HABEMUS PAPAM. Italia-Francia, 2011. Dirección: Nanni Moretti. Distribución: Entertainment One (2012)
Una comedia humana, hilarante y muy emotiva es la que Nanni Moretti ofrece en Habemus Papam, un relato que trata de humanizar la figura del Sumo Pontífice.
Su título se refiere a las clásicas palabras pronunciadas en latino cuando se produce la elección de un nuevo papa e inmediatamente se procede a difundir la noticia. Recurriendo a material de archivo, las escenas iniciales muestran el funeral de Juan Pablo II para dar paso de inmediato al cónclave de los cardenales que tiene lugar en la Capilla Sixtina a fin de elegir a quien habrá de sucederlo.
Con algunos toques risueños bien logrados, se aprecia a ciertos cardenales deseosos de no ser elegidos. Entre los mismos se encuentra el Cardenal Melville (Michel Piccoli), un hombre cuyo rostro trasunta una profunda nobleza y gran humildad. Cuando al cabo de varias fumatas negras el cónclave llega a un consenso, el elegido es precisamente Melville. Aunque acepta inicialmente la sagrada investidura, no está preparado para salir al balcón para darse a conocer y bendecir a la multitudinaria muchedumbre congregada en la Plaza de San Pedro. De algún modo aunque teóricamente hay un nuevo Papa, hasta que el mismo no aparezca públicamente, su identidad no puede ser revelada.
A partir de ese momento se observa al electo Papa perplejo y dudoso, presa de un estado de completa angustia al creer que no podrá cargar sobre sus hombros la gran responsabilidad que le aguarda en el cumplimiento de sus obligaciones. Para destrabar la inesperada situación, el vocero del Vaticano convoca a un eminente psiquiatra (Nanni Moretti) para que ayude a solucionar la crisis tratando de determinar lo que realmente aqueja al electo Papa; a pesar de los esfuerzos realizados no se llega a resolver el problema.
Es aquí que el guión escrito por el realizador con Francesco Piccolo y Federica Pontremoli recurre a un artificio que en cierta forma trae recuerdos del film “Roman Holiday” (1953) donde una princesa (Audrey Hepburn) visitando Roma logra zafarse del entorno que la rodea para visitar por su cuenta la ciudad. Aquí, Melville, vestido de civil, logra escabullirse del Vaticano dejando atrás a sus escoltas para deambular por la ciudad eterna como cualquier otro hombre común y corriente lo haría. Es en ese entonces que el film alcanza una dimensión humana inusitada; a través de los contactos circunstanciales que Melville mantiene con los pasajeros de un bus, su encuentro con un sacerdote y con un grupo de actores representando una obra de Chejov que le hace recordar su pasión por el teatro, le permitirá ayudar a aclarar qué es lo que más desea en su vida y qué decisión deberá adoptar de acuerdo a sus principios morales.
A nivel interpretativo Piccoli está impagable como el hombre agobiado por la responsabiidad que le aguarda. En los elementos técnicos, tanto la fotografía, como el vestuario, banda de sonido y diseños de producción reproduciendo los salones del Palacio Apostólico así como los interiores de la Capilla Sixtina, jerarquizan los valores del film.
Aunque algunas escenas de tono caricaturesco puedan resultar discutibles, Moretti ha logrado un film de calidad con importantes reflexiones personales sobre la fe, la religión y sobre la misión a cumplir por parte del representante de Dios en la tierra, manteniendo un buen equilibrio entre el drama, humor y cierta irónica mordacidad.
El DVD que acaba de editarse es presentado en su versión original italiana con subtítulos optativos en francés e inglés. Jorge Gutman