COURT. India, 2014. Un film escrito y dirigido por Chaitanya Tamhane
Con solo 28 años de edad, el director Chaitanya Tamhane demuestra una indudable madurez en su ópera prima Court exponiendo los vericuetos del sistema legal de la India, en donde frente a determinados casos la justicia resulta desnaturalizada.
Con gran eficiencia el realizador capta las situaciones absurdas que se pueden presentar tomando en consideración una situación límite, aunque completamente factible, que surge de su ingenioso guión.
El relato que transcurre en Mumbai en la época actual se centra en los esfuerzos que realiza Vinay Vora (Vivek Gomber), un joven abogado preocupado por la justicia social, quien asume la defensa de Narayan Kamble (Vira Sathidar); este hombre de 65 años es un compositor de música folclórica que ha sido arrestado por haber supuestamente inducido con sus canciones al suicidio de un trabajador de aguas cloacales. En realidad, el espectador se impone después que las condiciones peligrosas en las que el obrero desempeñaba sus labores podría haber sido la razón por la que decidió terminar con su vida.
Durante la primera de las audiencias que se van sucediendo, Nutan (Geetanjali Kulkarni), la abogada fiscal, a toda costa solicita al imperturbable juez Sadavarte (Pradeep Joshi) la condena del cantante que de ser considerado culpable podría recibir una pena de hasta 20 años de prisión; en tal sentido, ella invoca leyes y resoluciones que se remontan a la época en que el país aún era una colonia y cuyas disposiciones resultan hoy día completamente obsoletas.
Si el contraste entre la tradición y el modernismo es algo subyacente en el contexto de esta historia, también resulta de interés notar hasta qué punto los prejuicios influyen en los cargos formulados al cantante en la medida que como activista político sus canciones de protesta resultan incómodas al sistema.
Además de presenciar cómo el juicio se va postergando a través del tiempo frente a la ausencia de evidencias concretas para condenar al acusado, el guión también apunta a describir las vidas personales de las personas implicadas a fin de evitar que los personajes resulten unidimensionales como también para tratar de humanizarlos. Así, en la primera escena se ve cómo Narayan se desempeña como maestro enseñando a sus alumnos la geografía del país; asimismo se aprecia cómo Nutan se ocupa de su hogar como cualquier ama de casa atendiendo con atención a su marido y sus dos hijos; también se observa cómo resulta el vínculo de Vora con su madre quien desea que su hijo encuentre pronto a alguien con quien casarse para que ella pueda llegar a ser abuela.
Aunque la historia se siente un poco repetitiva a través de las continuadas sesiones de audiencia, hecho que trae a la memoria la película iraní A Separation (2012) y la israelí Gett (2014), el film tiene suficientes méritos donde aparte de exponer un tema de interés, cuenta con un competente elenco de actores, una buena fotografía de Mrinal Desai así como el excelente montaje efectuado por Rikhav Desai.
Conclusión: Una interesante crítica a la disfuncionalidad de la justicia a través de un caso absurdo. Jorge Gutman