La Odi­sea de una Fami­lia Judía

UN SAC DE BILLES / A BAG OF MAR­BLES. Fran­ce-Cana­dá, 2017. Un film de Chris­tian Duguay

Des­pués de haber sido fil­ma­da en 1975 por Jac­ques Doi­llon, la con­mo­ve­do­ra nove­la auto­bio­grá­fi­ca Un Sac de Billes de Joseph Jof­fo publi­ca­da en 1973 es obje­to de un nue­vo tra­ta­mien­to por par­te del direc­tor cana­dien­se Chris­tian Duguay. El nove­lis­ta fran­cés se había basa­do en su expe­rien­cia cuan­do como niño judío en la Fran­cia ocu­pa­da por los ale­ma­nes en la Segun­da Gue­rra huyó de París con su her­mano para esca­par de la per­se­cu­ción nazi; en este caso, la adap­ta­ción rea­li­za­da por Duguay y Benoît Gui­chard es muy con­vin­cen­te al trans­mi­tir cabal­men­te los sin­sa­bo­res refle­ja­dos por Jof­fo en su libro.

Batyste Fleurial, Patrick Bruel y Dorian Le Clech

Batys­te Fleu­rial, Patrick Bruel y Dorian Le Clech

La acción comien­za en París en 1942, perío­do en que la ciu­dad se encuen­tra bajo la ocu­pa­ción ale­ma­na. Allí vive el matri­mo­nio judío inte­gra­do por el pelu­que­ro Roman Jof­fo (Patrick Bruel) y su espo­sa Anna (Elza Zyl­bers­tein) con sus dos hijos meno­res, Joseph (Dorian Le Clech) y Mau­ri­ce (Batys­te Fleu­rial), de 10 y 12 años res­pec­ti­va­men­te y sus dos hijos mayo­res Henry (César Dom­boy) y Albert (Ilian Ber­ga­ra). En la medi­da en que la situa­ción se agra­va día a día para quien es judío, Henry y Albert par­ten para Niza que por el momen­to cons­ti­tu­ye una zona libre de nazis y la vida es más tran­qui­la bajo la auto­ri­dad con­ci­lia­do­ra de las tro­pas ita­lia­nas allí apos­ta­das. Por su par­te cuan­do Joseph y Mau­ri­ce son gol­pea­dos por sus com­pa­ñe­ros en la escue­la a la que asis­ten y están obli­ga­dos a usar la estre­lla ama­ri­lla con la ins­crip­ción de “judío”, Roman con­si­de­ra que el res­to de la fami­lia tam­bién debe dejar inme­dia­ta­men­te París y tras­la­dar­se a la Rivie­ra fran­ce­sa; a fin de no des­per­tar sos­pe­chas, el padre con­si­de­ra que los niños via­jen separadamente.

El tra­yec­to de los chi­cos no está exen­to de peli­gros don­de casi se encuen­tran a pun­to de ser cap­tu­ra­dos por los ale­ma­nes pero con la suer­te a su favor logran sal­var los obs­tácu­los. Al arri­bar a Niza, don­de se pro­du­ce el reen­cuen­tro de todos los miem­bros de la fami­lia, sobre­vie­ne la cal­ma aun­que por bre­ve tiem­po; así, tres meses des­pués cuan­do Mus­so­li­ni es arres­ta­do, las fuer­zas nazis lle­gan al lugar. Eso moti­va a que nue­va­men­te la fami­lia se dis­gre­gue y que Joseph y Mau­ri­ce se vean obli­ga­dos a sepa­rar­se de sus padres y her­ma­nos mayo­res, com­par­tien­do solos la tris­te aven­tu­ra de supervivencia.

Cen­tran­do la aten­ción en estos pre­ado­les­cen­tes, pue­de obser­var­se cómo los momen­tos de natu­ral des­preo­cu­pa­ción pro­pios de la edad y la cama­ra­de­ría que los une los con­vier­ten en seres vul­ne­ra­bles cuan­do van toman­do con­cien­cia de la situa­ción de peli­gro que van atra­ve­san­do, sobre todo cuan­do lle­gan a ser dete­ni­dos por los nazis y para ocul­tar su ori­gen seña­lan que son arge­li­nos; a pesar de que no logran con­ven­cer a sus cap­to­res, la bue­na volun­tad de un médi­co que los exa­mi­na (Chris­tian Cla­vier) y la gran noble­za de un cura local per­mi­ten que ambos sean liberados.

Si bien el tema basa­do en hechos reales se pres­ta para que el rela­to pue­da con­ver­tir­se en un melo­dra­ma lacri­mó­geno, el rea­li­za­dor sin acu­dir a gol­pes bajos demues­tra ser un muy buen narra­dor. Así pri­vi­le­gian­do el víncu­lo humano y resal­tan­do el amor de la fami­lia, logra plas­mar una his­to­ria muy emo­ti­va que se evi­den­cia en varias secuen­cias; así, resul­ta con­mo­ve­do­ra la esce­na en que Roman orde­na a sus hijos que nie­guen ter­mi­nan­te­men­te su iden­ti­dad judía fren­te a ter­ce­ros, o bien aque­lla otra que se pro­du­ce en el momen­to de la separación.

La inter­pre­ta­ción es exce­len­te; comen­zan­do por Bruel quien des­ti­la una arro­lla­do­ra huma­ni­dad en la com­po­si­ción de su per­so­na­je. En todo caso, el film per­te­ne­ce a los meno­res y en tal sen­ti­do Le Clech asu­mien­do el rol pro­ta­gó­ni­co de Joseph des­lum­bra por la for­ma en que su per­so­na­je refle­ja sus sen­ti­mien­tos que alcan­za su cli­max en la esce­na final don­de nadie pue­de per­ma­ne­cer indi­fe­ren­te con­tem­plan­do su actua­ción; a su lado, igual­men­te se des­ta­ca Fleu­rial. Sin pre­via expe­rien­cia acto­ral, ambos jóve­nes intér­pre­tes ofre­cen una sober­bia com­po­si­ción de los dos her­ma­nos, trans­mi­tien­do el fuer­te víncu­lo fra­ter­nal, la soli­da­ri­dad exis­ten­te entre ellos y las emo­cio­nes que viven con­tem­plan­do la vio­len­cia de una gue­rra de la cual tra­tan de escapar.

Obser­van­do este film cabe la pre­gun­ta si aca­so se jus­ti­fi­ca mos­trar una vez más los horro­res del nazis­mo. Tenien­do en cuen­ta que lamen­ta­ble­men­te la exclu­sión y el racis­mo no han des­apa­re­ci­do por com­ple­to, esta nue­va ver­sión ver­ti­da con noble­za y hones­ti­dad se jus­ti­fi­ca para que los jóve­nes de la actual gene­ra­ción ten­gan una cla­ra idea de lo que sig­ni­fi­có el Holo­caus­to, una de las tra­ge­dias más gran­des en la his­to­ria de la huma­ni­dad. Jor­ge Gutman