Una Espe­cial Educación

CAP­TAIN FAN­TAS­TIC. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film escri­to y diri­gi­do por Matt Ross.

Si bien los padres son res­pon­sa­bles de la crian­za de sus hijos, la edu­ca­ción for­mal es rea­li­za­da por los maes­tros en las aulas de cla­se, lugar tam­bién don­de comien­za el inter­cam­bio social de los niños. Sin embar­go, no todos com­par­ten ese cri­te­rio según lo que se des­pren­de de la his­to­ria pro­pues­ta por el direc­tor Matt Ross en Cap­tain Fan­tas­tic.

Viggo Mortensen

Vig­go Mortensen

El rela­to pre­sen­ta a los Cash, una fami­lia anó­ma­la inte­gra­da por Ben (Vig­go Mor­ten­sen), su espo­sa Les­lie (Trin Miller) y sus seis hijos (Geor­ge Mac­Kay, Samantha Isler, Anna­li­se Bas­so, Nicho­las Hamil­ton, Shree Crooks y Char­lie Shot­well), de die­cio­cho años el mayor y seis el menor. Vivien­do en con­tac­to con la natu­ra­le­za en un ais­la­do bos­que del esta­do de Washing­ton, lejos de la civi­li­za­ción y del mate­ria­lis­mo que carac­te­ri­za la for­ma de vida ame­ri­ca­na, los padres han deci­di­do asu­mir el rol de maes­tros de sus pro­ge­ni­to­res, sin nece­si­dad de tener que enviar­los a la escue­la. De este modo, la fami­lia se des­en­vuel­ve autó­no­ma­men­te don­de la ruti­na dia­ria con­sis­te en la caza, la prác­ti­ca de depor­tes y des­ti­nar algu­nas horas dia­rias a la edu­ca­ción for­mal; así, apar­ta­do de cual­quier cla­se de con­fort, los meno­res han toma­do cono­ci­mien­to, entre otros tópi­cos, de la filo­so­fía de Noam Chomsky, la músi­ca de Glenn Gould, la lite­ra­tu­ra de Nabo­kov, el con­cep­to del mar­xis­mo, así como aspec­tos impor­tan­tes de la Cons­ti­tu­ción de Esta­dos Unidos.

Cuan­do el rela­to comien­za, el patriar­ca fami­liar impo­ne de que su espo­sa, que ha esta­do ausen­te en los últi­mos meses por haber sido hos­pi­ta­li­za­da debi­do a tras­tor­nos psi­co­ló­gi­cos, se ha sui­ci­da­do. La noti­cia impac­ta dra­má­ti­ca­men­te al gru­po fami­liar; de inme­dia­to, Ben y sus hijos dejan su hábi­tat geo­grá­fi­co y valién­do­se de un vie­jo ómni­bus esco­lar empren­den un via­je con des­tino al esta­do de Nue­vo Méxi­co para asis­tir al fune­ral de Leslie.

En una de las para­das del lar­go tre­cho, el clan visi­ta a Har­per (Kathryn Hahn), la her­ma­na de Ben y su mari­do (Ste­ve Zahn), cuyos dos hijos reci­ben una edu­ca­ción nor­mal y se com­por­tan como los chi­cos de la gene­ra­ción actual y con cono­ci­mien­to de la moder­na tec­no­lo­gía de esta épo­ca. Es allí don­de se pro­du­ce el pri­mer enfren­ta­mien­to cul­tu­ral de los niños de Ben con sus pri­mos; cuan­do Har­per cri­ti­ca a su her­mano por haber impe­di­do que sus hijos reci­bie­sen for­ma­ción esco­lar, él le demues­tra que ellos reúnen una pre­pa­ra­ción huma­nís­ti­ca y cul­tu­ral supe­rior a la de sus sobrinos.

El rela­to alcan­za un nivel de alta ten­sión en el acto del fune­ral. Ben, que no resul­ta bien­ve­ni­do por par­te de sus sue­gros (Frank Lan­ge­lla y Ann Dowd) por­que supo­nen que él fue el cau­san­te de la muer­te de su hija, se opo­ne a que ellos pro­ce­dan a rea­li­zar una sepul­tu­ra tra­di­cio­nal­men­te cris­tia­na sin res­pe­tar la volun­tad de Les­lie quien habien­do abra­za­do el budis­mo deseó que sus res­tos sean cre­ma­dos; eso ori­gi­na un total enfren­ta­mien­to entre ambas partes.

Aun­que bien inten­cio­na­da, esta his­to­ria ado­le­ce pro­ble­mas de cre­di­bi­li­dad. Lo más obje­ta­ble es que aquí no se acla­ra cómo ha trans­cu­rri­do la exis­ten­cia de esta sin­gu­lar fami­lia a tra­vés de los años sin haber teni­do con­tac­to con el mun­do exte­rior. ¿Es posi­ble adop­tar el modus viven­di a lo Robin­son Cru­soe median­te la auto­su­fi­cien­cia? ¿Con qué ingre­sos ha podi­do el jefe de fami­lia man­te­ner­se y pro­veer sus­ten­to a los suyos? ¿Cuál es la posi­ción ideo­ló­gi­ca de Ben? ¿De qué mane­ra los hijos afron­ta­rán el mun­do adul­to, al no estar capa­ci­ta­dos social­men­te para hacerlo?

Aun­que no es indis­pen­sa­ble que un film brin­de res­pues­tas a lo que plan­tea, en este caso las pre­gun­tas pre­ce­den­tes tie­nen impor­tan­cia para jus­ti­fi­car lógi­ca­men­te lo que se está mos­tran­do. Así por ejem­plo es difí­cil de com­pren­der el deseo de un padre que quie­re que sus hijos sean seres dig­nos y res­pe­ta­bles en la vida y que al pro­pio tiem­po los induz­ca al robo para apro­vi­sio­nar­se de comi­da, tal como se obser­va en una esce­na que trans­cu­rre en un super­mer­ca­do. Esa con­tra­dic­to­ria per­so­na­li­dad de Ben se mani­fies­ta aún más en los últi­mos tra­mos del film cuan­do la duda lo corroe sobre la vida hip­pie que ha lle­va­do y pare­ce arre­pen­tir­se de los méto­dos nada con­ven­cio­na­les que apli­có a su familia.

Aun­que esta utó­pi­ca come­dia dra­má­ti­ca inten­ta efec­tuar una crí­ti­ca a la socie­dad capi­ta­lis­ta así como refle­jar las vir­tu­des de vivir en con­tac­to con la natu­ra­le­za, el guión de la pelí­cu­la no guar­da la con­sis­ten­cia nece­sa­ria para que lo expues­to resul­te creí­ble. A su favor, el film cuen­ta con algu­nos momen­tos emo­ti­vos, ade­más de estar real­za­do por la bue­na pues­ta en esce­na de Ross, la exce­len­te labor de Mor­ten­sen en el papel pro­ta­gó­ni­co y la logra­da quí­mi­ca exis­ten­te entre los acto­res que carac­te­ri­zan a los hijos de Ben.
Jor­ge Gutman