DON JON. Estados Unidos, 2013. Un film escrito y dirigido por Joseph Gordon-Levitt
Joseph Gordon-Levitt debuta en su condición de guionista y director además de reservarse el papel protagónico en un relato que plantea el dilema sobre si la pornografía es capaz de proporcionar al género masculino mayor satisfacción que el verdadero sexo. Tomando como referencia al personaje principal de este film, el novel cineasta aprovecha la existencia de la red de Internet ‑que sin duda ha cambiado por completo los hábitos culturales de la época en que se vive- para ilustrar hasta qué punto ciertos sitios web pueden contribuir a estimular una adicción masculina hacia el sexo opuesto que a la postre despoja a las relaciones amorosas de todo contenido romántico.
Jon (Gordon-Levitt) es un joven veinteañero que goza concluyendo su diaria jornada en clubes nocturnos para conquistar con su natural carisma a cuanta beldad se le ofrezca en el lugar para disfrutar del sexo de una noche sin compromiso alguno. Sin embargo, al no quedar totalmente satisfecho este particular Don Juan complementa su insaciable apetito carnal viendo en línea a sensuales mujeres; las imágenes contempladas le sirven para estimular su imaginación y disfrutar del solitario placer de la masturbación. Como fiel muchacho católico que suele acudir a la misa dominical busca en la confesión semanal la absolución a sus pecadillos para de este modo quedar libre de culpa y cargo y poder proseguir nuevamente con sus hábitos.
Todo cambia cuando en una de sus correrías nocturnas llega a conocer a Bárbara (Scarlett Johansson), una sensual belleza de la que termina enamorándose; sin embargo, ella le dará cierto trabajo para lograr conquistarla dado que prefiere mantener con él una tradicional relación romántica antes de consumar el amor que los une. Prontamente Jon comienza a comprender que Bárbara es la mujer de su vida, aunque su atracción hacia la pornografía disminuye pero sin desaparecer; cuando ella llega a descubrir sus discutibles costumbres sexuales la relación se deteriora.
Tal como está presentada, esta historia resulta demasiado ligera como para ser considerada seriamente; de ningún modo queda expuesta la causa de la adicción de Jon que lo convierte en un obsesionado sexual y menos aún incursiona en las consecuencias negativas que puede acarrear el hábito del muchacho. Con todo, las instancias más realistas del relato tienen lugar en la relación que Jon mantiene con Esther (Julianne Moore), una mujer de edad media que termina siendo su confidente y que de algún modo trata de atemperar la herida sentimental producida por su malograda experiencia con Bárbara.
Gordon-Levitt no descarta el humor para evitar que el relato resulte tedioso, aunque pueda recurrir a situaciones que lindan con la caricatura. Así, además de las risueñas escenas de confesión de Jon hacia el cura, resulta divertido contemplar el entusiasmo no disimulado que experimenta el padre de Jon (Tony Danza) al quedar embelesado con la presencia física de de Bárbara cuando ella es invitada a compartir una comida con la familia de su novio.
Conclusión: Sin que resulte trascendente, la película es aceptable por la simpatía innata que despierta Gordon-Levitt dentro del contexto de un relato liviano que trata de apartarse de las comedias románticas convencionales. Jorge Gutman