene­ra­do por él y al cual ya había recu­rri­do en dos opor­tu­ni­da­des ante­rio­res para sus pelí­cu­las Smoking/No Smo­king (1993) y Pri­va­te Fears in Public Pla­ces (2006).

Sin duda Amar, Beber y Can­tar, títu­lo extraí­do de un ani­ma­do vals de Johan Strauss que acom­pa­ña a varias de las esce­nas del film, cons­ti­tui­rá para muchos de los devo­tos admi­ra­do­res de Res­nais un tra­ba­jo que habrán de apre­ciar­lo, pero tra­tan­do de man­te­ner la máxi­ma obje­ti­vi­dad posi­ble por par­te de quien escri­be estas líneas –gran admi­ra­dor de Res­nais- el film no logra el mis­mo impac­to de sus gran­des tra­ba­jos. En ese sen­ti­do no recae la res­pon­sa­bi­li­dad com­ple­ta en Res­nais como direc­tor escé­ni­co, sino más bien en la pie­za ele­gi­da que no resul­ta muy ade­cua­da para lograr la con­fluen­cia de cine y tea­tro que siem­pre cons­ti­tu­yó una de las preo­cu­pa­cio­nes del des­apa­re­ci­do cineasta.

Sandrine Kiberlain y André Dussolier

San­dri­ne Kiber­lain y André Dussolier

Con una esce­no­gra­fía abs­trac­ta, ela­bo­ra­da arti­fi­cio­sa­men­te con ani­ma­das pin­tu­ras de acua­re­la que daría la impre­sión de estar apre­cian­do un cuen­to infan­til, el guión pre­sen­ta a los seis per­so­na­jes del film repre­sen­ta­dos por tres matri­mo­nios de media­na edad que en la cam­pi­ña ingle­sa de Yorkshi­re están pre­pa­rán­do­se para mon­tar una pro­duc­ción tea­tral de una come­dia de Ayck­bourn. Mien­tras lo hacen se ente­ran de que un ami­go común de ellos, el don­jua­nes­co Geor­ge Riley, se está murien­do de cán­cer y es así que este per­so­na­je al cual nun­ca se lo ve gra­vi­ta en los res­tan­tes, espe­cial­men­te en las muje­res don­de cada una de las mis­mas estu­vo direc­ta o indi­rec­ta­men­te vin­cu­la­da román­ti­ca­men­te a él; la sor­pre­sa se pro­du­ce cuan­do ellas acep­tan la invi­ta­ción del mori­bun­do Geor­ge para rea­li­zar un via­je final de vaca­cio­nes en Tene­ri­fe, hecho que pro­du­ce la con­si­guien­te per­ple­ji­dad y varia­dos resen­ti­mien­tos por par­te de sus res­pec­ti­vos esposos.

El film está esbo­za­do por esce­nas no muy lar­gas que por sí mis­mas tra­tan de uti­li­zar el meca­nis­mo tea­tral para suge­rir que la vida no es más que un lar­go ensa­yo de repre­sen­ta­ción tea­tral y es por eso que resul­ta difí­cil dife­ren­ciar la par­te fic­ti­cia de la real en la que inter­ac­túan sus per­so­na­jes. En todo caso, su tra­ma que se vuel­ve dema­sia­do repe­ti­ti­va se pres­ta para que se abor­den algu­nos aspec­tos vin­cu­la­dos con la vida y la muer­te, aun­que su tono liviano impi­de una mayor profundización.

Que­da como balan­ce, un tra­ba­jo menor pero siem­pre res­pe­ta­ble de Res­nais valo­ri­za­do por las inob­je­ta­bles inter­pre­ta­cio­nes de Sabi­ne Azé­ma, Hip­poly­te Girar­dot, Caro­li­ne Silhol, Michel Vui­ller­moz, Caro­li­ne Silhol, San­dri­ne Kiber­lain y André Dussolier.

El DVD es pre­sen­ta­do en su ver­sión ori­gi­nal fran­ce­sa con sub­tí­tu­los opta­ti­vos en inglés. Jor­ge Gutman

Magia a la Luz de la Luna

MAGIC IN THE MOON­LIGHT. Esta­dos Uni­dos, 2014. Direc­ción y Guión: Woody Allen. Dis­tri­bu­ción: Sony Pic­tu­res Home Enter­tain­ment (2014)

He aquí una trans­crip­ción del aná­li­sis crí­ti­co efec­tua­do de este film cuan­do se estre­nó comer­cial­men­te en Agos­to de 2014 y que aho­ra pue­de ser vis­to con moti­vo de su apa­ri­ción en video.

El pro­lí­fi­co Woody Allen que tie­ne acos­tum­bra­do a su públi­co en brin­dar­le anual­men­te un nue­vo tra­ba­jo, reúne en su fil­mo­gra­fía títu­los tras­cen­den­tes y otros que no lo son tan­to; todo depen­de de cuán ins­pi­ra­do se sien­te en el momen­to de escri­bir sus guio­nes. Su últi­mo film dis­ta de alcan­zar el bri­llo apor­ta­do en la últi­ma déca­da con Match Point (2005), Mid­night in Paris (2011) o más recien­te­men­te en Blue Jas­mi­ne (2013) pero con todo cabe afir­mar que aun­que un menor tra­ba­jo de Allen no lle­gue a col­mar las expec­ta­ti­vas aguar­da­das, nun­ca deja­rá des­alen­ta­do al espec­ta­dor por más banal que sea su con­te­ni­do por­que siem­pre exis­te el inge­nio chis­pean­te de sus inte­li­gen­tes diálogos.

Comen­ce­mos por seña­lar que la idea sub­ya­cen­te de Magic in the Moon­light es afín con lo que el extra­or­di­na­rio rea­li­za­dor Ing­mar Berg­man –a quien Allen vene­ra- con­si­de­ró en muchos de sus tra­ba­jos, o sea el gran con­flic­to que se pro­du­ce entre el racio­ci­nio y el mis­ti­cis­mo. Es por eso, que la pre­mi­sa de este film per­mi­te que el públi­co dis­fru­te amplia­men­te en su pri­me­ra media hora por resul­tar intri­gan­te así como por la soca­rro­ne­ría que Woody brin­da a tra­vés de la pre­sen­ta­ción de sus personajes.

Ubi­ca­da en 1928, la tra­ma pre­sen­ta al arro­gan­te y famo­so ilu­sio­nis­ta Stan­ley Craw­ford (Colin Firth) quien delei­ta a un públi­co de Ber­lín con sus espec­tácu­los de magia. Allí se encuen­tra con Howard, (Simon McBur­ney), un cole­ga ami­go que le soli­ci­ta que via­je a la cos­ta azul de Fran­cia para des­en­mas­ca­rar a Sophie (Emma Sto­ne), una far­san­te cla­ri­vi­den­te que con sus supues­tos dones ha logra­do fas­ci­nar a una acau­da­la­da fami­lia ame­ri­ca­na enca­be­za­da por Gra­ce Catled­ge (Jac­ki Wea­ver), la matriar­ca viu­da quien está dis­pues­ta a donar una impor­tan­te suma de dine­ro para una “fun­da­ción” des­ti­na­da a pro­mo­cio­nar las habi­li­da­des de Sophie. Para un hom­bre abso­lu­ta­men­te racio­na­lis­ta y ego­cén­tri­co como Stan­ley, este ofre­ci­mien­to resul­ta un agra­da­ble desa­fío para demos­trar que Sophie es una embau­ca­do­ra de gen­te ino­cen­te. Cual será la sor­pre­sa de Stan­ley cuan­do al cono­cer­la, lle­ga poco a poco a com­pro­bar que ella a tra­vés de sus vibra­cio­nes men­ta­les es capaz de cono­cer deta­lles pasa­dos de su vida per­so­nal como así tam­bién actuan­do como médium le per­mi­te comu­ni­car­se con el mun­do astral y con el espí­ri­tu del mari­do de Grace.

Lo que ante­ce­de pare­cie­ra vul­ne­rar los fir­mes prin­ci­pios de Stan­ley y comen­zar a dudar si aca­so pudo haber esta­do equi­vo­ca­do duran­te toda una vida sobre la no exis­ten­cia en Dios, de un mun­do espi­ri­tual y/ o de las creen­cias sobre el más allá des­pués de la vida. Cono­cien­do el agnos­ti­cis­mo de Allen pare­ce­ría un tan­to utó­pi­co creer que el rea­li­za­dor se haya con­ver­ti­do en una suer­te de abo­ga­do del dia­blo con res­pec­to al modo en que él pien­sa. Cla­ro está que el públi­co debe­rá aguar­dar para ver cómo pro­si­gue esta historia.

Pre­ci­sa­men­te la pro­se­cu­ción del rela­to y la mane­ra de con­cluir­lo román­ti­ca­men­te es lo que resul­ta menos efec­ti­vo; así, la trans­for­ma­ción que sufre el per­so­na­je de Stan­ley no ter­mi­na resul­tan­do creí­ble en tan­to que la hipó­te­sis del film, aun­que bien plan­tea­da, no logra ser desa­rro­lla­da con más pro­fun­di­dad como para que el film resul­ta­ra más apa­sio­nan­te. No obs­tan­te lo ante­rior, que­da cla­ro que lo que Allen desea expre­sar es que por más racio­nal que sea la con­duc­ta de una per­so­na, la magia de la ilu­sión resul­ta salu­da­ble para que siem­pre ani­de la espe­ran­za de lograr lo que uno ansía.

Dejan­do de lado si el cono­ci­mien­to cien­tí­fi­co se aco­mo­da o no con la magia de la vida, díga­se que los valo­res de pro­duc­ción de este film son sen­ci­lla­men­te mara­vi­llo­sos. Es increí­ble la repro­duc­ción de épo­ca que aquí se con­tem­pla, méri­to de Anne Sei­bel como dise­ña­do­ra de pro­duc­ción cui­dan­do en for­ma meticu­losa has­ta los míni­mos deta­lles, el impe­ca­ble ves­tua­rio debi­do a la impe­ca­ble dise­ña­do­ra Sonia Gran­de, la radian­te foto­gra­fía de Darius Khond­ji cap­tan­do entre otras las her­mo­sas vis­tas de Cap d’Antibes, Juan-les.Pins y Niza , así como la músi­ca, que como bien es sabi­do Allen le atri­bu­ye un valor muy espe­cial incor­po­ran­do agra­da­bles temas de jazz de su que­ri­do Cole Por­ter, entre otros auto­res, entre­mez­cla­dos con la músi­ca clá­si­ca de Beetho­ven, Ravel y Stravinsky.

El comen­ta­rio final va para los acto­res. ¿Es nece­sa­rio remar­car que los artis­tas que par­ti­ci­pan en cual­quier film de Allen lo hacen de mane­ra inob­je­ta­ble? No sé si es la magia del direc­tor o el talen­to vol­ca­do de quie­nes con él cola­bo­ran, pero lo cier­to es que uno se gra­ti­fi­ca con la pul­cra pres­ta­ción brin­da­da en los roles pro­ta­gó­ni­cos por Firth y Sto­ne, así como en los pape­les de apo­yo de Eileen Atkins como la tía de Stan­ley, Mar­cia Gay Har­den ani­man­do a la mamá de Sophie y Hamish Lin­kla­ter como el pre­su­mi­do cor­te­jan­te de Sophie que tra­ta de con­quis­tar­la tocan­do el ukelele.

En resu­men: Un film menor de Allen que aun­que no resul­te tan mági­co como lo espe­ra­do siem­pre resul­ta atrac­ti­vo por el tema que tra­ta y sobre todo por su per­ma­nen­te preo­cu­pa­ción sobre aspec­tos vin­cu­la­dos con el sen­ti­do de la vida”.

El video es pre­sen­ta­do en los for­ma­tos DVD, Blu-ray y en Digi­tal HD en su ver­sión ori­gi­nal ingle­sa, dobla­da al fran­cés, como así tam­bién con títu­los opta­ti­vos en espa­ñol, fran­cés e inglés. Los extras del film inclu­yen “Behind the Magic” don­de los acto­res Colin Firth, Hamish Lin­kla­ter y Jac­ki Wea­ver se refie­ren al roda­je del film y “On the Red Car­pet” rese­ñan­do las carac­te­rís­ti­cas de la pre­mie­re del film en Los Ange­les. Jor­ge Gutman

Cua­tro Casa­mien­tos Multirraciales

QUEST-CE QUON A FAIT AU BON DIEU? Fran­cia, 2014. Direc­ción de Phi­lip­pe de Chau­ve­ron. Dis­tri­bu­ción TVA Films/AZ Films (2014)

De tan­to en tan­to sur­ge una come­dia que uti­li­za al humor como un cata­li­za­dor a las difi­cul­ta­des coti­dia­nas. Eso vie­ne al caso fren­te al estreno de una de las más diver­ti­das expre­sio­nes de ese géne­ro que se han vis­to el año pasa­do y que aho­ra se tie­ne opor­tu­ni­dad de juz­gar­la en video. Así y mien­tras que la reali­dad nos ensa­ña con racis­mos encu­bier­tos o explí­ci­tos que sue­len gene­rar ten­sión, nada mejor que gozar de un film como el pre­sen­te que tien­de a cri­ti­car en tono joco­so toda for­ma de dis­cri­mi­na­ción, xeno­fo­bia y/o intolerancia.

Christian Clavier y Chantal Lauby

Chris­tian Cla­vier y Chan­tal Lauby

Con un inge­nio­so guión escri­to por el rea­li­za­dor Phi­lip­pe de Chau­ve­ron con la cola­bo­ra­ción de Guy Lau­rent, la his­to­ria de esta come­dia fami­liar se cen­tra en el matri­mo­nio fran­cés inte­gra­do por Clau­de (Chris­tian Cla­vier) y Marie Ver­neuil (Chan­tal Lauby); ambos son fie­les cató­li­cos, con­ser­va­do­res y per­te­ne­cien­tes a la gran bur­gue­sía pro­vin­cial con una esca­la de valo­res que tuvo vigen­cia en épo­cas pasa­das pero que en la actua­li­dad ha evo­lu­cio­na­do con­si­de­ra­ble­men­te para mejor. Es así que cuan­do sus 4 hijas están por casar­se, lo menos que Clau­de y su seño­ra aspi­ran a que sus yer­nos sean abne­ga­dos cató­li­cos. Sin embar­go, sus hijas han deci­di­do lo con­tra­rio cuan­do la mayor (Fré­dé­ri­que Bel) ha opta­do por un con­sor­te musul­mán (Medi Sadoun), la segun­da hija (Julia Pia­ton) por un novio que pro­fe­sa la fe judía (Ary Abit­tan) y la ter­ce­ra (Émi­lie Caen) por un chino (Fré­dé­ric Chau), dejan­do la puer­ta abier­ta, o mejor dicho la espe­ran­za, para que la hija menor (Elo­die Fon­tan) sal­ve los hono­res del caso eli­gien­do como mari­do a un cató­li­co. Tal como si se tra­ta­ra de una répli­ca del film de Stan­ley Kra­mer Guess who is coming to din­ner (1967), la sor­pre­sa es inmen­sa cuan­do el cuar­to can­di­da­to a yerno (Noom Dia­wa­ra) ele­gi­do por la hija menor es un hom­bre cató­li­co, refi­na­do, cul­to pero con el incon­ve­nien­te de ser un negro que emi­gró de Cos­ta de Mar­fil; como si eso fue­se poco, la situa­ción se com­pli­ca aún más cuan­do de Áfri­ca lle­gan los fami­lia­res de este últi­mo y sobre todo su padre (Pas­cal N’Zonzi) demues­tra ser tan racis­ta como el matri­mo­nio Verneuil.

Adop­tan­do la moda­li­dad de los vode­vi­les de anta­ño de Gérard Oury don­de el cine fran­cés solía brin­dar come­dias sana­men­te gra­cio­sas como Las Aven­tu­ras de Rab­bi Jacob (1973), y que tuvie­ron a Louis de Funes como uno de los expo­nen­tes más repre­sen­ta­ti­vos, Dios Mío ¿Pero Que Hemos Hecho? se mani­fies­ta igual­men­te efi­caz para esta épo­ca. Deci­di­da­men­te no se tra­ta de un film pro­fun­do sino de una come­dia de bou­le­vard que tie­ne la cua­li­dad de hacer reír con el men­sa­je de dejar a un lado los pre­jui­cios racia­les para con­vi­vir social­men­te mejor.

En sín­te­sis, el públi­co se divier­te a más no poder con un rela­to que aun­que pre­vi­si­ble está bien escri­to, diri­gi­do y cuen­ta con un repar­to don­de sus come­dian­tes se adhie­ren con entu­sias­mo a las carac­te­rís­ti­cas reque­ri­das por sus per­so­na­jes sin des­bor­dar en la caricatura.

El DVD es pre­sen­ta­do en su ver­sión ori­gi­nal fran­ce­sa con sub­tí­tu­los opta­ti­vos en inglés. Jor­ge Gutman