LOUIS CYR: L’HOMME LE PLUS FORT AU MONDE. Canadá 2013. Un film de Daniel Roby
Un siglo antes de que Céline Dion y el Cirque du Soleil hayan llegado a adquirir prestigio internacional como expresiones artísticas de Canadá, este país y más específicamente la provincia de Quebec alcanzó notoriedad con Louis Cyr (1863 – 1912). Se trata de una legendaria figura que forma parte del folclor popular de los francocanadienses quien por su impresionante fuerza de Hércules fue reconocido como “el hombre más fuerte del mundo”. Al cumplirse el sesquicentenario de su nacimiento el realizador Daniel Roby le rinde un sincero tributo en una biografía escrita para la pantalla por Sylvain Guy.
Pese a que resulta difícil relatar toda una vida en poco más de dos horas de metraje, el guión, aunque no totalmente perfecto, trata de abarcar los capítulos más esenciales de este agraciado hombre, desde sus años de juventud hasta su temprana desaparición a los 49 años. Tras un breve prólogo que acontece en 1912, a través de flashbacks el relato comienza en firme en 1878 donde se contempla a la familia de Louis (Antoine Bertrand) viviendo en Lowell, Massachusetts, que como ha ocurrido con muchas otras quebequenses se ha desplazado en procura de mejores horizontes de vida. El joven musculoso trabaja en una fábrica textil con un magro salario pero que al menos ayuda a subvenir las necesidades de los suyos donde todos viven en condiciones muy humildes pero dignas. Un hecho circunstancial, la provocación del cual es objeto por parte de un grupo de inmigrantes irlandeses de la zona, motiva que levante con sus manos una enorme piedra de 233 kilos dejando asombrado a quienes lo están contemplando; a partir de allí adquiere un mayor respeto de la comunidad local así como le habrá de significar el comienzo de una vida completamente diferente a la que venía llevando.
Impulsado por su determinación de querer superarse y con cierto espíritu empresarial que lleva latente, estimulado al principio con la promesa de mejores remuneraciones por un deshonesto promotor de la zona, deja su puesto de obrero para iniciar una gira acompañado de su dulce novia Melina (Rose-Maïté Erkoreka). Al poco tiempo y después de su casamiento, funda un circo ambulante con Melina que le servirá para aumentar la fama de su fuerza extranatural así como consolidar su posición económica.
El relato ilustra otros hitos de su carrera triunfando en los Estados Unidos así como en su provincia natal, a través de números extraordinariamente sorprendentes; como ejemplo merece citarse el ejecutado en el Mechanic’s Hall de Montreal alzando una plataforma cargada de varios hombres con un peso total de 1223 kilos. A todo ello habrá que destacar el reconocimiento de sus méritos que es objeto por parte de la Asamblea de Quebec.
La principal vulnerabilidad de Louis, que lo acosa considerablemente, es su complejo de inferioridad debido a su analfabetismo que trata de ocultar a su esposa y que en determinadas ocasiones lo coloca en serios apuros; en tal sentido llama la atención que a medida que este hombre ha escalado de prestigio y posición económica no haya solucionado esa importante falencia, así como por otra parte resulta extraño que durante muchos años de matrimonio Melina permaneciera ignorante de esa situación. En todo caso, ese hecho hace que este hombre se oponga a los deseos de su única y querida hija Emiliana (Éliane Gagnon), quien demuestra poseer considerable fuerza, de seguir sus pasos; al adoptar la firma decisión de que la joven obtenga antes que nada una educación formal que él careció, provocará en ella una ruptura difícil de enmendar.
La historia de Cyr está bien relatada aunque centrada fundamentalmente en las habilidades de Louis y sin profundizar el contexto social en que se desarrolla la misma. Frente a la muy buena fluidez de la primera parte del relato, su segunda mitad decae un poco al volverse repetitivas las demostraciones de fortaleza que este hombre superdotado realiza públicamente, así como tampoco resulta destacable la parte que transcurre en Londres donde este héroe tratará de competir con otros musculosos contendientes para convertirse en el hombre de mayor fuerza física del mundo. Una observación final se refiere a la relación que Louis mantiene con su hija donde al principio existieron fuertes lazos de comunicación pero que terminan quebrantados cuando ella es impedida de poder cumplir con sus deseos de imitar a su padre y es enviada a un pensionado; eso está explorado en forma epidérmica y sin acabada intensidad dramática.
El film cuenta con muy buenas actuaciones, comenzando con Bertrand quien carga todo el peso del relato; el actor transmite cabalmente la personalidad atractiva, bonachona y decente de Louis que aprovechando las dotes que la naturaleza le ha brindado sabe utilizarlas aplicando entusiasmo y determinación para triunfar en la vida y cambiar su destino. A su lado se luce Erkoreka como la abnegada esposa de carácter firme que a pesar de su condición intelectual superior a la de Louis, en ningún momento trata de resaltar ese factor y menos aún desmerecerlo; también es destacable la participación de Guillaume Cyr como Horace, el íntegro amigo y asistente de Louis.
En la parte técnica, cabe distinguir la notable fotografía de Nicolas Bolduc y la magnífica reconstrucción de época de Nueva York y de Quebec de fines del siglo 19 y principios del 20.
Conclusión: Sin ser excepcional, Louis Cyr es un buen entretenimiento ilustrando a un mito popular de Quebec. Relatado en forma sencilla pero elocuente, el film de Roby deja una positiva impresión al espectador. Jorge Gutman