Una Medio­cre Far­sa Sexual

LOS AMAN­TES PASA­JE­ROS. Espa­ña, 2013. Un film escri­to y diri­gi­do por Pedro Almodóvar

Dejan­do de lado un con­jun­to de melo­dra­mas de con­si­de­ra­ble nivel artís­ti­co, Pedro Almo­dó­var deci­dió vol­ver a la come­dia que tan­tas satis­fac­cio­nes le pro­por­cio­nó en los ini­cios de su carre­ra, como lo fue­ron, por ejem­plo, Pepi, Luci, Bom (1980) y Muje­res al Bor­de de un Ata­que de Ner­vios (1987) que le valió una nomi­na­ción para el Oscar a la mejor pelí­cu­la extran­je­ra en 1988. Lamen­ta­ble­men­te decir­lo, pero Los Aman­tes Pasa­je­ros es un film que magro favor le hace al exce­len­te curri­cu­lum del realizador.

El muy débil guión des­cri­be el serio pro­ble­ma que atra­vie­sa en pleno vue­lo una aero­na­ve que par­tió de Madrid con des­tino a Méxi­co, cuan­do se detec­ta que su con­trol de ate­rri­za­je está ave­ria­do; por esta razón, el avión comien­za a cir­cun­va­lar la ciu­dad de Tole­do en pro­cu­ra de que la torre de con­trol encuen­tre un aero­puer­to libre para que el pilo­to (Anto­nio de la Torre) y el copi­lo­to (Hugo Sil­va) de la nave pue­dan inten­tar un ate­rri­za­je for­zo­so. Mien­tras tan­to y para no asus­tar a los pasa­je­ros, los sobre­car­gos deci­den dro­gar a los que via­jan en la cla­se eco­nó­mi­ca para que al que­dar pro­fun­da­men­te dor­mi­dos igno­ren la gra­ve­dad de la situa­ción. Fren­te a los hechos des­crip­tos, los pocos pasa­je­ros de la cla­se eje­cu­ti­va serán los que gra­dual­men­te se impon­drán de la situación.

Con el inten­to de ofre­cer una sáti­ra, el guión con­vier­te a los tres sobre­car­gos mas­cu­li­nos (Javier Cama­ra, Raúl Aré­va­lo y Car­los Are­ces) en una absur­da cari­ca­tu­ra de homo­se­xua­les mar­ca­da­men­te afe­mi­na­dos, como los que el cine solía des­cri­bir años atrás para pre­sen­tar a per­so­na­jes de la mis­ma orien­ta­ción sexual. A todo ello se lle­ga a saber que el coman­dan­te de la nave es bise­xual, en tan­to que su copi­lo­to es en prin­ci­pio heterosexual.

Cecilia Roth

Ceci­lia Roth

Los per­so­na­jes de la cla­se eje­cu­ti­va repre­sen­tan dife­ren­tes arque­ti­pos que de algún modo Almo­dó­var podría aso­ciar­lo con los que con­vi­ven en la reali­dad espa­ño­la. Entre los mis­mos se encuen­tra un esta­fa­dor (José Luis Torri­jo) de guan­te blan­co huyen­do del país y cuyo impe­ca­ble aspec­to jamás daría la impre­sión de ser­lo; una mujer vir­gen y viden­te (Lola Due­ñas) quien ávi­da de sexo encuen­tra la oca­sión para prac­ti­car­lo con un pasa­je­ro dor­mi­do de la cla­se eco­nó­mi­ca; un mexi­cano (José María Yaz­pik) que es un ase­sino a suel­do ade­más de ser ase­sor esta­tal; una sofis­ti­ca­da domi­na­do­ra sexual (Ceci­lia Roth) que decla­ra haber fil­ma­do a 60 clien­tes de la esfe­ra polí­ti­ca espa­ño­la y mexi­ca­na con las que ha esta­do vin­cu­la­da; una pare­ja de recién casa­dos (Miguel Ángel Sil­ves­tre y Laya Mar­ti) quien para rela­jar ten­sio­nes se entre­ga sexual­men­te en los asien­tos del avión; final­men­te se encuen­tra un popu­lar actor (Gui­ller­mo Tole­do) man­te­nien­do des­de el avión con­fe­ren­cias tele­fó­ni­cas con su men­tal­men­te ines­ta­ble novia a pun­to de sui­ci­dar­se (Paz Vega) y pos­te­rior­men­te con su ex aman­te (Blan­ca Suá­rez), quie­nes se encuen­tran en Madrid.

El serio pro­ble­ma del film es que esta pre­ten­di­da sáti­ra care­ce de la míni­ma gra­cia o chis­pa nece­sa­ria para resul­tar media­na­men­te entre­te­ni­da. Más aún, gran par­te de su rela­to se basa en recur­sos de bajo nivel con el pro­pó­si­to de pro­du­cir un humor que no exis­te; es por eso que uno se pre­gun­ta dón­de se encuen­tran el des­en­fa­do y la iro­nía que Almo­dó­var solía uti­li­zar en sus come­dias de anta­ño. Aquí, mez­clan­do sexo con dro­gas se lle­ga a esce­nas sin mucho sen­ti­do que tra­tan de for­zar la risa del espec­ta­dor. Así, se con­tem­pla a la tri­pu­la­ción y a los pasa­je­ros des­crip­tos ante­rior­men­te con­su­mien­do bebi­das alcohó­li­cas mez­cla­das con dro­gas alu­ci­nó­ge­nas para comen­zar a libe­rar­se sexual­men­te; un ejem­plo es el del coman­dan­te de la nave ocul­tán­do­se en el baño para hacer el amor con uno de los “aza­fa­tos”. No menos ridícu­lo es el núme­ro musi­cal cari­ca­tu­res­ca­men­te coreo­gra­fia­do en que los tres auxi­lia­res de vue­lo “entre­tie­nen” a los pasa­je­ros con el tema “I’m So Exci­ted” can­ta­do por el gru­po The Poin­ter Sisters.

Los exce­len­tes diá­lo­gos que Almo­dó­var sue­le emplear en sus fil­mes, aquí están com­ple­ta­men­te ausen­tes. Más aún, muchos pecan por su dudo­so gus­to y en algu­nos casos rozan lo esca­to­ló­gi­co, don­de por razo­nes de buen tino es mejor no describir.

Aun­que nadie espe­ra­ría que exis­ta un cli­ma dra­má­ti­co den­tro de la sáti­ra pro­pues­ta, el públi­co leal a Almo­dó­var se sen­ti­rá decep­cio­na­do. No solo por­que el film es deci­di­da­men­te medio­cre, sino por­que nadie espe­ra­ría que este inte­li­gen­te direc­tor pudie­ra gene­rar un rela­to bur­do que bien pue­de ase­me­jar­se a algu­nas de las pedes­tres come­dias sexua­les de ado­les­cen­tes que el cine de Holly­wood sue­le ofre­cer de tan­to en tanto.

Con­clu­sión: Resul­ta difí­cil ima­gi­nar que Los Aman­tes Pasa­je­ros lle­ve la fir­ma de uno de los más gran­des rea­li­za­do­res de la cine­ma­to­gra­fía actual. En todo caso es de aguar­dar que en su pró­xi­mo tra­ba­jo Almo­dó­var se encuen­tre más ins­pi­ra­do para con­ti­nuar ofre­cien­do el cine de cali­dad a que nos tie­ne acos­tum­bra­do. Jor­ge Gutman