Un Bello Rela­to de Animación

ERNEST ET CÉLES­TI­NE. Fran­cia-Bél­gi­ca-Luxem­bur­go, 2012. Un film de Ben­ja­min Ren­ner, Stépha­ne Auber y Vin­cent Patar

Este film de ani­ma­ción es uno de los más logra­dos de los últi­mos tiem­pos. Toda vez que el cine toma pres­ta­do una obra lite­ra­ria afron­ta el desa­fío de lograr que la trans­po­si­ción a la pan­ta­lla res­pe­te el espí­ri­tu de la obra ori­gi­nal. En tal sen­ti­do los res­pon­sa­bles de este film han gana­do la par­ti­da. Tan­to el novel direc­tor fran­cés Ben­ja­min Ren­ner como sus cole­gas bel­gas Stépha­ne Auber y Vin­cent Patar ‑quie­nes son dos figu­ras emble­má­ti­cas de la cul­tu­ra de su país- demos­tra­ron tener la nece­sa­ria habi­li­dad para que Ernest et Céles­ti­ne se con­vier­ta en una deli­cio­sa fábu­la de ani­ma­ción, capaz de atraer la aten­ción de gran­des y chicos.La pelí­cu­la está basa­da en los libros infan­ti­les crea­dos por la des­apa­re­ci­da escri­to­ra e ilus­tra­do­ra Gabrie­lle Vin­cent y que goza­ron de gran popu­la­ri­dad por un perío­do de dos déca­das. Para lograr que este éxi­to se refle­ja­ra cine­ma­to­grá­fi­ca­men­te se con­fió a Daniel Pen­nac la tarea de pre­pa­rar un guión que con­ser­va­ra el mis­mo nivel de cali­dad que la de los tra­ba­jos ela­bo­ra­dos por Vin­cent; en tal sen­ti­do, la escri­tu­ra ha sido meticu­losa y esme­ra­da per­mi­tien­do que la sen­ci­lla tra­ma narra­da adqui­rie­se resonancia.

La ratita Céléstine y el oso Ernest

La rati­ta Célés­ti­ne y el oso Ernest

El cuen­to se cen­tra en el víncu­lo que se habrá de for­jar entre Ernest, un gran oso rús­ti­co con afi­ción a la músi­ca y una avis­pa­da e inte­li­gen­te rati­ta lla­ma­da Céles­ti­ne; como sería natu­ral supo­ner, en prin­ci­pio resul­ta impro­ba­ble que pudie­ra pro­du­cir­se comu­ni­ca­ción algu­na entre estas dos almas soli­ta­rias, pero la for­ma cómo ambos se cono­cen y las cir­cuns­tan­cias adver­sas que les toca vivir en con­jun­to per­mi­ten que sur­ja entre ellos una amis­tad tan entra­ña­ble como convincente.

Ade­más de la ter­nu­ra que ema­na la narra­ción de esta fábu­la, es nece­sa­rio resal­tar la labor de los rea­li­za­do­res al brin­dar una pro­duc­ción de excep­cio­nal nivel real­za­do por la exce­len­cia de una ani­ma­ción bellí­si­ma que visual­men­te des­pier­ta admi­ra­ción a tra­vés de una téc­ni­ca de lápiz y papel muy bien combinada.

Tan­to Lam­ber Wil­son como Pau­li­ne Brun­ner pres­tan­do sus voces a la de los dos per­so­na­jes prin­ci­pa­les cons­ti­tu­yen otro acier­to que pres­ti­gia al film. Así resul­ta suma­men­te sen­ci­llo sin­to­ni­zar con el mar­gi­na­do oso de Ernest así como con la sim­pá­ti­ca Celes­ti­ne que pre­fie­re ser artis­ta antes que dedi­car­se a ser den­tis­ta para con­ti­nuar con la tra­di­ción familiar.

Con­clu­sión: Bello y encan­ta­dor film que cons­ti­tu­ye a la vez un buen tri­bu­to a su ins­pi­ra­do­ra Gabrie­lle Vin­cent; de haber segui­do con vida ella lo habría apro­ba­do sin repa­ro alguno. Jor­ge Gutman