THE LONE RANGER. Estados Unidos, 2013. Un film de Gore Verbinski
En principio resulta interesante tratar de resucitar el Far West, un género caro con el que el cine americano ha brindado tantas satisfacciones al público de otras generaciones. Por lo tanto nada mejor que abordarlo con las aventuras de El Llanero Solitario, que tuvo gran repercusión popular desde su nacimiento en 1933 a través de las ondas radiofónicas y posteriormente con la serie televisiva comenzada en 1949 y finalizada en 1957. Si bien ya hubo dos adaptaciones cinematográficas realizadas en 1956 y 1958 ninguna de las mismas logró destacarse y lamentablemente este nuevo intento del realizador Gore Verbinski tampoco pasará a la historia.
En esta versión que comienza en San Francisco en 1933 un indio viejo y en estado decrépito llamado Tonto (Johnny Depp) le cuenta a un niño que está visitando un parque de atracciones, sus aventuras vividas en Texas en 1869. A través de flashbacks se ve como el indígena se llega a vincular con John Reid (Armie Hammer), un joven abogado que se habría de convertir en el famoso llanero solitario. Con él forjará una sólida amistad cuando ambos tratan de de perseguir a Butch Cavendish (William Fichtner), un peligroso criminal que asesinó a Dan (James Badge Dale), el hermano de John. A pesar de las diferentes culturas a que cada uno de ellos pertenece, tanto el nativo americano como el hombre blanco encuentran un terreno común en su cruzada de hacer justicia luchando contra la codicia y la corrupción del medio que les rodea.
Si bien lo que antecede es una rápida sinopsis de su contenido, el film de dos horas y media de duración parece eternizarse y el viaje en común de un nativo americano y un hombre de ley convertido en un paladín justiciero no alcanza mayor relieve debido a varias razones. Entre las mismas se encuentra la caracterización poco sutil del personaje interpretado por Deep en donde a pesar de asumir un rol atípico parece que estuviera actuando en otro capítulo de los Piratas del Caribe con los tics y excesos que aquí evidentemente no cuadran y no producen las risas que se cabría esperar a pesar de sus características bufonescas. No menos importante es que al ver este film uno cree asistir más a las aventuras de Tonto que a las del héroe enmascarado; de allí que uno se pregunte quién es el verdadero protagonista de esta saga donde pareciera que Verbinski y sus guionistas Justin Haythe, Ted Elliott y Terry Rossio se centraron más en el comanche por la simple y llana razón de la presencia de Deep que prefirió ese rol, en tanto que el personaje del llanero carece de matices y resulta unidimensional. Otro motivo que conspira contra la amenidad del film es que la relación de esta singular pareja nunca alcanza la gracia, simpatía y/o química que se suele aguardar de dos personalidades opuestas recorriendo o cabalgando a través de las llanuras y regiones montañosas del oeste. También es curioso remarcar la introducción de personajes secundarios poco aprovechados y que poco o nada agregan a la trama, como es el caso de Helena Bonham Carter en el rol de madama de un burdel disparando balas con su arma de fuego. Finalmente, una narración que se torna fatigosa conspira para que la historia llegue a cautivar.
En líneas generales, sólo en sus minutos finales el relato genera genuina excitación a través de una persecución que tiene lugar entre dos trenes en movimiento al compás de la galopante obertura de la ópera Guillermo Tell de Rossini; lástima que sea tan poco y que llegue demasiado tarde. En los renglones técnicos merecen citarse la acertada música de Hans Zimmer y la muy buena fotografía de Bojan Bazelli captando impresionantes vistas del oeste americano donde entre las mismas se destaca el majestuoso Monument Valley de Utah, lugar donde también han sido filmados varios celebrados westerns de John Ford.
Conclusión: Un western aburrido y carente de emoción. Jorge Gutman