El Rey y el Presidente

ELVIS & NIXON. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Liza Johnson

La reu­nión del emble­má­ti­co Elvis Pres­ley y el pre­si­den­te Richard Nixon que que­dó regis­tra­da en una publi­ci­ta­da foto­gra­fía es el tema que la rea­li­za­do­ra Liza John­son con­si­de­ra en Elvis y Nixon. Para acep­tar la pre­mi­sa pro­pues­ta por el guión de Joey y Hana­la Sagal sobre este verí­di­co encuen­tro, es nece­sa­rio dejar de lado cual­quier viso real; lo que se pre­sen­cia aquí es una sáti­ra acep­ta­ble­men­te entre­te­ni­da que no inda­ga en la vida del ícono can­tor ni en la carre­ra polí­ti­ca del ex mandatario.

En diciem­bre de 1970 el rey del rock (Michael Shan­non) se pro­po­ne entre­vis­tar a Nixon (Kevin Spa­cey) con el pro­pó­si­to de mani­fes­tar­le su preo­cu­pa­ción sobre los efec­tos per­ni­cio­sos de la dro­ga en la juven­tud ame­ri­ca­na; para ello su inten­ción es que el pre­si­den­te le con­si­ga un nom­bra­mien­to como agen­te fede­ral para actuar de mane­ra encu­bier­ta en la Ofi­ci­na de Nar­có­ti­cos y Dro­gas Peli­gro­sas del país, así como obte­ner una insig­nia ofi­cial para probarlo.

Michael Shannon y Kevin Spacey

Michael Shan­non y Kevin Spacey

En base a lo que pre­ce­de, el rela­to comien­za con la lle­ga­da de Elvis a la entra­da de la de la Casa Blan­ca por­tan­do una car­ta escri­ta a mano por él; des­pués de algu­nas difi­cul­ta­des inter­pues­tas por los guar­dias de segu­ri­dad con­si­gue que ellos la hagan lle­gar al des­ti­na­ta­rio a tra­vés de los cana­les per­ti­nen­tes. Lo que sigue pos­te­rior­men­te es la ansio­sa espe­ra en el hotel don­de el rey se alo­ja jun­to con su con­fi­den­te y asis­ten­te Jerry Schi­lling (Alex Petty­fer) para reci­bir la con­fir­ma­ción de la entre­vis­ta. En tal sen­ti­do, es impor­tan­te la ges­tión rea­li­za­da por par­te de los miem­bros del equi­po del pre­si­den­te – Egil Krogh (Colin Hanks) y Dwight Cha­plin (Even Peters)- para per­sua­dir a Nixon a que la reu­nión se lle­ve a cabo, dada su renuen­cia inicial.

El famo­so encuen­tro es lo que da sus­ten­to al film y a decir ver­dad el libre­to ima­gi­na una serie de secuen­cias surrea­lis­tas que pro­du­cen un humor que aun­que logra­do en par­te, la ausen­cia de suti­li­dad dis­mi­nu­ye su efec­to. Aun­que la foto­gra­fía entre Elvis y Nixon es real, obvia­men­te, el desa­rro­llo de la entre­vis­ta que se ase­me­ja más a una dis­lo­ca­da come­dia entre dos cómi­cos es pura fan­ta­sía. En todo caso, como resul­ta­do de la reu­nión don­de Elvis acce­de a foto­gra­fiar­se con el pre­si­den­te ade­más de auto­gra­fiar el retra­to de Julie Nixon, su ado­ra­da hija, Nixon le con­fie­re al “rey” el anhe­la­do car­go y la insig­nia requerida.

En cuan­to a la carac­te­ri­za­ción de los dos per­so­na­jes es nece­sa­rio remar­car que de nin­gún modo el de Pres­ley res­pon­de a la reali­dad; si bien Shan­non es un con­su­ma­do actor lo cier­to es que no res­pon­de ni al físi­co ni a la ver­da­de­ra per­so­na­li­dad del gran ído­lo musi­cal de la pos­gue­rra; ade­más, el actor repre­sen­ta unos diez años más de los 35 que tenía Pres­ley en el momen­to en que trans­cu­rre la acción. Mucho más con­vin­cen­te, aun­que menos impor­tan­te en el rela­to, es el retra­to que Spa­cey logra de Nixon; sus ras­gos físi­cos se apro­xi­man más a los del ex pre­si­den­te, juz­gan­do su pos­tu­ra un tan­to encor­va­da, su mane­ra de hablar y mover­se, a pesar de cier­to com­por­ta­mien­to cari­ca­tu­res­co que el guión le obli­ga representar.

Más allá de las obser­va­cio­nes seña­la­das, el film debe ser juz­ga­do por lo que es y no lo que uno habría desea­do que fue­ra; de allí que uno debe olvi­dar­se de pelí­cu­las nota­bles de simi­lar tema como lo fue­ron el ima­gi­na­do encuen­tro del Pri­mer Minis­tro Tony Blair con la Rei­na Eli­za­beth en The Queen (2006) o bien entre David Frost y Richard Nixon en Frost Nixon (2008). Sin ser dema­sia­do exi­gen­te la pelí­cu­la es un mode­ra­do pasa­tiem­po que se con­tem­pla son­rien­te­men­te aun­que des­pués de su pro­yec­ción resul­te olvidable.
Jor­ge Gutman