Ya no tan Despreciable

DES­PI­CA­BLE ME 2. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Pie­rre Cof­fin y Chris Renaud

El éxi­to que el dibu­jo de ani­ma­ción  Des­pi­ca­ble Me depa­ró hace 3 años garan­ti­za­ba una secue­la y eso que­dó con­fir­ma­do con el estreno de su segun­da par­te. Deci­di­da­men­te des­ti­na­da al públi­co infan­til, esta pro­duc­ción al igual que la ante­rior pre­sen­ta per­so­na­jes fácil­men­te iden­ti­fi­ca­bles don­de los chi­cos logran diver­tir­se sanamente.

 Una escena del film animado DESPICABLE ME 2

Una esce­na del film ani­ma­do DES­PI­CA­BLE ME 2

La his­to­ria ori­gi­nal está basa­da en Gru (Ste­ve Carell), un nari­gón y cal­vo super­vi­llano que en su deseo de con­ver­tir­se en el más impor­tan­te del mun­do se pro­po­ne robar nada menos que la Luna valién­do­se de tres peque­ñas huér­fa­nas –Mar­go (Miran­da Cos­gro­ve), Edith (Dana Gaier) y la irre­sis­ti­ble Agnes (Elsie Fisher)- a quien las adop­ta y éstas ter­mi­nan enter­ne­cien­do su cora­zón. Ade­más Gru está asis­ti­do por unos deli­cio­sos secua­ces que son los “mini­ons”, peque­ños robots de color ama­ri­llo ves­ti­dos con mame­lu­cos azules.

Esta con­ti­nua­ción, según el guión de Cin­co Paul y Ken Dau­rio, nos pre­sen­ta a un Gru total­men­te trans­for­ma­do. Así lo obser­va­mos  ya reti­ra­do como gran villano y con­ver­ti­do en un devo­to padre de fami­lia de las tres huer­fa­ni­tas; al pro­pio tiem­po, don­de vive dis­po­ne de un labo­ra­to­rio super­vi­sa­do por un cien­tí­fi­co bri­tá­ni­co (Rus­sell Brand) y mane­ja­do por los mini­ons (voces de Pie­rre Cof­fin y Chris Renaud, mez­clan­do pala­bras de dife­ren­tes idio­mas), quie­nes tam­bién se dedi­can a cui­dar a las niñas cuan­do Gru se ausen­ta del hogar. 

La ruti­na de Gru se alte­ra cuan­do Lucy Wil­de (Kris­ten Wiig), una agen­te secre­ta que par­ti­ci­pa de una Liga Anti-Villa­na, sale a su encuen­tro con la misión de reclu­tar­lo por encar­go de  Silas Rambs­bot­tom (Ste­ve Coogan), el líder de la orga­ni­za­ción. El pro­pó­si­to es que Gru, con su gran expe­rien­cia en la mate­ria, ayu­de a des­en­mas­ca­rar a alguien que ha roba­do de un cen­tro de inves­ti­ga­ción un car­ga­men­to con­te­nien­do una secre­ta sus­tan­cia tóxi­ca, capaz de mutar a la gen­te en horri­pi­lan­tes mons­truos. Para tra­tar de des­en­mas­ca­rar al ladrón Gru y Lucy comien­zan su tarea detec­ti­ves­ca en un cen­tro comer­cial don­de la Liga cree que se allí se encuen­tra el líqui­do sus­traí­do. La situa­ción se com­pli­ca cuan­do los ado­ra­bles mini­ons de Gru lle­gan a ser secues­tra­dos y son trans­for­ma­dos en horri­pi­lan­tes criaturas. 

Este film no tie­ne la ori­gi­na­li­dad del que lo pre­ce­de pero de todos modos sus rea­li­za­do­res le han impre­so buen rit­mo y han incor­po­ra­do nue­vos per­so­na­jes que agre­gan inte­rés al rela­to; uno de ellos es El Macho (Ben­ja­min Bratt), el sos­pe­cho­so due­ño de un res­tau­ran­te mexi­cano (Ben­ja­min Bratt) con un gran pare­ci­do a un ex villano lla­ma­do El Macho, que es casi cier­to que murió hace algu­nos años, y que podría ser el que se apo­de­ró de la peli­gro­sa sustancia. 

En líneas gene­ra­les, la pobla­ción menu­da está de para­bie­nes con una his­to­ria que, aun­que cier­ta­men­te ende­ble, resul­ta colo­ri­da, entre­te­ni­da y muy risue­ña. Cabe des­ta­car que en esta segun­da par­te los mini­ons, con su len­gua­je inin­te­li­gi­ble pero atra­yen­te, tie­nen mayor par­ti­ci­pa­ción que en la ante­rior y son quie­nes pro­por­cio­nan las situa­cio­nes más joco­sas con sus núme­ros musi­ca­les. El uso del for­ma­to 3D está bien apro­ve­cha­do en la medi­da que con­tri­bu­ye a refor­zar el bri­llo del film per­mi­tien­do que los niños se sumer­jan de lleno en la acción de esta aven­tu­ra agra­da­ble­men­te absurda. 

Con­clu­sión: Agra­da­ble, ame­na y tier­na, esta segun­da par­te deja abier­ta la puer­ta para que en el futu­ro una nue­va secue­la con­ti­núe divir­tien­do. Jor­ge Gutman