Pom­pe­ya en un Des­di­bu­ja­do Film

POM­PEII (Esta­dos Uni­dos- Ale­ma­nia-Cana­dá, 2014). Un film de Paul W. S. Anderson

Varios fil­mes ya han con­si­de­ra­do la des­truc­ción de la ciu­dad de Pom­pe­ya que tuvo lugar 79 años antes de la era cris­tia­na debi­do a la erup­ción del vol­cán Vesu­bio. Sin embar­go el rea­li­za­dor Paul W.S. Ander­son cre­yó que podía resul­tar intere­san­te abor­dar nue­va­men­te el tema don­de esa tra­ge­dia sir­vie­se como telón de fon­do y a su vez como des­en­la­ce de una his­to­ria de amor en la Roma anti­gua. El resul­ta­do es un film extre­ma­da­men­te medio­cre don­de resul­ta increí­ble que hayan cola­bo­ra­do varios libre­tis­tas (Janet Scott Bat­chler, Lee Bat­chler, Michael Robert John­son) para pro­du­cir una tra­ma de esca­sa ima­gi­na­ción y de diá­lo­gos tan pobres que en más de una oca­sión pro­du­cen son­ri­sas no intencionadas.

Kit Harington

Kit Harington

El film rela­ta la des­afor­tu­na­da vida de un joven cel­ta que cuan­do niño fue tes­ti­go del ase­si­na­to de su fami­lia por un gene­ral que inva­dió y arra­só el pue­blo don­de vivía. Huér­fano y sin rum­bo fijo es hecho escla­vo por los roma­nos y con el correr de los años el adul­to Milo (Kit Haring­ton) ha sido con­ver­ti­do en gla­dia­dor y cuan­do comien­za el film es envia­do des­de Roma a Pom­pe­ya jun­to con otros escla­vos para que en oca­sión de las fies­tas del vino entre­ten­gan a la gen­te local con uno de los leta­les espec­tácu­los cir­cen­ses. Una cir­cuns­tan­cia ines­pe­ra­da hace que en esa mis­ma ruta conoz­ca a Cas­sia (Emily Brow­ning), hija de un rico matri­mo­nio de quien se ena­mo­ra y ella por su par­te se sien­te con­quis­ta­da por la noble­za de sus sentimientos.

El con­flic­to se pre­sen­ta para Milo cuan­do debe supe­rar serios incon­ve­nien­tes. Por una par­te, la difí­cil posi­bi­li­dad de que dada su fal­ta de liber­tad pue­da unir su vida a la de la joven noble; para peor, suce­de que Cor­vus (Kei­fer Suther­land), un pode­ro­so y corrup­to sena­dor romano, gus­ta de Cas­sia y se pro­po­ne hacer­la su espo­sa aun­que ella lo recha­ce con fir­me­za. Como el guión no se carac­te­ri­za por ser ima­gi­na­ti­vo, nada mejor enton­ces que Cor­vus haya sido pre­ci­sa­men­te el gene­ral que mató a los padres de Milo y que inten­si­fi­que en el joven su sed de venganza.

Si se obser­va al film como uno de acción moti­va­da por la lucha de gla­dia­do­res, el resul­ta­do es deci­di­da­men­te cha­to com­pa­ra­do con tan­tos otros que mos­tra­ron estos cruen­tos com­ba­tes con mayor maes­tría, con solo recor­dar el film osca­ri­za­do Gla­dia­dor (2000) de Rid­ley Scott. Des­de el ángu­lo román­ti­co, la rela­ción sen­ti­men­tal de Milo y Cas­sia care­ce de ten­sión a pesar de los obs­tácu­los interpuestos.

Que­da aún por con­si­de­rar qué es lo que apor­ta el rela­to como film “catás­tro­fe”. Eso se pre­sen­ta en el alar­ga­dí­si­mo tra­mo final don­de se tra­ta de impre­sio­nar al espec­ta­dor con la piro­tec­nia de los efec­tos espe­cia­les al mos­trar la fre­né­ti­ca erup­ción del vol­cán sepul­tan­do a la ciu­dad con sus lavas y ceni­zas. Indu­da­ble­men­te, no es de des­es­ti­mar lo que se ha logra­do median­te las imá­ge­nes compu­tado­ri­za­das aun­que el for­ma­to 3D en este caso no con­tri­bu­ye a real­zar el esplen­dor visual; con todo, como cine de desas­tre han habi­do rela­tos muy supe­rio­res como lo fue­ron entre otros The Posei­don Adven­tu­re (1972), The Towe­ring Inferno (1974) o más recien­te­men­te The Impos­si­ble (2012). Pero aquí el pro­ble­ma se agra­va por­que en su desa­rro­llo se acu­mu­lan una serie de incon­gruen­cias don­de, entre la pobla­ción que huye deses­pe­ra­da­men­te bus­can­do un lugar de pro­tec­ción, se obser­va a nues­tro héroe luchan­do a muer­te con su gran enemi­go Cor­vus y al pro­pio tiem­po tra­tan­do de res­ca­tar de los escom­bros a su ama­da Cas­sia antes que el Vesu­vio con­clu­ya su devas­ta­do­ra tarea.

Con­clu­sión: Sin una his­to­ria de enver­ga­du­ra que sus­ten­te el rela­to, con per­so­na­jes ano­di­nos que impi­den el luci­mien­to del elen­co e insa­tis­fac­to­rios diá­lo­gos, este film solo podrá inte­re­sar a un públi­co poco dis­cri­mi­na­to­rio.  Jor­ge Gutman