Dos Genios Literarios

GENIUS. Gran Bre­ta­ña-Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Michael Grandage

En su pri­mer tra­ba­jo como rea­li­za­dor, el direc­tor bri­tá­ni­co tea­tral Michael Gran­da­ge con­si­de­ra dos impor­tan­tes nom­bres de la lite­ra­tu­ra ame­ri­ca­na, como lo fue­ron el legen­da­rio Max­well Per­kins (1884 – 1947) y el escri­tor Tho­mas Wol­fe (1900 – 1938).

Con el guión de John Logan basa­do en la nove­la Max Per­kins: Edi­tor of Genius (1978) de A. Scott Berg, Gran­da­ge enfo­ca la espe­cial rela­ción que exis­tió entre Per­kins (Colin Firth), un renom­bra­do edi­tor que des­cu­brió a gran­des talen­tos lite­ra­rios, y Wol­fe (Jude Law), un inte­li­gen­te escri­tor que en gran par­te gra­cias a la empe­ño­sa labor de su edi­tor lle­gó a lograr un mere­ci­do reconocimiento.

Des­pués de haber reci­bi­do y leí­do el manus­cri­to de Look Home­ward, Angel, la pri­me­ra nove­la escri­ta por Wol­fe (1924), Per­kins lo cita a su escri­to­rio y le da la gra­ta nue­va de que su tra­ba­jo lle­ga­rá a ser publi­ca­do; no obs­tan­te, le advier­te que con­si­de­ran­do su gran exten­sión él se ocu­pa­rá de com­pri­mir­la; la reac­ción de des­con­tro­la­da ale­gría que mani­fies­ta el escri­tor es el pri­mer ras­go de su per­so­na­li­dad con­tem­pla­do por Per­kins; a par­tir de allí comien­za a sur­gir un estre­cho víncu­lo lite­ra­rio que pro­mue­ve una pro­fun­da amis­tad entre estos dos seres; ese acer­ca­mien­to, tal como se apre­cia en el film, se podría ase­me­jar al cari­ño mutuo exis­ten­te entre un padre (Per­kins) y su hijo (Wol­ve).

Colin Firth y Jude Law

Colin Firth y Jude Law

Al mar­gen de la rela­ción entre los dos pro­ta­go­nis­tas, el rela­to des­ta­ca cómo la pasión por los libros lle­ga a afec­tar el víncu­lo de Wol­fe con su pare­ja Ali­ne Berns­tein (Nico­le Kid­man) quien habien­do deja­do a su fami­lia e hijos para estar a su lado sien­te un pro­fun­do dolor y menos­pre­cio al ser deja­da de lado por su amante.

Genius dis­ta de ser un rela­to bio­grá­fi­co al con­cen­trar­se fun­da­men­tal­men­te en los aspec­tos inhe­ren­tes al pro­ce­so de crea­ti­vi­dad; en tal sen­ti­do, ade­más de tener en cuen­ta lo que un autor debe atra­ve­sar para con­cre­tar a tra­vés de la letra escri­ta el pro­pó­si­to que lo guía, fun­da­men­tal­men­te resal­ta la tarea fun­da­men­tal del edi­tor. Así, Per­kins ade­más de apos­tar por nue­vos valo­res como en el caso de Wol­fe, igual­men­te per­mi­tió que otros rele­van­tes auto­res como Ernest Heming­way (Domi­nic West) y Fran­cis Scott Fitz­ge­rald (Guy Pear­ce) logra­sen su con­sa­gra­ción con la edi­ción de sus novelas.

Si algo pue­de obje­tar­se a este film es que su estruc­tu­ra casi tea­tral le qui­ta flui­dez e influ­ye para que resul­te débil­men­te dra­má­ti­co; con todo, hay un momen­to de con­te­ni­da emo­ción en una car­ta pós­tu­ma que Wol­fe le envía a Per­kins des­de el hos­pi­tal en que se encuen­tra gra­ve­men­te internado.

Las inter­pre­ta­cio­nes de los dos pro­ta­go­nis­tas son inob­je­ta­bles. Firth, adop­tan­do una pos­tu­ra cal­ma y reser­va­da demues­tra una gran sen­si­bi­li­dad en su rela­ción con el autor. Por su par­te Law se dis­tin­gue carac­te­ri­zan­do al escri­tor de natu­ra­le­za extra­ver­ti­da exu­be­ran­te, fogo­sa y a veces intra­ta­ble que lle­ga al pun­to de malo­grar la bella amis­tad man­te­ni­da con su edi­tor. En otros roles de apo­yo ade­más de Kid­man tam­bién se luce Lau­ra Lin­ney como la espo­sa de Per­kins, a pesar de que su per­so­na­je no está muy desarrollado.

Entre los ele­men­tos téc­ni­cos de pro­duc­ción es muy bue­na la foto­gra­fía de Ben Davis y los dise­ños de pro­duc­ción de Mark Digby recrean­do la atmós­fe­ra de Nue­va York de los años 20.

En esen­cia, el film repre­sen­ta un mere­ci­do home­na­je a quie­nes están invo­lu­cra­dos en la pro­duc­ción de una obra lite­ra­ria, des­ta­can­do la impor­tan­cia del autor como así tam­bién la del edi­tor cuya labor no sola­men­te se con­cen­tra en la publi­ca­ción de un libro sino tam­bién en el esfuer­zo rea­li­za­do para dar­le for­ma y embe­lle­cer­lo. Jor­ge Gutman

Dory bus­ca a sus padres

FIN­DING DORY. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film diri­gi­do por Andre Stan­ton y Angus MacLa­ne (codi­rec­tor).

Des­pués del gran éxi­to que cons­ti­tu­yó Fin­ding Nemo los estu­dios de ani­ma­ción Pixar resol­vie­ron efec­tuar una secue­la. Aun­que sin lle­gar al exce­len­te nivel de cali­dad de su ante­ce­so­ra Fin­ding Dory es otro gran acier­to del rea­li­za­dor Andre Stan­ton quien en esta opor­tu­ni­dad tuvo como cola­bo­ra­dor a Angus MacLane.

En el film pre­ce­den­te el prin­ci­pal per­so­na­je era el pez Mar­lin quien al haber per­di­do a su hijo Nemo rea­li­za­ba un angus­tio­so via­je para tra­tar de ubi­car­lo atra­ve­san­do el océano. En esa oca­sión Dory, la sim­pá­ti­ca pece­ci­ta azul con ribe­tes ama­ri­llos, desem­pe­ña­ba un rol secun­da­rio, aun­que la pér­di­da de memo­ria a cor­to pla­zo de la cual ado­le­cía per­mi­tía que el film incor­po­ra­ra situa­cio­nes muy graciosas.

FINDING DORYEn el rela­to con­ce­bi­do por Stan­ton y la coguio­nis­ta Vic­to­ria Strou­see la his­to­ria se repi­te aun­que en for­ma inver­sa. Des­pués de mos­trar algu­nas esce­nas de la infan­cia de Dory y la cáli­da rela­ción man­te­ni­da con sus padres, ella sigue pade­cien­do pro­ble­mas de memo­ria aun­que con todo recuer­da que fue sepa­ra­da de sus pro­ge­ni­to­res cuan­do era peque­ña; aho­ra se sien­te urgi­da de bus­car­los y para ello cuen­ta con la bue­na dis­po­si­ción de Mar­lin y Nemo para ayu­dar­la a lograr su pro­pó­si­to del mis­mo modo que ella asis­tió a Mar­lin para ubi­car a Nemo en el film pre­ce­den­te. De este modo se ini­cia un lar­go peri­plo sub­ma­rino que lle­va­rá a los via­je­ros a la cos­ta cali­for­nia­na del Pací­fi­co don­de todo hace supo­ner que los padres de Dory aguar­dan su lle­ga­da en el gran par­que y acua­rio Mari­ne Life Institute.

Duran­te el tra­yec­to Mar­lin y Nemo que­dan apar­ta­dos de la pece­ci­ta sin que sea nece­sa­rio ade­lan­tar las razo­nes: lo cier­to es que el rela­to incor­po­ra varios giros que resul­ta­rá pre­fe­ri­ble que el lec­tor de esta nota pue­da des­cu­brir­los por sí mis­mo. Lo que en cam­bio pue­de anti­ci­par­se es que tan­to los chi­cos como tam­bién los adul­tos que los acom­pa­ñan dis­fru­ta­rán con los per­so­na­jes de esta tra­ma, tal como ocu­rrió en el film ori­gi­nal; aquí la his­to­ria se ve enri­que­ci­da con otros adi­cio­na­les ejem­pla­res que inclu­yen a un pul­po sin uno de sus ten­tácu­los y con quien Dory esta­ble­ce una bue­na rela­ción, una balle­na blan­ca, un gra­cio­so tibu­rón y dos pin­to­res­cos lobos marinos.

El acom­pa­ña­mien­to de las voces que dan vida a los ani­ma­li­tos es exce­len­te. Entre los mis­mos se des­ta­ca la de Ellen DeGe­ne­res otor­gan­do las carac­te­rís­ti­cas pro­pias que ema­nan de Dory, sobre todo en lo que hace a su dis­ca­pa­ci­ta­ción por la pér­di­da de memo­ria; igual­men­te, resul­ta cáli­da la voz de Albert Brooks ani­man­do a Mar­lin y la de Ed O’Neill como el quis­qui­llo­so pulpo.

Con­tan­do con una exce­len­te y flui­da direc­ción, una ani­ma­ción mara­vi­llo­sa que demues­tra una vez más que Pixar está a la van­guar­dia en esta mate­ria y una his­to­ria que ema­na encan­to y ter­nu­ra, el film reúne los ele­men­tos nece­sa­rios para ser goza­do en fami­lia. Jor­ge Gutman

Un Inquie­tan­te Documental

DEPRO­GRAM­MED. Esta­dos Uni­dos, 2015. Un film de Mia Donovan

La rea­li­za­do­ra Mia Dono­van ofre­ce en DEPRO­GRAM­MED un cau­ti­van­te docu­men­to sobre un tema deli­ca­do. Su títu­lo alu­de a un pro­ce­so basa­do en eli­mi­nar el lava­do de cere­bro reci­bi­do por los segui­do­res de cier­tos cul­tos reli­gio­sos que han per­di­do la capa­ci­dad de pen­sar por sí mis­mos y obe­de­cen como si fue­sen ani­ma­les las ins­truc­cio­nes o modos de vida impar­ti­das por quie­nes están al fren­te de estas organizaciones.

La ins­pi­ra­ción de Dono­van en rea­li­zar este film se basó en la expe­rien­cia atra­ve­sa­da por su her­ma­nas­tro Matthew, un joven de 14 años rebel­de y adic­to a la músi­ca “heavy metal”, cuan­do al prin­ci­pio de la déca­da del 90 se adhi­rió a un cul­to invo­lu­cra­do en sata­nis­mo. Su afli­gi­do padre resol­vió con­tra­tar los ser­vi­cios de Ted Patrick, un exper­to en mate­ria de des­pro­gra­ma­ción, quien secues­tró al mucha­cho para rever­tir el lava­do de cere­bro recibido.DEPROGRAMMED

La apa­ri­ción de un buen núme­ro de esas sec­tas reli­gio­sas se pro­du­jo en los años 60 y 70 cuan­do una par­te de la juven­tud, des­ilu­sio­na­da por la par­ti­ci­pa­ción de Esta­dos Uni­dos en la gue­rra de Viet­nam como así tam­bién por la corrup­ción polí­ti­ca exis­ten­te, optó por adhe­rir­se a estas orga­ni­za­cio­nes don­de en algu­nos casos las con­se­cuen­cias han sido nefas­tas. Tal como se men­cio­na en el film, bas­ta­rá recor­dar la tra­ge­dia de Guya­na don­de esta­ba ins­ta­la­da la comu­ni­dad del Pro­yec­to Agrí­co­la del Tem­plo del Pue­blo más cono­ci­do como Jones­town, bajo la guía de su faná­ti­co líder Jim Jones; cuan­do en noviem­bre de 1978 el con­gre­sis­ta ame­ri­cano Leo Ryan y tres perio­dis­tas que lo acom­pa­ña­ron via­ja­ron al lugar para inda­gar sobre lo que allí esta­ba ocu­rrien­do fue­ron ase­si­na­dos jun­to con un deser­tor del cul­to, lo que moti­vó a que Jones for­za­ra el sui­ci­dio de sus 909 miembros.

Patrick, que no es psi­có­lo­go, afir­ma haber rea­li­za­do más de 1500 des­la­va­dos cere­bra­les de per­so­nas per­te­ne­cien­tes a dife­ren­tes sec­tas diri­gi­das por fal­sos embau­ca­do­res; para cum­plir su pro­pó­si­to tuvo en cier­tos casos que recu­rrir a la fuer­za físi­ca y a la coer­ción de los “pacien­tes”. Por sus con­tro­ver­ti­dos méto­dos emplea­dos, este des­pro­gra­ma­dor fue obje­to de deman­das judi­cia­les ade­más de haber pasa­do cier­to perío­do en prisión.

Ade­más de las entre­vis­tas que Dono­van rea­li­za con Patrick, el docu­men­tal tam­bién ha entre­vis­ta­do a algu­nas de las per­so­nas que atra­ve­sa­ron esa situa­ción para rela­tar sus expe­rien­cias; para algu­nos, el pro­ce­so al que fue­ron some­ti­dos resul­tó posi­ti­vo en tan­to que otros “pacien­tes” cues­tio­na­ron la for­ma en que este des­la­va­do ha sido realizado.

El film es sin duda polé­mi­co por cuan­to exis­te una varie­dad de cul­tos reli­gio­sos don­de aprio­rís­ti­ca­men­te resul­ta difi­cul­to­so dis­cer­nir cuá­les son o no poten­cial­men­te peli­gro­sos. Entre otros fac­to­res, el hecho de secues­trar a una per­so­na pri­ván­do­la de su liber­tad para ser cura­da es tam­bién cues­tio­na­ble y en ese caso se impo­ne la pre­gun­ta si aca­so el fin jus­ti­fi­ca los medios. En otras pala­bras, es difí­cil pre­ci­sar si resul­ta éti­co o aca­so moral inter­fe­rir en la liber­tad reli­gio­sa adop­ta­da por una per­so­na cuan­do aten­ta a la posi­bi­li­dad de que pue­da razo­nar y pen­sar por sí mis­ma al haber rele­ga­do a otra gen­te para que mane­je su mente.

Este apa­sio­nan­te e inquie­tan­te docu­men­tal que está muy bien cons­trui­do y edi­ta­do, tie­ne hoy día impor­tan­te vigen­cia cuan­do se apre­cia el modo en que jóve­nes pro­ve­nien­tes de Occi­den­te y de fami­lias bien cons­ti­tui­das son sedu­ci­dos por movi­mien­tos radi­ca­les, como en el caso del Esta­do Islá­mi­co, para ini­ciar un sen­de­ro mar­ca­do por el terror y la vio­len­cia. Fren­te a esa situa­ción la com­ple­ja pre­gun­ta que si impo­ne es que si sus padres debe­rían des­pro­gra­mar­los acu­dien­do a las tác­ti­cas de Patrick; se deja a los espec­ta­do­res res­pon­der a la mis­ma. Jor­ge Gutman

Una Inti­mis­ta y Bella Epopeya

SUN­SET SONG. Gran Bre­ta­ña-Luxem­bur­go, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Teren­ce Davies

La épi­ca nove­la Sun­set Song de Lewis Gras­sic Gib­bon publi­ca­da en 1932 es tras­la­da­da al cine con el refi­na­mien­to y la dis­tin­ción que carac­te­ri­za al sen­si­ble rea­li­za­dor Teren­ce Davies. En este tris­te y bello film se des­cri­be la vida rural de un pue­blo ubi­ca­do en el con­da­do de Aber­deen, al nores­te de Esco­cia, en los años que pre­ce­die­ron a la Gran Guerra.

Agyness Deyn

Agy­ness Deyn

La pro­ta­go­nis­ta y narra­do­ra de esta his­to­ria es Chris (Agy­ness Deyn) quien per­te­ne­ce a una fami­lia de cam­pe­si­nos inte­gra­da por sus padres John (Peter Mullan) y Jean (Danie­la Nar­di­ni) y sus tres her­ma­nos. John (Peter Mullan) es un indi­vi­duo que mane­ja su hogar con un auto­ri­ta­ris­mo patriar­cal que deja que desear; aun­que aman­te de Jean, ella es la silen­cio­sa y sufrien­te espo­sa que se encuen­tra pre­sio­na­da por su mari­do a seguir estan­do emba­ra­za­da para aumen­tar la fami­lia aun­que su cuer­po no lo resis­ta. No más ama­ble es este hom­bre con su hijo mayor Will (Jack Green­lees) don­de es capaz de cas­ti­gar­lo a lati­ga­zos por una infrac­ción de menor alcance.

Chris expe­ri­men­ta un drás­ti­co cam­bio en su vida cuan­do su madre se sui­ci­da y al poco tiem­po su padre mue­re de un acci­den­te cere­bro vas­cu­lar; habien­do que­da­do sus dos her­ma­nos meno­res al cui­da­do de sus tíos y tenien­do en cuen­ta que Will ya dejó el hogar por no tole­rar a su padre, es ella quien asu­me la com­ple­ta res­pon­sa­bi­li­dad de la gran­ja fami­liar, dejan­do de lado sus ambi­cio­nes de maes­tra de escue­la. Cor­te­ja­da por Ewan (Kevin Guth­rie), uno de los tra­ba­ja­do­res loca­les, tras un bre­ve inter­lu­dio román­ti­co Chris se casa con él y comien­za para ella un perío­do de radian­te feli­ci­dad con­yu­gal que sin embar­go será de cor­to alcan­ce. El dra­ma sobre­vie­ne con el adve­ni­mien­to de la Pri­me­ra Gue­rra don­de Ewan y sus ami­gos, para no ser con­si­de­ra­dos cobar­des por la comu­ni­dad local, se encuen­tran for­za­dos a tener que incor­po­rar­se al ejército.

En la adap­ta­ción rea­li­za­da por Davies, el film trans­mi­te mag­ní­fi­ca­men­te la nos­tal­gia que ema­na de la narra­ción de Chris don­de se refle­ja el ape­go de la aus­te­ra comu­ni­dad rural hacia la labor que rea­li­za a pesar de los duros y gran­des esfuer­zos que impli­ca la explo­ta­ción de la tie­rra en una épo­ca don­de la meca­ni­za­ción de las tareas agrí­co­las aún no es avis­ta­da. Al pro­pio tiem­po, la últi­ma par­te del rela­to se cen­tra en demos­trar la irra­cio­na­li­dad de la gue­rra y los dra­má­ti­cos cole­ta­zos que pro­du­ce huma­na­men­te como lo que se pre­sen­cia en este caso con la inú­til pér­di­da de vidas ino­cen­tes y la desin­te­gra­ción familiar.

Iden­ti­fi­ca­do ple­na­men­te con los per­so­na­jes de la nove­la, el rea­li­za­dor reu­nió un cali­fi­ca­do elen­co que supo infun­dir genui­na vita­li­dad a los mis­mos; entre sus intér­pre­tes se des­ta­ca el tra­ba­jo de Deyn quien trans­mi­te con inten­si­dad la for­ta­le­za de Chris al tra­tar de supe­rar los infor­tu­nios que debe atra­ve­sar por ese amor pro­fun­do a la tie­rra don­de cre­ció y que sien­te como que fue­ra par­te de sí misma.

Davies con la cola­bo­ra­ción del direc­tor de foto­gra­fía Michael McDo­nough ofre­ce res­plan­de­cien­tes imá­ge­nes del pano­ra­ma esco­cés al pun­to tal que cada esce­na pare­ce­ría refle­jar una pin­tu­ra extraí­da del mar­co de los gran­des maes­tros pictóricos.

En esen­cia, éste es un her­mo­so film poé­ti­co y evo­ca­ti­vo que cap­ta la fra­gi­li­dad de una épo­ca y que indu­da­ble­men­te el públi­co selec­ti­vo sabrá apre­ciar. Jor­ge Gutman

El Tra­yec­to de un Joven Delincuente

LA TETE HAU­TE. Fran­cia, 2015. Un film de Emma­nue­lle Bercot

En La Tête Hau­te la direc­to­ra Emma­nue­lle Ber­cot abor­da un pro­ble­ma social con­si­de­ran­do un intere­san­te caso de delin­cuen­cia juvenil.

Malony (Rod Para­dot) es un ado­les­cen­te que des­de su infan­cia adop­tó un com­por­ta­mien­to vio­len­to con exabrup­tos impre­de­ci­bles que ponían a prue­ba la pacien­cia de su madre sol­te­ra (Sara Fores­tier), una mujer inma­du­ra y adic­ta a las dro­gas que per­dió el dere­cho de cui­dar­lo. La situa­ción del joven es tra­ta­da por una jue­za de ins­truc­ción (Cathe­ri­ne Deneu­ve) y un con­se­je­ro (Benoît Magi­mel) que bus­can encauzarlo.

Catherine Deneuve y Rod Paradot (de espaldas)

Cathe­ri­ne Deneu­ve y Rod Para­dot (de espaldas)

El guión de la rea­li­za­do­ra escri­to jun­ta­men­te con Mar­cia Roma­na des­cri­be al sis­te­ma de jus­ti­cia juve­nil expo­nien­do los esfuer­zos rea­li­za­dos para ofre­cer a jóve­nes que han expe­ri­men­ta­do heri­das físi­cas y emo­cio­na­les toda la ayu­da nece­sa­ria a fin de lograr su reden­ción. Es pre­ci­sa­men­te lo que acon­te­ce con Malony que en cier­tas situa­cio­nes adop­ta las carac­te­rís­ti­cas de un ani­mal rabio­so don­de su cóle­ra lo con­vier­te en un ser peli­gro­so. Cier­ta­men­te, el mucha­cho dis­ta de ser feliz por sus actos; así las con­ti­nua­das entra­das y sali­das de dife­ren­tes cen­tros de deten­ción juve­nil hacen que su vida sea un derro­te­ro ya no de fra­ca­sos úni­ca­men­te sino de una lucha empren­di­da con el ámbi­to social que lo rodea. En todo caso, lo que que­da en cla­ro es que Malony ha pade­ci­do una des­gra­cia­da infan­cia debi­do a una madre que dis­tó de ofre­cer­le una bue­na edu­ca­ción como así tam­bién por la ausen­cia de un padre que pudie­ra brin­dar­le afec­to y ter­nu­ra; prác­ti­ca­men­te a la deri­va, las con­di­cio­nes esta­ban dadas para que la semi­lla mala­men­te sem­bra­da no gene­ra­ra un buen fruto.

En mate­ria de inter­pre­ta­ción el joven actor Para­dot es una gran reve­la­ción en la for­ma bri­llan­te que ani­ma a su per­so­na­je al pun­to tal de creer que se está con­tem­plan­do a una per­so­na real. A su lado Deneu­ve impo­ne su cáli­da pre­sen­cia como la magis­tra­da judi­cial que está fir­me­men­te deter­mi­na­da a crear un lazo posi­ti­vo con Malony y pro­te­ger­lo; final­men­te Magi­mel tam­bién se luce como el edu­ca­dor encar­ga­do de guiar al rebel­de muchacho.

Glo­bal­men­te con­si­de­ra­do, el film pue­de ser obje­ta­do por las con­ti­nua­das repe­ti­cio­nes de esce­nas de vio­len­cia de su pro­ta­go­nis­ta; pero de todos modos eso no alcan­za a menos­ca­bar la serie­dad y hones­ti­dad del mis­mo abor­dan­do este tema de indu­da­ble inte­rés social. Jor­ge Gutman