COPENHAGEN. Estados Unidos-Canadá, 2014. Un film escrito y dirigido por Mark Raso
En su primer film como realizador y guionista, Mark Raso impresiona como un buen narrador aunque el libreto deje cierto margen a la incredulidad. Ubicando la acción en la capital de Dinamarca, el relato interesa más por la descripción de sus personajes que por la extraña historia narrada.
El guión introduce a William (Gethin Anthony), un joven de 28 años de edad de carácter poco agradable y un tanto lujurioso quien llega a Copenhague procedente de Nueva York; el motivo es entregar a su abuelo, que nunca llegó a conocer, una carta escrita por su padre fallecido hace algunos años. A fin de ubicar el domicilio de su pariente en la ciudad danesa, William sale al cruce con Steffi (Frederikke Dahl Hansen), una joven que realiza una pasantía en el hotel donde se hospeda y que se apresta a ayudarlo para localizar a su abuelo así como también actuar de guía y traductora. Cuando el nieto se encuentra con el anciano se va imponiendo de oscuros rasgos de su personalidad así como secretos del pasado en donde quedan explicadas las razones por las que su abuela paterna y su padre huyeron de su lado.
En la medida que los encuentros con Steffi prosiguen, va surgiendo una atracción mutua pero el inconveniente fundamental se produce cuando William se entera que ella tiene apenas 14 años y que él la duplica en edad; sintiéndose mortificado por la embarazosa situación, trata de resistir cualquier impulso amoroso con esta desinhibida jovencita, además de que estaría infringiendo las disposiciones legales. Esa situación constituye la esencia del film, donde el vínculo emocional entre estos dos personajes llega a tener envergadura dramática.
Para estar involucrado en el relato, uno debe dejar de lado las consideraciones de la trama que cuestan admitir. En primer lugar no queda claro la razón por la que William haya dejado pasar varios años antes de entregar la carta a su destinatario en lugar de haberlo hecho inmediatamente después de que su padre murió. El otro aspecto difícil de aceptar es suponer que Steffi sea una precoz adolescente cuando por su presencia física y considerable madurez da la impresión de tener no menos de 20 años; así la sorpresa de William se equipara a la del espectador al enterarse de su verdadera edad. Tampoco está muy claro saber qué es lo que la joven puede apreciar en su interlocutor teniendo en cuenta la naturaleza egocéntrica y ruda de William que se opone abiertamente a la de su afable carácter y dueña de una agradable personalidad.
Dejando las observaciones señaladas, lo cierto es que el realizador ha logrado una buena descripción de las personalidades de ambos protagonistas y una satisfactoria interpretación de los mismos. Anthony convence como el hombre que gracias a Steffi comienza a madurar dejando atrás su adolescencia tardía, en tanto que Hansen impresiona por su exuberancia e inteligencia.
La película fue realmente rodada en Copenhague y en tal sentido, la hermosa fotografía de Alan Poon permite a que la ciudad adquiera importancia y que el público realice un turismo visual de algunas de sus mayores atracciones como los jardines Tivoli, la popular escultura de La Sirenita que es el símbolo de Dinamarca, así como también algunas interesantes vistas de sus edificios, canales, centros nocturnos, etc.
Conclusión: Un promisorio debut de Mark Raso como realizador en el marco de una historia que, aunque no del todo satisfactoria, se destaca por sus buenos diálogos y la eficiente interpretación de sus protagonistas. Jorge Gutman