FADING GIGOLO. Estados Unidos, 2013. Un film escrito y dirigido por John Turturro
¿Quién puede imaginarse a John Turturro animando a un servidor sexual de mujeres y Woody Allen como su inigualable consejero? Pues bien, si alguien duda de ello Fading Gigolo está para probarlo.
En su quinta incursión como realizador Turturro decidió co-protagonizar este film teniendo como asociado nada menos que a Woody Allen en una de sus raras incursiones donde él no dirige; si bien su nombre podrá atraer a la audiencia que lo sigue fielmente, lo cierto es que esta comedia sexual no tiene la suficiente envergadura como para conformar por completo debido a que Turturro en calidad de guionista no logra elaborar una historia suficientemente imaginativa y sólida como para que se distinga de las típicas comedias de situaciones que suelen verse en la televisión.
El relato que transcurre en Nueva York presenta a Fioravante (Turturro), un modesto florista, y a Murray (Allen), su amigo de larga data quien es el dueño de una librería que está por cerrar por falta de actividad comercial. Preocupado por su situación financiera, Murray descubre una veta importante para hacer dinero cuando la Dra. Parker (Sharon Stone), su dermatóloga, le comenta que está interesada en un ménage à trois donde su sexy amiga Selima (Sofía Vergara) está dispuesta a participar. Sin pérdida de tiempo Murray convence a su amigo de colaborar en este affaire remunerado, donde como gestor de esta operación cobrará un porcentaje del monto que llegue a percibir.
Así comienza una singular actividad económica para Fioravante como el improvisado Don Juan y para su amigo como el improbable proxeneta tratando de abordar a clientas maduras quienes deseosas de satisfacer sus deseos sexuales no tienen empacho de pagar por los favores recibidos. Todo parece cambiar cuando Fioravante conoce a Avigal (Vanessa Paradis), una joven viuda judía ortodoxa con 6 hijos, y se va gestando un romance entre ambos. La situación se complica cuando Dovi (Lieb Schreiber), una suerte de policía de la comunidad jasídica que también está interesado en ella, observa lo que está sucediendo.
En una historia demasiado liviana y estereotipada así como difícil de ser concebida realísticamente, el tema de la prostitución masculina es superficialmente considerado; sin embargo, lo rescatable del film es el nivel de interpretación donde los actores superan ampliamente a los personajes que caracterizan. A pesar de la presencia de dos sensuales actrices como Stone y Vergara quienes vuelcan a sus roles considerable sensibilidad, esta comedia no desborda ni se excede desde una óptica sexual. Por su parte Paradis, transmite muy bien la naturaleza de una mujer ávida de afectos que por pertenecer y someterse a los principios de la comunidad a la cual pertenece, ha permanecido enclaustrada y apartada del mundo exterior, percibiendo ahora una esperanza de mejor vida al abrirse hacia el hombre que la trata con gentileza y amabilidad. En cuanto a sus dos protagonistas, Turturro convence como el gigoló a pesar suyo, en tanto que Allen caracterizando al singular proxeneta de edad madura se defiende muy bien con sus improvisadas y graciosas ocurrencias compensando de este modo las limitaciones del guión.
Conclusión: Con momentos de franco humor y con algunas situaciones de manifiesta ternura, Turturro ha logrado una modesta comedia picaresca sentimental, muy bien actuada, que conformará a una audiencia no demasiado exigente. Jorge Gutman